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Mosul Eye: diez años después del Isis, los ojos de un pueblo herido que renace

de Dario Salvi

En el aniversario de la caída de la ciudad iraquí en manos del movimiento islamista radical, Omar Mohammed -el bloguero que ha narrado las brutalidades- conversa con AsiaNews sobre la importancia de la memoria, la visita del Papa en 2021 y el desafío de una reconstrucción basada en la "inclusión". Patriarca caldeo Sako: la memoria de la violencia yihadista estimula la construcción de un Estado "civil y democrático".

Milán (AsiaNews) - En estos días se cumplen 10 años del surgimiento del Isis en Mosul, con su posterior expansión a lo largo de la llanura de Nínive hasta conquistar la mitad de los territorios de Siria e Irak en sólo dos años. Un aniversario que, a pesar de la posterior derrota del movimiento islamista en el norte de Irak, por muchas razones sigue representando una herida abierta, en la que la lucha contra la ideología radical sigue siendo un problema sin resolver. Así lo afirma hoy en una larga reflexión publicada en la página web del patriarcado, el cardenal primado caldeo Louis Raphael Sako, que habla de "acontecimientos dolorosos grabados en la memoria". 

Para evitar que en el futuro vuelvan a repetirse tragedias similares, el prelado reclama una vez más "soluciones duraderas", empezando por políticas de desarrollo que frenen el éxodo de cristianos. A ello une el cardenal la lucha contra las milicias, el estudio de la historia cristiana y la construcción de "un Estado verdaderamente civilizado y democrático". Para recordar la década transcurrida desde una de las páginas más oscuras de la historia moderna no sólo de Irak, sino de toda la comunidad mundial, AsiaNews entrevistó a Omar Mohammed, autor de Mosul Eye. Una de las escasísimas voces que, a riesgo de su vida, se adentró en aquellos terribles días para presenciar el abismo de brutalidad y barbarie de los milicianos. 

"¿Podría haberse evitado? ¿Había alguna posibilidad de evitar el colapso de Mosul y "el impacto dramático" en su población, en su "estructura social" que ha quedado trastocada, en su historia que "ha cambiado para siempre"? Estas son las preguntas que se plantea, 10 años después del ascenso del Estado Islámico (EI, antiguo Isis), el erudito, periodista ciudadano y bloguero Omar Mohammed que, a través de su página "Mosul Eye", ha relatado las atrocidades cometidas por los yihadistas en la ciudad. AsiaNews se entrevistó con él por teléfono en un lugar que pide mantener en secreto por razones de seguridad, recorriendo con él las dramáticas fases de la caída de la metrópolis del norte, el reino del terror y la derrota militar por la ofensiva del ejército iraquí con el apoyo de Estados Unidos.

"Los ojos" con los que la población presenciaba, y relataba en la medida de lo posible, la tragedia que se estaba desarrollando "eran nuestra forma de resistencia a Isis", relata el académico, "por eso nos defendimos y resistimos", llevando aún la marca del sufrimiento en sus rostros. "Cuando me reuní durante casi una hora en privado con el Papa Francisco [en su viaje apostólico de marzo de 2021]", recuerda, "pronunció una frase que me perturbó: mirándome dijo que podía poner rostro al sufrimiento de un pueblo". El pontífice dejó claro cómo el drama de Mosul, las heridas, serían para siempre "parte de mi rostro". 

Mosul, 10 años después

Una década después, la metrópoli del norte es una realidad que trata de reiniciarse tras la devastación yihadista, gracias también a la reconstrucción de sus monumentos más famosos -desde la mezquita de al-Nouri hasta la iglesia del reloj-, abriéndose también al turismo. "El coche bomba contra el cuartel general del ejército" a principios de junio de 2014 supuso "el punto de inflexión", porque "a partir de ese momento todo se derrumbó y nuestra historia cambió para siempre", dice Omar Mohammed. "Justo en estos días", añade, "pensé en esos momentos y caí en una profunda crisis depresiva, porque nunca podré entender el nivel de brutalidad que supusieron", combinado con "el desprecio por todo lo que representa la naturaleza humana".

En el pasado, la "capital del norte", especialmente tras la invasión estadounidense de 2003, ya había vivido fases de violencia y atentados extremistas. Hechos sangrientos que también habían implicado a cristianos, como atestiguaron la muerte del padre Ragheed Ganni en 2007 y el secuestro un año después, que terminó con el hallazgo de su cadáver, del entonces arzobispo caldeo monseñor Paul Faraj Rahho. "Aquellos fueron episodios", explica el bloguero y académico, "pero después de que Daesh [acrónimo árabe de Estado Islámico] tomara el control, la brutalidad se hizo sistemática, parte del sistema de gobierno". "Tras la caída del Isis", prosigue, "tuve acceso a los archivos y pude ver cómo su idea de gobierno estaba precisamente dirigida a imponer un patrón de brutalidad a la gente, un método arraigado en el Estado Islámico". 

