Mujeres y derechos, activista indonesia: Ahora igualdad y justicia de género
La activista es la secretaria general de la Coalición de las mujeres indonesias para la justicia y la democracia. Su organización animó la campaña para el aumento de la edad mínima para el matrimonio. Llevadas a la Corte constitucional los trágicos testimonios de algunas “esposas niñas”.
Yakarta (AsiaNews) –Después del aumento de la edad mínima al cual las mujeres pueden casarse, el próximo paso para realizar en Indonesia es una ley sobre la igualdad y la justicia de género. Lo declara a AsiaNews Dian Kartikasari, secretaria general de la Coalición de las mujeres indonesias por la justicia y la democracia (Koalisi Perempuan Indonesia, Kpi). Fundada en1998, la KPI contribuyó en modo decisivo en la histórica decisión del parlamento de llevar de 16 a 19 años el límite de edad para las esposas.
Según los datos de la Coalición, el 27% de los niños indonesios viene involucrado en matrimonios infantiles. El número de las mujeres es más alto respecto al de los varones. En el mundo indonesia es el 7° país por este género de uniones; en Asia, es segunda sólo a Camboya. “Las razones que están detrás del fenómeno-explica Kartikasari – son ante todo culturales; para muchos una joven que se casa pronto deja de ser un peso para la familia. También la pobreza juega un rol de relieve. A esto se agrega la convicción de las comunidades islámicas más conservadoras, que ven en el matrimonio precoz un modo para evitar la actividad sexual de los jóvenes. Afortunadamente, el aumento de la edad mínima corresponderá no sólo a las autoridades civiles sino también a los tribunales religiosos, que hasta ahora han contribuido a la difusión de la práctica”.
“La campaña por el aumento de la edad mínima- narra la secretaria general de la KPI- inició en 2010, cuando pedimos al gobierno cambiar la Ley sobre el Matrimonio, en vigor desde 1974. En esa época, Yakarta nos respondió que hacerlo sería demasiado complicado. Entonces nos dirigimos al Parlamento, donde no logramos superar a la oposición de los grupos religiosos más conservadores. En el año 2014 cambiamo estrategia e interpelamos a la Corte constitucional para que se expresase sobre el Art. 7, que es el que fijaba el límite de edad mínimo para el matrimonio.Frente a un primer insuceso, nos dimos cuenta que era necesario juntar más datos e informaciones, para representar lo mejor posible la importancia de la cuestión”.
“Nos confrontamos con los miembros de la Coalición que en el pasado fueron víctimas de esta práctica- prosigue Kartikasari –.Les hemos pedido si estaba dispuestas a contar su propia experiencia delante de los jueces de la Corte constitucional. Finalmente en diciembre de 2018 aceptó nuestros pedidos y exhortó a los parlamentarios a modificar la normativa. Las historias que llevamos al tribunal son realmente trágicas. Está la de Mariati, que a los 13 años fue obligada por el padre a casarse con un amigo de familia, con el cual él había adquirido una deuda después de haber perdido en un juego de azar. Poco después la niña quedó embarazada, pero el niño que llevaba en su seno murió durante el parto. Otro testimonio lo dio Rahmina. La madre de la joven era muy pobre, por lo tanto pensaba que con el matrimonio de la hija habría resuelto todos sus problemas. Rahmina se casó 4 veces: la primera a solo 12 años, luego a los 16 y al final a los 26. Durante el segundo matrimonio, era explotada preparando de comer para los campesinos que trabajaban para su marido. Un día fue mordida por una serpiente: la infección provocada por el veneno le costó la amputación de una pierna. Frente a la discapacidad, el marido decidió abandonar a Rahmina.
El voto parlamentario del pasado 16 de septiembre es para la Coalición una grande victoria. Sin embargo, concluye la secretaria de la KPI, “hay todavía mucho trabajo que hacer: el próximo paso que hay que realizar es un ley de igualdad y la justicia de género. Es algo muy difícil de obtener, sobre todo a causa de los movimientos islámicos conservadores. Promoviendo interpretaciones del islam de inspiración medio oriental, los radicales rechazan nuestras propuestas porque según ellos representan una amenaza a la autoridad y al poder del hombre en la sociedad. Pero en esta batalla no estamos solos, porque estamos apoyadas por diversos líderes musulmanes progresistas y moderados que subrayan: la igualdad de género forma parte de las enseñanzas islámicas. De nuestra parte están también las otras comunidades religiosas: cristianos, budistas, hindúes, que nos apoyan”.