Mumbai rinde homenaje a la hna. Rosita, el ángel de los presos
Falleció a los 92 años la religiosa que fue pionera del ministerio en las cárceles de la Iglesia católica india. Ante los prejuicios contra los presos, le gustaba repetir: "Si Cristo no discrimina, ¿por qué nosotros, que decimos ser sus discípulos, no podemos hacer lo mismo?".
Mumbai (AsiaNews)- La comunidad católica de Mumbai dio ayer el último adiós a la hermana Rosita Gomes, religiosa de las Hermanas Franciscanas Hospitalarias de la Inmaculada Concepción y pionera de la pastoral con los presos en la gran metrópoli india. Falleció en la casa de su instituto en Bandra, tras más de setenta años de vida religiosa. En noviembre habría cumplido 92 años.
La hna. Rosita era conocida por su trabajo con los pobres y marginados. Ya en 1967, cuando vivió en el convento de Agra, había promovido la construcción de casas para leprosos. Pero se la recuerda sobre todo por el impulso que dio al nacimiento de la pastoral penitenciaria en la India. A principios de la década de 1980, incluso antes de que se creara este ministerio en la Conferencia Episcopal India, comenzó a llevar cartas para los presos y sus familias en Mumbai, y también a visitar todas las semanas la cárcel de menores para hacer encuentros de oración y organizar actividades recreativas.
La Providencia de Dios se encargó de mostrarle su camino: le pidieron que fuera a ver a la cárcel a un hombre que había matado accidentalmente a su esposa. La hna. Rosita comenzó a visitarlo regularmente y a llevar sus cartas a sus hijos para ayudarlos a mantener buenas relaciones. Pero durante esas visitas conoció a otros 21 presos católicos y comprendió la importancia de que hubiera una persona que se dedicara a facilitar el contacto entre ellos y sus familias. Luego fue el turno de 42 adolescentes católicos que se encontraban en la cárcel de menores por drogadicción, y comenzó a dedicarse a su rehabilitación y a ayudarlos a reintegrarse en la sociedad.
Le gustaba repetir las palabras de Jesús: “Estaba en la cárcel y me visitasteis: entrad ahora en el Reino de los Cielos”. Desde 1983 la hna. Rosita organizó misas y programas culturales en la cárcel policial de Bandra y en el centro de menores de Umerkhadi. A pesar de su avanzada edad, siguió visitando estos lugares hasta hace pocos años, llevando alimentos y otros regalos, especialmente en Navidad y Pascua y el 14 de agosto, fiesta de San Maximiliano Kolbe. La hna. Rosita también invitó a muchos laicos a colaborar con ella en el ministerio en las cárceles y se ocupaba de obtener los permisos necesarios.
Decía que, “la Iglesia, en particular, tiene un deber especial con los marginados y aquellos que languidecen en los centros de detención y las cárceles. Muchos de ellos sin tener culpa alguna, porque son víctimas de estructuras injustas y opresivas. Si Cristo no discriminó, ¿por qué nosotros, que decimos ser sus discípulos, no podemos hacer lo mismo? ¿Por qué no dejar que nuestro cristianismo cobre vida, llevando el mensaje de justicia, paz y amor de Dios a los que están encerrados en prisión?
La hna. Rosita también era conocida por su devoción al Vía Crucis. Desde hace más de veinte años hizo revivir la devoción del Vía Crucis en las seis calles internas de la periferia de Bandra todos los viernes de Cuaresma. Era una misionera incansable, que respondía a las necesidades de su tiempo. Otra misión en la que participó activamente fue la de ayudar a niños huérfanos e indigentes, acogiéndolos en el internado del colegio y cuidando de ellos hasta que terminaban sus estudios.
El P. Vernon Aguiar, rector de la Basílica de Nuestra Señora del Monte que la acompañaba y celebraba la Misa en la cárcel, dijo en la homilía del funeral: “La hna. Rosita era una persona de gran fe, fiel a Dios, a la Iglesia y a su congregación, y se alimentaba constantemente de los sacramentos en una relación profunda con Jesús en el buen trabajo que realizó. Su memoria permanecerá viva en el amor que llevó a la vida de tantas personas".
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