04/04/2022, 15.41
MALTA - VATICANO
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Monseñor Scicluna, la visita del Papa confirma la misión de los católicos malteses

La visita del Papa es una "antorcha" que se debe mantener viva con el testimonio y la evangelización. El triste espectáculo de los muros, la solidaridad con los hermanos que huyen de Ucrania, pero a los que vienen del sur se los considera "de segunda clase". La "transfiguración" de Francisco en el encuentro con los enfermos, los presos y los marginados.

 

La Valeta (AsiaNews)- La migración forma parte del “patrimonio genético” de Malta, un elemento intrínseco “de su cultura y su fisonomía”, pues desde los tiempos del apóstol san Pablo hasta el día de hoy la isla siempre se ha considerado “un puerto seguro”. El Papa Francisco, con su presencia, "ha recordado" la etimología de Malta, su "identidad", porque "nosotros mismos somos hijos de migrantes y de migraciones" y "queremos vivir esa identidad en clave de esperanza". Monseñor Charles Scicluna, arzobispo de Malta, dialogó con AsiaNews sobre el viaje apostólico del pontífice a la isla el pasado fin de semana, y la esperanza de "mantener viva y ardiendo la llama que el Santo Padre ha encendido".

De los inmigrantes a los enfermos, de la misa en uno de los lugares emblemáticos de la isla a la oración en la Gruta de san Pablo en Rabat, han sido muchos eventos para una visita breve - menos de 48 horas - pero de gran significado. El Papa Francisco abordó dos temas muy queridos para él: la búsqueda de la paz - con la condena de todas las formas de guerra, la más reciente de ellas en Ucrania - y las soluciones para el fenómeno de la migración, basadas en la acogida y la ayuda a las personas que están necesitadas.

En estos años, señaló Mons. Scicluna, hemos sido testigos del "triste espectáculo" de los países que "han construido muros" tratando de frenar el flujo migratorio desde el sur y el este. En este momento histórico, prosiguió, “estamos asistiendo a manifestaciones de gran solidaridad con nuestros hermanos que vienen de Ucrania, pero no ocurre lo mismo con los hermanos que vienen del sur [África y Oriente Medio], que se consideran casi de "segunda clase". Es una cuestión en la que "debemos involucrarnos", porque tenemos que mostrar "solidaridad con todos" y la visita del Papa "nos exhorta a mirar en la dirección correcta y ofrecer respuestas adecuadas".

Con respecto al valor que tiene el viaje apostólico para Malta y la comunidad católica local, Mons. Scicluna destacó "el abrazo de la gente" que se pudo ver "en diferentes momentos: muy cálido, fruto de la alegría, porque todos estaban entusiasmados de ver al Papa en persona, el hombre de blanco que es el sucesor de Pedro y hoy encarna a Cristo en la tierra". También el encuentro con "los discapacitados, los enfermos y los presos, los rechazados, los últimos" al terminar la oración en la gruta. “Todos ellos – señaló el arzobispo a AsiaNews – son invitados y huéspedes de Caritas, una amplia muestra del sufrimiento humano. Con ellos el Papa se transfiguró y mostró una gran ternura y simpatía, fue una profunda experiencia de compasión que me conmovió”. Yo mismo, añadió, "apenas bajó del avión le pedí al Papa el don de la reconciliación y de la curación espiritual y física" para la comunidad, "haciéndome intérprete de las súplicas de todas las personas que me pidieron que rezara por situaciones difíciles, enfermedades y sufrimientos personales y familiares”.

En la conclusión de su viaje a Malta, Francisco se reunió ayer por la tarde con cerca de 200 inmigrantes en el Centro Giovanni XXIII Peace Lab en Hal Far. “Quiero decir unas palabras - añadió Mons. Scicluna - sobre aquellos que en nuestra sociedad rechazan el racismo y son signos de esperanza y humanidad. El Papa vino a dar aliento a las personas de buena voluntad, que trabajan a contracorriente, contrarrestando el racismo latente y mostrando esa rara humanidad y espíritu de generosidad que, para mí, son una fuente de esperanza. Creo que en nuestro pueblo [maltés] hay una bondad que no se debe perder, que se debe respaldar, y la presencia del Papa ha sido una fuente de estímulo”.

En Malta, el Papa también volvió a condenar la guerra de Ucrania, a la que calificó como sacrílega. “Vivimos el conflicto -señaló el prelado- con mucha aprensión”. Las generaciones anteriores "todavía recuerdan los bombardeos, la destrucción de nuestra isla, el mismo Papa celebró misa en la explanada de los Graneros de Floriana" donde había una iglesia "que fue destruida por los nazi-fascistas". Lamentablemente parece que no hemos tenido la sabiduría de aprender nada del pasado y eso es una fuente de verdadera angustia… estamos asistiendo impotentes a una masacre”. Por último, Mons. Sicluna espera que la "gran gracia" recibida con la visita se transforme en "gestos para mantener viva la antorcha que ha encendido". Debemos continuar - concluyó - con el testimonio, el compromiso de acogida, la misión de evangelizar, la alegría de anunciar el Evangelio que nace del encuentro con Jesús, que es la primera tarea de la Iglesia. El Papa vino a confirmar y dar fuerzas al rebaño en su misión”.

 

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