Mumbai: jóvenes seminaristas entre los tribales adivasi, para experimentar los desafíos de la misión
Los seminaristas del primer año estaban divididos en cuatro grupos. Todos estudian en el St. Pius College de Goregaon (Este). Transcurrieron una semana en los pueblos sobre las colinas de Maharashtra. Vivir con la población pobre “les hizo comprender cuántas bendiciones poseen”.
Mumbai (AsiaNews)- Una semana en los pueblos tribales de Maharashtra, para tocar con sus propias manos los desafíos de la misión y ser más conscientes de su propia vocación. Es lo que sucedió a cuatro grupos de “Orientales”, los seminaristas del primer año del St Pius College de Goregaon (Este) de Mumbai. Los alumnos del seminario de la aruidiócesis eran guiados por el p. Jervis D´Souza, un profesor, que los condujo a la misión de Mahad, en las colinas, donde viven los tribales adivasi. Los seminaristas vivieron con la población, experimentando las dificultades cotidianas, como la falta de electricidad y agua corriente. Pero también “han aprendido a apreciar-dice el sacerdote-lo que tienen o poseen y comprendido el valor de los trabajos manuales (a menudos considerados inferiores, ndr) que los tribales aceptan y desarrollan sin quejarse”.
La experiencia misionera de los seminaristas se desarrolló a partir del 15 de octubre, en previsión de la Jornada misionera mundial que se celebrará el domingo siguiente. Los jóvenes llegaron a la misión del p. Carlton Kinny, que de hace 27 años trabaja en manera incesante y altruista en el distrito de Raigad, junto al p. Elías D´Cunha y a las hermanas Hijas de la Cruz. Aquí se dividieron en cuatro grupos, cada uno de los cuales fue destinado a un pueblo de la zona, poblada en su mayoría por adivasi de etnia katkari. Antes de iniciar la semana de servicio, narra el p. D´Souza, “fueron in vitados a observar a los adivasi, que están del todo satisfechos de su propia vida y del contexto en el cual viven y desafiados por la propia vida y del contexto en el cual viven y desafiados a encontrar la misma satisfacción en sus propias existencias”
El primer grupo fue llevado a Dehwad. Aquí la marca de los misioneros es visible, a partir de las habitaciones construidas con ladrillos, en vez que de barro. En el pueblo hay un jardín de infantes y una escuela primaria, casi todas las zonas tienen corriente eléctrica y recientemente hay construido nuevos baños. Pero los seminaristas “se maravillaron por la falta de un sistema educativo”. “Sólo poquísimas personas han frecuentado las escuelas y muchos jóvenes de menos de 30 años son ya abuelos”. El profesor explica que “no obstante tres decenios de esfuerzo social por parte de los misioneros, todavía existe una elevada tasa de matrimonios de menores de edad. El sistema de las castas es fuerte a nivel social y subsisten antiguos tabú y tradiciones hechiceras. Las personas no tienen conciencia de sus propios derechos y hasta ahora desconfían de los misioneros”. Mirando las dificultades cotidianas de esta población, casi todos campesinos sin tierra, “el grupo tomó conciencia de cuánto hayan sido afortunados”. “Esta experiencia hizo tomar conciencia de las numerosas bendiciones que poseen”.
El segundo grupo fue a otro pueblo, “donde se sorprendió por la diferencia entre el estilo de vida del seminario y el de los katkari. Por ejemplo, la mañana no era necesario el despertador: era el canto de los gallos que los despertaba. Observando el trabajo manual, el grupo comprendió el valor que eso tiene para los habitantes del pueblo, que soportan grandes fatigas sin quejarse”.
Otro grupo visitó a las 50 familias del pueblo de Khumbarde. Aquí los niños son alentados para que frecuenten la escuela y son premiados con una rupia al día. Los del lugar gastan este dinero para la comida cotidiana, sin preocuparse en buscar dinero para nutrir a los familiares.
El cuarto grupo fue a Palasgaon, donde tuvo la ocasión de aprender y hablar el dialecto marathi, fundamental para romper las barreras lingüísticas con los tribales.
A través de esta experiencia de misión, “los seminaristas han entendido cuánto sea duro el trabajo de los sacerdotes, de los laicos y de los religiosos”. “Ellos necesitan cada día el apoyo de la oración”. “Los jóvenes comprendieron mejor la realidad, profundizando su propia prospectiva de vida”. Esperemos- dice el p, D´Souza- que alguno de ellos elija el camino de la misión”.
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