Moscú prohíbe los libros de historia ‘equivocados’
Entró en vigor la ley que prohíbe comparar a la URSS con la Alemania nazi. Quedan fuera de circulación los libros que muestren símbolos del nazismo en la tapa. La medida podría incluir los textos sobre el acuerdo de agosto de 1939 entre Stalin y Hitler.
Moscú (AsiaNews) - Los libreros rusos están seriamente preocupados. El 12 de julio entró en vigor en el país una nueva ley que prohíbe "comparar cómo actuaron la URSS y Alemania en los años de la Segunda Guerra Mundial". Es una de las disposiciones que se desprenden de los cambios en la Constitución que se aprobaron el año pasado, entre ellos la "lectura correcta de la historia de la patria".
Hace pocos días Vladimir Putin publicó un controvertido artículo en la página web de la presidencia sobre las relaciones entre rusos y ucranianos, a los que describe como "herederos comunes de la antigua Rus". El presidente señala que la Unión Soviética salvó "la unidad de los eslavos orientales" durante la época de la invasión nazi. El artículo es solo la última de una serie de intervenciones del Kremlin sobre la importancia de una lectura histórica correcta de los años que los rusos llaman la "Gran guerra patriótica".
La nueva disposición se aprobó junto con las enmiendas a otra ley, referida a la "lucha contra la actividad extremista". Gracias a ella Putin pudo eliminar a la oposición navalnista de la competencia electoral. Ahora también se prohibe "el uso de símbolos e imágenes de los criminales nazis". Las autoridades han comenzado entonces una colosal verificación de todas las publicaciones con el propósito de sacar de circulación aquellas que pudieran violar aunque sea remotamente las nuevas medidas.
Para saber de qué manera deben actuar, la asociación rusa de libreros pidió instrucciones al Kremlin y recibió una respuesta del portavoz Dmitry Peskov: "Si hay imágenes en la portada que recuerdan en forma evidente los símbolos nazis, está claro que esa forma de divulgación no es aceptable y no está permitida por la ley. Después explica que "si se trata [en cambio] de información general en el texto, o incluso de imágenes en el interior, entonces es completamente diferente". En resumen, los libros se prohíben más por su efecto visual que por su contenido.
A fin de comprender mejor estas indicaciones, se formó una comisión especial del Ministerio de Justicia de Rusia. El organismo ministerial invitó también a representantes de la Unión de Libreros, la Sociedad Histórica de Rusia, el Gremio de Editores y la Asociación de Bibliotecarios. La comisión debe proporcionar dentro de pocos días una explicación detallada de lo que prohíbe y permite la nueva ley. Sin embargo, los libreros están desconcertados: Moskva, la principal librería de la capital, cuya sede se encuentra en el centro de la ciudad, tiene más de 30 mil títulos a la venta. Verificarlos a todos resulta bastante complicado.
Las autoridades tampoco explicaron qué ocurrirá con los libros confiscados. Quemarlos en la plaza pública parece poco probable, sobre todo porque también recordaría los ritos del nazismo. Se piensa que probablemente los reciclen con métodos más contemporáneos.
Uno de los más afectados podría ser el famoso ilustrador Andrei Bondarenko. Debido al uso frecuente de los símbolos nazis en clave simbólico-irónica, sus portadas se encuentran en la mira de las nuevas leyes. Uno de los libros que ilustró es la edición rusa de la novela "Making History" de Steven Fry, actor y guionista británico. El héroe de la historia vuelve al pasado y arroja píldoras anticonceptivas por las alcantarillas para evitar que nazca Hitler. En la portada, Bondarenko imaginó una rata con uniforme nazi que ahora amenaza con retirar el volumen de las estanterías.
Hay otros textos y espectáculos que también corren peligro de ser cancelados, como “Álbum de familia”, que se presenta en el teatro Mayakovsky, sobre la obra de Thomas Bernhard, el gran dramaturgo antifascista. En sus carteles se puede ver un sombrero nazi puesto al revés sobre la cabeza de un hombre. La versión rusa del libro del historiador Roger Moorhouse sobre el "pacto del diablo" entre nazis y comunistas en vísperas de la Segunda Guerra Mundial está en riesgo por su contenido. Muy popular en Rusia y en todo el mundo, el texto toca precisamente el tema que prohíbe la nueva ley: la relación entre Stalin y Hitler y entre los dos grandes totalitarismos del siglo XX.
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