Murió Sergej Khoružij, gran teólogo ruso y experto en física
Tras la caída del comunismo, fue uno de los primeros en difundir los textos de los grandes filósofos y teólogos rusos. Durante la época soviética adhirió al llamado “disenso interior”. Fue miembro de la Comisión Bíblico-teológica del Patriacado de Moscú. Su “antropología sinérgica” es una inspiración para un verdadero renacimiento de la fe y de la cultura en un mundo cada vez más secularizado.
Roma (AsiaNews) - Uno de los más importantes teólogos rusos contemporáneos, Sergej Khoružij, murió ayer, a la edad de 78 años. Físico, filósofo y teólogo, para el gran público devino conocido gracias a su traducción del Ulises y de otros libros de James Joyce. Tras obtener la licenciatura en Física en 1964, en 1967 se especializó en el Instituto Superior de Matemáticas de Moscú, y se dedicó a la física teórica. Al mismo tiempo, cultivaba sus intereses filosóficos y literarios, y tras la caída del comunismo, fue uno de los primeros en difundir los textos de los grandes filósofos y teólogos rusos. Fue miembro de la Comisión bíblico-religiosa del Patriarcado de Moscú.
En 1964, Khoružij publicó una antología comentada, cuyo título es muy significativo: Luego de la interrupción: los caminos de la filosofía rusa. En esta obra, él entregaba a los lectores y estudiosos algunos textos de Pavel Florenskij, Sergej Bulgakov, Lev Karsavin, Aleksej Losev y muchos más; en definitiva, los grandes protagonistas de la filosofía religiosa rusa de principios del siglo XX, en los cuales él mismo procuraba inspirarse. El año anterior, en 1933, fue recibido en la sección filosófica de la Academia de Ciencias, luego de una vida dedicada a la investigación de la matemática y la física.
Como muchos otros profesores universitarios de la época soviética, Khoružij conservó los lazos intelectuales con la cultura ortodoxa y con las tradiciones rusas anteriores, sin exponerse en los movimientos del disenso, y adhiriendo en su lugar al llamado “disenso interior”, en el que la diversidad respecto a la ideología dominante solo era compartida con unos pocos amigos y seguidores. Algunos docentes incluso llegaron a publicar alguna que otra obra no alineada, o realizar seminarios no-oficiales con los estudiantes, y gracias a ellos, la cultura religiosa rusa volvió a florecer en tiempos de libertad.
Sergej Khoružij también intentó proponer su original interpretación de la filosofía de la teología rusa, pero no se limitó a republicar obras y comentar textos pre-revolucionarios. En 1999 publica en Nueva York el ensayo La Filosofía y la ascesis, justamente tratando de entablar un diálogo entre la flosofía rleigiosa y la tradición de los monjes hesicastas, en una síntesis que él definió como “antropología sinérgica”. Él veía en la práctica hesicasta, es decir, en la búsqueda de la “paz interior”, el principio de una visión del mundo en su totalidad.
En el 2005 funda en Moscú el “Instituto de Antropología Sinérgica”, que por años fue el motor de un gran diálogo filosófico-teológico en Rusia, y a nivel internacional. En la gran tradición de la patrística oriental, patrimonio de la Ortodoxia, él veía un tesoro para ser compartido no solo con las demás confesiones, sino también con la cultura laica y científica, un diálogo en el cual él mismo se había templado durante los largos y duros años soviéticos.
Khoružij tuvo numerosos discípulos, amistades por correspondencia y amigos en muchos países, inclusive en Italia, y colaboró con muchas instituciones católicas. Sin duda su pensamiento y sus obras seguirán inspirando un verdadero renacimiento de la fe y de la cultura, especialmente en vista de los desafíos de un mundo cada vez más secularizado, pero necesitado de redescubrir las verdaderas “sinergias antropológicas” que le permiten al hombre encontrar a Dios en cada dimesión de la vida.
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