Monseñor Spiteri: la apertura está en el ADN de los libaneses, hay que continuar el diálogo
El nuncio apostólico, recientemente nombrado en México, saluda al país de los cedros donde llegó en 2018. Para el diplomático, la convivencia es la base de la grandeza y la persistencia obstinada en el error, la mayor limitación. La pérdida de confianza de la comunidad internacional. El nudo de la neutralidad y los partidos soberanistas.
Beirut (AsiaNews) - La convivencia siempre ha sido el fundamento de la grandeza del Líbano y de sus ciudadanos. Y la obstinada perseverancia en el error quizás representa su mayor limitación. Entre estas dos observaciones de fondo se desenvuelve la entrevista de AsiaNews con el nuncio apostólico en el Líbano, monseñor Jospeh Spiteri, en vísperas de su partida hacia México, su nuevo destino tras el nombramiento del papa Francisco el 7 de julio.
"Desgraciadamente, en el acuerdo de Taif de 1989, que puso fin a la guerra civil, cada facción persiguió su propio beneficio personal", explica el prelado maltés, que vive en el país de los cedros desde 2018. “Y todavía no comprenden que en estos 30 años han destruido el país y siguen haciéndolo". El nuncio apostólico habla con serena lucidez: debido a la corrupción generalizada y al mal gobierno, el Líbano atraviesa una de las crisis económicas más graves de nuestro tiempo. Y él lamenta que a causa de ello, el Estado libanés "ha perdido la confianza de la comunidad internacional".
“Ahora trata de evitarlo”, observa el diplomático. La comunidad internacional ahora “concede ayudas directamente a las instituciones, que están debilitadas por la inflación". Este fue el caso de Qatar, que asignó un fondo directamente al ejército libanés. Y lo mismo ha sucedido con la Santa Sede, cuyos organismos de caridad ayudan directamente a la red de escuelas católicas, que garantiza la educación a cerca del 25% de la población escolar libanesa.
Monseñor Spiteri, muchos piensan que el Papa aplazó la visita porque no apoyaría la campaña sobre la neutralidad internacional del Líbano y por las críticas a un clero maronita que supuestamente vive en el lujo, frente a los fieles que viven en la penuria. ¿Qué piensa usted sobre todo esto?
Por supuesto, el Papa Francisco no escatima críticas al clero. Recientemente, al dirigirse a los flamantes cardenales, pidió que no entren en el juego de los títulos y los honores cuando se les llama "eminencia", sino que permanezcan cerca de los más pequeños. El pontífice también denuncia regularmente el clericalismo y la mundanidad. Pero las críticas del Papa son generales. Y cada uno está llamado a hacer su propio examen de conciencia.
En segundo lugar, en cuanto a la neutralidad, hay que señalar que este término no aparece en ningún documento de la Santa Sede. Porque en el contexto en el que se utiliza, este término se percibe como dirigido contra Hezbolá. Sin embargo, Hezbolá, como todos los partidos libaneses, se define como "soberanista" y su opinión no puede ser excluida en absoluto del diálogo interno.
Por otra parte, también sabemos que la neutralidad es uno de los fundamentos del pacto nacional que sostiene al Líbano, que no es "ni Oriente ni Occidente". En cierto sentido, el país es Oriente y Occidente al mismo tiempo. La apertura es inherente al ADN del Líbano. Debemos continuar con esta lógica, pero redefiniéndola sobre nuevas bases. Pero cuidado: "El futuro sólo será pacífico si es en común", recordó el Papa durante la Jornada de Oración por el Líbano celebrada en el Vaticano, el primero de julio de 2021, en presencia de los Patriarcas orientales.
Durante la jornada, el Papa también dijo que "el Líbano, con su experiencia única de convivencia pacífica, no puede quedar a merced del destino. ¿Considera usted que esta "convivencia pacífica" se aplica en la práctica hoy en día?
El Papa Juan Pablo II dijo que la convivencia en el Líbano es "un mensaje, un modelo de libertad y tolerancia". De libertad, y esto solemos olvidarlo. Esta es la experiencia del Líbano, incluso antes del Gran Líbano. En el Líbano se respira libertad. El Monte Líbano siempre ha sido un refugio para las minorías perseguidas. La fraternidad permanece. Sin fraternidad, la libertad y la igualdad pierden su valor.
Sin embargo, considero que la Iglesia no ha hecho lo suficiente para que los jóvenes conozcan esta herencia histórica, para que se preparen a participar en la política -que Pablo VI consideraba "la tarea más noble". Por desgracia, el espacio ha sido ocupado durante décadas por las mismas personas. Y no se vislumbran perspectivas de cambio en el horizonte.