Mujer y catequista, la historia de Hembrom
En Bangladés, muchas mujeres colaboran con la Iglesia a tiempo completo recorriendo los pueblos más remotos para proclamar el Evangelio y preparar a adultos y niños para el bautismo. El testimonio de una viuda santal de cuarenta años: "Hablando con ellos en mi idioma puedo llegar hasta el fondo del corazón. Quisiera seguir siendo catequista toda la vida".
Naogaon (AsiaNews) - Estos son días intensos para la catequista Maloti Hembrom. Con motivo de la Pascua, cientos de personas de la parroquia de Bhutahara, en Naogaon, recibirán el bautismo, y están a cargo de ella. Hembrom, de 40 años, le cuenta a AsiaNews: “Soy catequista a tiempo completo. Mi responsabilidad es enseñar la catequesis a los adultos y a los niños que quieran recibir a Jesucristo como su Señor. También ayudo a los sacerdotes y religiosas en las liturgias y en los encuentros de oración en los pueblos más lejanos”.
En Bangladesh, cada diócesis tiene catequistas que colaboran con sacerdotes y religiosas en este servicio. Su contribución activa permite cada año aumentar el número de cristianos. Y es un ministerio en el que las mujeres juegan un papel muy importante. Actualmente Maloti Hembrom acompaña a los grupos de catecúmenos de 11 pueblos que recibirán el bautismo en el futuro; los visita a menudo para enseñar y predicar.
Hembrom es una viuda de la etnia santal, madre de dos hijos. Estudió en un albergue y se sintió atraída hacia el cristianismo por la vida de un misionero del PIME, en la parroquia de Chandpukur. “Desde que era niña - dice ella - me gustaban los cristianos. Más tarde, en 2016, recibí el bautismo y desde entonces decidí que dedicaría mi vida a anunciar el Evangelio. Después mis padres también recibieron el bautismo”.
Comenzó como catequista voluntaria y en 2020 se convirtió en un compromiso de tiempo completo. En este último mes estuvo 12 días fuera de casa para predicar y enseñar la fe. Sus hijos viven en un albergue de la iglesia. La catequista dice que ama esta vida: “Todos los días visito nuevos pueblos y estoy en medio de indígenas que adoran la naturaleza, los árboles, las divinidades hindúes. Comparto con ellos la historia de Jesús y la vida del cristiano. Nunca digo abiertamente que reciban a Jesús, son ellos los que voluntariamente piden recibir el bautismo. Comprendo que para tocar su corazón lo que cuenta sobre todo es nuestro comportamiento y el Espíritu que obra a través de nosotros”.
Maloti Hembrom explica que a las comunidades tribales no cristianas les gusta la vida y la oración de los católicos. Dice que ser mujer no le ha creado ninguna dificultad especial en esta tarea: “Generalmente visito a personas que no conocen a Jesús pero tienen sed de saber. Como santal, puedo hablar con ellos en mi idioma y llegar hasta lo más profundo de sus corazones. Quisiera seguir siendo catequista toda mi vida”.
El padre Swapon Martin Purification, sacerdote de la parroquia de Bhutahara, admira a Maloti Hembrom y a las otras catequistas. “Desde nuestro punto de vista - observa - son muy confiables. No beben, no fuman y dedican más tiempo a su trabajo que sus compañeros varones”.
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