Mosul, cristianos y musulmanes celebran la reapertura del arzobispado
Mons. Moussa archiva las "páginas negras" de la ciudad y abre "páginas blancas" para escribir en ellas un futuro "de convivencia y fraternidad", siguiendo al Papa Francisco. A partir de esta noche el pastor regresa definitivamente a su casa. Asistieron autoridades civiles y religiosas, incluso islámicas. Un anciano musulmán pidió ser el primero en tocar las campanas.
Mosul (AsiaNews) - Mosul archiva hoy las "páginas negras" de los años oscuros y terribles del gobierno del Estado Islámico (SI, antes Isis), y abre "páginas blancas" para escribir en ellas "el futuro de la ciudad y su habitantes, especialmente los más jóvenes". Con estas palabras el dominico Michaeel Najeeb Moussa, obispo de la metrópoli del norte de Irak desde enero de 2019, describe la inauguración del arzobispado caldeo con cierto "orgullo y emoción". “Desde esta noche vivo y duermo aquí - prosigue el prelado - y es una gran alegría, e igualmente grande ha sido el ambiente festivo de esta mañana durante la celebración” porque por fin “el obispo y sus sacerdotes tienen una casa para alojarse”.
Durante mucho tiempo Mosul fue el bastión del "califato" islámico. El recuerdo de la devastación humana, cultural y social a manos del movimiento yihadista todavía está muy presente. La furia iconoclasta de los seguidores de al-Baghdadi llevó a la "destrucción de 14 iglesias", recuerda Mons. Moussa, y precisamente por eso toda la comunidad ha querido asistir a la ceremonia de hoy. "Estuvieron presentes el gobernador, el alcalde, figuras musulmanas destacadas, seis o siete generales del ejército, mulás y jeques, jefes tribales y familias cristianas de Mosul".
En la inauguración (en la foto) se sucedieron "siete discursos" de representantes de ONG y activistas que contribuyeron a la reconstrucción de la estructura y de las iglesias dañadas, entre ellas la OEuvre d'Orient y UsAid "junto con amigos de Estados Unidos que nos han apoyado con donaciones”. "Un día de celebración y de esperanza" dice el prelado, pero lo más importante ha sido ver "una verdadera alegría en el corazón de los musulmanes". Ellos mismos - sigue diciendo - nos ayudaron antes a limpiar las iglesias" y volver a construir la convivencia, empezando por los jóvenes. "Un anciano musulmán me pidió el favor de ser el primero en tocar las campanas de la iglesia". Pero todavía queda mucho por hacer. “Los cristianos ya estaban en estas tierras en el siglo VII - añade - cuando llegaron los musulmanes, y ellos los recibieron. Ahora, dicen los musulmanes, estamos nosotros, y queremos acogerlos como ustedes hicieron en el pasado”.
Ante el avance de las milicias del califato Mons. Moussa, nacido en Musul, se vio obligado a huir, primero a la llanura de Nínive y luego al Kurdistán iraquí. En el pasado fue responsable de la conservación y digitalización de más de 800 manuscritos antiguos en arameo, árabe y otras lenguas, miles de libros y cartas centenarias. Su tenacidad para salvar esa herencia cultural de la locura yihadista fue precisamente lo que le valió la nominación al Premio Sájarov 2020.
Tras la inauguración del arzobispado, el siguiente objetivo es reconstruir el tejido social de la ciudad: "Hasta ahora - advierte Mons. Moussa - sólo se ha hecho el 10%, pero para asegurar el pleno retorno de los cristianos - que en este momento son unas sesenta familias aunque todavía quedan otras 200 en la llanura de Nínive - debemos centrarnos en la vivienda y el trabajo, además de la necesaria seguridad". El punto de referencia es la invitación a la “fraternidad” que hizo el Papa Francisco el pasado mes de marzo cuando visitó Mosul, y para ello "debemos empezar por las personas más pobres y necesitadas".
Para Mons. Moussa fue una alegría cuando muchos amigos musulmanes le pidieron que dejara abiertas las iglesias para poder venir, rezar y venerar la imagen de la Virgen. Sin embargo, el trabajo de reconstrucción debe ir acompañado por iniciativas para contrarrestar las ideologías radicales en las escuelas y lugares de culto: "La educación de niños y jóvenes - concluye el religioso - es un factor esencial, pero es igualmente importante monitorear las oraciones y sermones en las mezquitas. ¡No más fanáticos!”.