Mundial: Religiosa filipina saca tarjeta roja a Qatar por violación de derechos
En las obras de construcción de los estadios e infraestructuras murieron 6.500 trabajadores migrantes. Pero la violencia también afecta a las trabajadoras domésticas, que son explotadas o maltratadas por sus empleadores. La Iglesia alemana promueve una campaña cuyo rostro visible es la monja benedictina y activista Mary John Mananzan.
Doha (AsiaNews) - Tarjeta roja para Qatar por la falta de respeto a los derechos humanos y la explotación de los trabajadores migrantes. Ya sean los trabajadores contratados en las obras de construcción de los estadios para la Copa del Mundo, un acontecimiento "histórico y controvertido" que comenzará el 20 de noviembre, o las empleadas domésticas. La Iglesia alemana ha lanzado una campaña con un fuerte valor simbólico en la que participa una religiosa filipina (en la foto) que años atrás se hizo famosa por sus luchas en favor de los derechos humanos, además de ser una respetada educadora especialista en Teología.
Las cifras, que dan testimonio de una auténtica carnicería, justifican la batalla. Según The Guardian, desde la asignación de la máxima competición futbolística del planeta hace diez años, murieron en las obras que llevó a cabo Qatar cerca de 6.500 inmigrantes procedentes de India, Pakistán, Nepal, Bangladesh y Sri Lanka. Muchos de ellos trabajaron con temperaturas de 50 grados y en condiciones de vida extremadamente míseras. Y no es casualidad que la competición se desarrolle en noviembre y diciembre y no siguiendo el tradicional calendario de junio y julio, cuando el clima de la región es prohibitivo. Para los futbolistas, claro, pero no para los que han pasado años bajo el sol abrasador construyendo las instalaciones.
Cuando falta menos de un mes para que comience la competencia, la Iglesia alemana, a través de la ONG Missio, ha lanzado la campaña en la que participa la hermana filipina Mary John Mananzan, una religiosa benedictina que ya ha protagonizado muchas batallas en el país y en el extranjero. La monja agita la tarjeta roja para Doha, símbolo de una política basada en la explotación para conseguir objetivos que también comparten varias petromonarquías y emiratos del Golfo.
Si bien uno de cada seis nativos de Qatar puede contar con ingresos millonarios, al menos nueve de cada 10 residentes son extranjeros, y la gran mayoría proceden del sur del continente, del Sudeste asiático y de África El costo de la vida es alto, pero el salario mínimo es de solo 280 euros al mes, insuficiente para cubrir todos los gastos. A lo largo de los años, Doha ha introducido algunas formas de protección que no obstante no son suficientes para satisfacer los legitimos requerimientos de plena dignidad del trabajador.
Pero las situaciones de explotación que bordean la esclavitud no afectan solo a los trabajadores de la Copa del Mundo sino también a muchas empleadas domésticas extranjeras (173.000 según algunas estimaciones) contratadas por las familias de ciudadanos (más o menos) ricos de Qatar. Y en ellas se propone centrar el foco la campaña, recogiendo historias y testimonios de personas obligadas a trabajar hasta 15 o 20 horas diarias, a menudo los siete días de la semana, por sólo 230 euros. Missio también denuncia los abusos y violaciones que sufren "nueve de cada 10 mujeres" en el emirato, sin poder acogerse a la protección legal porque los tribunales castigan a las víctimas por mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio y dejan impunes a los agresores. Y si las declaran culpables, corren el riesgo de ser azotadas y encarceladas.
Una de estas 173.000 víctimas es la filipina Jeannie Dizon, que fue contratada para cuidar a un niño pequeño y luego la obligaron a cocinar, lavar y limpiar para una familia de ocho personas, 15 horas al día, por una compensación diaria de alrededor de un euro. Su jornada comenzaba a las 4 de la mañana después de haber descansado unas pocas horas en una habitación sin ventanas, víctima del acoso de su empleador. Esta situación la empujó a regresar a su casa, pero solo se lo permitieron después de firmar un acuerdo de confidencialidad sobre los abusos.
Por lo general las mujeres se ven obligadas a aceptar la violencia en silencio porque necesitan enviar dinero a las familias en sus países de origen. Missio cita a Nepal como ejemplo, donde una cantidad sustancial de divisas proviene de empleadas domésticas que emigraron a Doha. La campaña de Missio, bajo el lema "Protege a las mujeres en Qatar", se propone continuar después de la Copa del Mundo. “¡Esta legislación es cruel con las víctimas!. Hay que derogarla”, afirma con contundencia la hermana Mary John mientras agita la tarjeta roja.