Moscú, en proceso de ruptura con Europa. Beijing reclama Siberia

de Vladimir Rozanskij

La nueva guerra fría "híbrida" entre Rusia y la UE comenzó con la anexión de Crimea. Las ambiciones imperiales de Putin chocan con las pretensiones de China. El lema "Devuélvannos Siberia" se ha vuelto viral en las redes sociales chinas.

Moscú (AsiaNews) - El 15 de febrero, en una conferencia de prensa tras la reunión con su colega finlandés Pekka Haavisto en San Petersburgo, el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, afirmó que "nuestras relaciones con la Unión Europea se están rompiendo, y no por nuestra culpa". Lavrov explicó que, tras el "golpe de Estado" del Euromaidán ucraniano en 2014, la Unión Europea demostró su incapacidad para controlar la situación: cedió ante las presiones de los rebeldes ucranianos y, posteriormente, trasladó toda la responsabilidad a Moscú, con la emisión de sanciones tras el referéndum de anexión de Crimea y la rebelión de los separatistas del Donbass. Y ahora Rusia está dispuesta a romper totalmente sus relaciones con Bruselas, a la que también se acusa de apoyar las protestas a favor del movimiento de Alexey Navalny.

En los últimos años, a partir del drama ucraniano surgió una nueva variante "híbrida" de la Guerra Fría entre Rusia y Occidente: el gran activismo del contraespionaje ruso en los países europeos; el apoyo del Kremlin a los partidos populistas y soberanistas; las intrusiones de hackers y trolls en las redes sociales para favorecer los intereses rusos.

La hostilidad de Rusia hacia Europa ha llevado a una propaganda de las ambiciones imperiales del régimen de Putin y a la legalización de sus conquistas territoriales.

Sin embargo, los intereses expansionistas de Rusia se topan con un obstáculo en Oriente: China, que no ve con buenos ojos el activismo ruso, ya que podría obstaculizar los proyectos de crecimiento económico del Sol Naciente. Es más, los chinos comienzan a tener sus propios objetivos expansionistas hacia Occidente, en detrimento de los territorios rusos. Sin ir más lejos, en las redes sociales chinas, el lema "Devuélvannos Siberia" se propaga de forma viral.

En los últimos 10 años, el PIB de China se duplicó y con ello ha comenzado a formarse una vasta clase media, además del pequeño grupo de multimillonarios "oligarcas del régimen". La idea de recuperar los "territorios perdidos" se está extendiendo como resultado de la creciente prosperidad, y la anexión rusa de Crimea ha inspirado la misma idea en el lado chino.

En Weibo, cada vez más usuarios escriben que, tarde o temprano, la Rusia de Putin tendrá que devolver voluntariamente un millón y medio de kilómetros cuadrados de territorio, arrebatado durante el siglo XIX mediante tratativas injustas de zares agresivos. Cabe destacar que la censura interna no interviene sobre esta interpretación, la que por otro lado concuerda perfectamente con los contenidos de los textos escolares chinos.

De hecho, las pretensiones de los zares rusos superaron con creces las de todos los países que se repartieron los territorios chinos allá por el 1800. El régimen bolchevique no modificó la actitud imperialista del régimen zarista hacia China. De hecho, los habitantes de Buriatia (véase la foto: el lago Bajkal), ciudadanos rusos de etnia mongola y china, llevan mucho tiempo pidiendo su reintegración a la región federal de Siberia, y muchos desearían que sus tierras fueran nuevamente anexadas a China.

En 2020, el Ministerio de Asuntos Exteriores chino obligó a la embajada rusa a eliminar de su página web la explicación del nombre de la ciudad de Vladivostok, "Dominio del Oriente", y a informar de su nombre chino, Haishenwai (海参崴), que debería ser restaurado como el nombre real del principal centro portuario del Pacífico ruso. De esta manera, los mismos rusos que exigen la devolución de territorios como Crimea estarían marcando a los chinos el camino para que la Ksibolia - el verdadero nombre de Siberia - sea devuelta a Beijing.