Ojos para narrar el terror

Durante los años de dominio yihadista, 'Mosul Eye' tuvo un papel protagonista en la denuncia de la violencia: un largo blog anónimo, que solo tras la liberación de la ciudad en julio de 2017 tuvo nombre y rostro. Durante más de dos años y medio, Omar Mohammed demostró ser una de las pocas fuentes fiables que documentaban la vida bajo el Isis, las decapitaciones, la devastación y las masacres por motivos étnicos y confesionales en Facebook, Twitter y Wordpress cuando las redes sociales eran inalcanzables. El grupo extremista conquistó metrópolis y pueblos del norte de Irak entre el 4 y el 10 de junio de 2014, desencadenando un éxodo masivo de cristianos, yazidíes y otros grupos étnicos perseguidos. En las semanas siguientes, extendió su dominio sobre la llanura de Nínive, desencadenando una emergencia humanitaria con la huida de cientos de miles de personas. " Rememorando ese periodo", afirma, "emerge con mayor claridad el trabajo de 'Mosul Eye', sin el cual no habría habido otras fuentes que la narrativa oficial del Isis". Hoy, sin embargo, la ciudad "tiene su propia historia que contar, y este es el aspecto más importante: los habitantes de Mosul han tenido ojos para ser testigos", no han apartado la mirada de una trágica realidad, haciendo de la narración "una forma de resistencia" al califa Abu Bakr al-Baghdadi y sus hombres. Para que ese horror de decapitaciones, ejecuciones, fosas comunes, "campos de exterminio" y menores ejecutados por escuchar música "no permaneciera oculto y no se perdiera, olvidado". 

Una obra, releída en retrospectiva, que es "también muy importante para el futuro de la ciudad", sentando las bases de una verdadera reconstrucción que no sea sólo de infraestructuras, iglesias, mezquitas, edificios y actividades artesanales o empresariales, sino ante todo social, humana. La gente -explica- tiene tendencia a eliminar, a seguir con su vida. Por eso lancé un proyecto para recoger testimonios orales, reuniéndome con cristianos, musulmanes, yazidíes, registrando su historia personal y colectiva, preservándola para las generaciones futuras. Gente que quiere recordar, para que esto no vuelva a ocurrir", como los Campos de la Muerte o la prisión de Tuol Slegn en Camboya, los campos de concentración "como Mauthausen que visité hace poco". En este sentido, pone dos ejemplos: por un lado, "el intento de proteger y preservar los edificios utilizados por el Isis para las masacres", evitando que sean "destruidos como hizo el Gobierno con el de las ejecuciones". También está el recuerdo de las personas que se sacrificaron, como el profesor universitario musulmán Mahmoud Al 'Asali, que murió para salvar a los cristianos. "Nuestra misión hoy es hacer que la gente recuerde. Por eso su familia quiso donar sus textos, libros y manuscritos a la biblioteca de Mosul, que tiene un rincón dedicado a él". 

El Papa, memoria e inclusión

Diez años después del ascenso del Isis, el panorama en Mosul sigue siendo "complicado", queda "mucho por hacer" y para muchos "la herida sigue abierta". "Tenemos que trabajar para crear un sistema social en el que no sólo haya diversidad, sino también inclusión", subraya Omar Mohammed, insistiendo en este último elemento como factor clave para una verdadera reconstrucción. "Una inclusión -añade- en la que la religión o la etnia dejen de ser un elemento de miedo o un desencadenante de violencia" para cristianos y musulmanes, para suníes y chiíes, para yazidíes y otras minorías de la zona. A ello añade la necesidad de controlar a "las milicias chiíes" activas tanto en Mosul como en la llanura de Nínive, que a menudo son fuente o alimentan la anarquía y la nueva violencia étnico-confesional, un elemento ya denunciado en los últimos años por los líderes cristianos.

Entre los momentos más significativos de la fase de renacimiento post-Isis, el bloguero destaca la visita del Papa Francisco en marzo de 2021, su encuentro personal "que duró casi una hora" con el pontífice, y "la instantánea que guardo en mi escritorio (en la foto) como un precioso recuerdo". "Su presencia [en una etapa histórica aún marcada por los cierres y las restricciones a los viajes debido a la pandemia del Covid-19, ed] creó un sentimiento de confianza entre las comunidades, porque", relata, "quiso encontrarse con cristianos, musulmanes, yazidíes, enviando un mensaje de esperanza, de curación". De la hora que pasaron juntos, recuerda una frase en particular que "me perturbó: después de verme, el Papa dijo: 'Ahora puedo poner cara al sufrimiento de la gente de Mosul'. Gracias a sus palabras", continuó, "también me quedó claro hasta qué punto el sufrimiento [bajo Daesh] estaba grabado para siempre en mi rostro". Al mismo tiempo, la visita le dejó un profundo sentimiento de "orgullo". 

El académico ha iniciado y apoyado personalmente cuatro proyectos en los últimos años: la biblioteca; la recopilación oral y escrita de documentos, historias y testimonios; el intento de preservar el patrimonio judío de Mosul reconstruyendo su presencia en el pasado (los que huyeron o fueron expulsados entre 1948 y 1950, tras el nacimiento de Israel); y el plan de reforestación para devolver un rostro "verde" a la ciudad. "Cuatro iniciativas con cuatro perspectivas diferentes", dice, "y el objetivo común de unir a la sociedad, creando nuevos lazos". "Aún hoy hay signos del paso del Isis: radicalización, ideología extremista en algunas zonas y no debemos engañarnos pensando que ha desaparecido. Debemos partir de aquí y trabajar -concluye- para reforzar la educación, alimentar la cultura de la vida con especial atención a los jóvenes, a las generaciones futuras, según el principio de inclusividad". 

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