Mons. Pizzaballa: En Navidad los fieles de Asia y Rusia relanzan las peregrinaciones a Tierra Santa
El administrador apostólico refiere sobre un “aumento consistente” de fieles en visita a los lugares santos. Chinos e indonesios “quien rezar” y confrontarse “con la comunidad local”. Las peregrinaciones son seguras. Para sanar las heridas en Oriente Medio se necesita una justicia acompañada por la misericordia. Del encuentro con un pueblo y una comunidad herida las razones de una renovada esperanza.
Jerusalén (AsiaNews)- Los fieles “provenientes de Asia y Rusia” están “alimentando” las presencias en Tierra Santa, un fenómeno que “obliga a guías y turistas a actualizarse”. En el último período se registró “un aumento consistente” en el número de peregrinos, tanto que “en Belén no hay más un lugar libre” en los hoteles y en las estructuras que reciben a los peregrinos. Es cuanto narra a AsiaNews, Mons. Pierbattista Pizzaballa, administrador apostólico del Patriarcado de Jerusalén de los latinos, con el pensamiento ya dirigido a las inminentes celebraciones de Navidad. “En estos días-agrega el prelado- estoy meditando la homilía de la misa; quisiera renovar la invitación a volver al Evangelio, a ayudarnos en el momento de la necesidad común”.
Contando el boom de peregrinos del continente asiático y de la Confederación rusa, el administrador apostólico y ex Custodio de Tierra Santa refiere que “surgen nuevas relaciones culturales diversas” respecto a los flujos tradicionales de Europa y América del Norte. “Los chinos, los indonesios-agrega- son peregrinos que quieren realmente rezar, que dedican gran parte de su tiempo en visitar los santuarios, participando en las celebraciones”. Además, ellos “se adaptan a todo”, no desechan “los pequeños hotelitos” y tienen por lo tanto “mayores ocasiones de encuentro y confrontación con la comunidades locales”.
Para estos peregrinos de nueva generación, afirma el prelado, “Jerusalén y Tierra Santa representan ante todo la tierra de Jesús” y la elección de realizar un viaje “reviste una connotación que tiene motivaciones casi exclusivamente religiosas”. Por otro lado, la crisis económica, miedos de atentados y violencia “que representan quizás el elemento principal” contribuyeron en determinar “un calo progresivo y constante” de las visitas del Viejo Continente, EEUU y Canadá. “Pero quiero subrayar con fuerza-agrega- que la peregrinación está segura”.
El 24 de junio pasado, el ex Custodio de Tierra Santa fue nombrado como Administrador Apostólico del Patriarcado de Jerusalén de los latinos, con sede vacante, después de las dimisiones, por límites de edad del patriarca Fouad Twal. El neo arzobispo de 51 años, recibió la consagración episcopal el 10 de setiembre pasado en la catedral de Bérgamo, en Italia, su diócesis de proveniencia.
Nacido en Cologno al Serio, en la provincia de Bérgamo, el 21 de abril de 1965, él trabaja en Tierra Santa desde 1999 y en mayo de 2004, fue elegido como Custodio. El 22 de marzo de 2010 fue nombrado para un segundo mandato. En 2013 fue postulado para un ulterior trienio. Su cargo se concluyó en abril de 2016. Fino conocedor de la cultura hebrea, él también enseñó hebreo bíblico en la Facultad franciscana de ciencias bíblicas y arqueológicas de Jerusalén y tiene muchas relaciones con personalidades hebreas israelíes de primer plano.
Del Jubileo que concluyó hace poco, Mons. Pizzaballa recuerda “los muchos eventos litúrgicos y de formación” dedicados al tema de la misericordia. Y además, el mensaje que más que cualquier otro reclama el recorrido realizado en el Año Santo, más actual que nunca en Israel, en Palestina y en todo Oriente Medio de hoy: “Todas nuestras heridas-explica- las divisiones, religiosas y familiares, se deben resolver en una óptica de justicia, pero no hay justicia sin misericordia”.
El Administrador apostólico invita a los fieles a “repartir desde el Evangelio”, a “mirar a cristo y reencontrarse en él como hermanos”. El mensaje de paz contenido en el Nuevo Testamento “vale desde hace dos mil años” y es “siempre auténtico: a esto necesitamos volver, para reencontrar apoyo y sentirnos parte de una comunidad de creyentes”.
Mientras tanto, continúa el camino de preparación en vista de las festividades natalicias. “Se habla de adornos, preparaciones pero hay en fondo un sentido de amargura-cuenta Mons. Pizzaballa- por los hechos del Cairo, de Jordania (a los cuales se agregan el homicidio del embajador ruso en Turquía y el ataque de Alemania, Ndr) y es fuerte el deseo de solidarizar con las víctimas. Estos hechos preocupan, pero queda el deseo de celebrar la fiesta. Los niños esperan los regalos, las familias están en fermento, se encuentran en las escuelas, en las casas, comparten los cuentos de los preparativos de los festejos, entre los fieles hay deseo de reunirse, vivir plenamente el evento”.
Este no es un momento de “grandes gestos”, cuenta el prelado, sino de pequeñas obras, de iniciativas a nivel de parroquias, casas, de jóvenes, de comunidades vivas y unidas”. El acontecimiento del nacimiento de Jesús “une a las Iglesias cristianas”, no sólo a nivel de patriarcas y obispos “sino hasta las parroquias, comunidades, pueblos”. Un recorrido de reacercamiento entre las diversas comunidades cristianas de Tierra Santa que “el terrorismo ha acelerado”.
Por último, él dirige un pensamiento a estos primeros meses como guía de la Iglesia de Tierra Santa: “He encontrado tantas realidades eclesiales- cuenta Mons. Pizzaballa- algunas ya conocidas y otras nuevas, visité comunidades religiosas y absorbí tanta fuerza, he observado realidades llenas de heridas, pero con mucha gente que se pone en juego”. Esto, concluye, es el verdadero “motivo de esperanza: cuando encuentro personas con muchos problemas, pero que afirman que fatigas y obstáculos son parte del camino todavía no todo está perdido”. (DS).
17/12/2016 13:14
11/07/2017 15:00