Mons. Nassar: el ‘calvario’ de la guerra une a los pueblos ucraniano y sirio

El arzobispo de Damasco expresó su cercanía a los que “abandonan su tierra” debido a la ofensiva lanzada por Moscú. Estas escenas “invitan a pensar en una vida” más allá de la muerte, el “Misterio de la tumba vacía” que nos permite comprender el valor de la Resurrección. La Iglesia siria ha decidido construir un cementerio para los cristianos de la capital.

Damasco (AsiaNews)- Las imágenes de los ciudadanos ucranianos que “abandonan su tierra” debido a la ofensiva lanzada por Moscú contra su país se suman y en muchos aspectos se asemejan a “las del calvario del pueblo sirio”, martirizado desde hace 12 años por la guerra y la violencia, dice Mons. Samir Nassar, arzobispo maronita de Damasco, en una carta a los fieles. El mensaje se publicó en estos días previos a la consagración de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María que anunció el Papa Francisco para el próximo 25 de marzo. Estas escenas dramáticas, prosigue el religioso, “nos invitan a pensar en una vida más allá” de la muerte, ese más allá que es “el Misterio de la tumba vacía”, donde podemos “comprender el lugar que tiene la Resurrección en nuestra vida cristiana”.

La actualidad de la guerra, el sufrimiento de un pueblo que está siendo bombardeado y debe huir, son el corazón de la reflexión de Mons. Nassar, quien señala el vínculo entre civiles indefensos en diferentes partes del mundo, pero víctimas del mismo dolor. El cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, también habló sobre la dramática situación de los pueblos ucraniano y sirio al concluir su reciente visita a Damasco, donde participó en la conferencia organizada por la comunidad católica local. "Pedimos a los responsables de todas los países - dijo el cardenal - que miren el sufrimiento de los pueblos, aquí en Siria como en Ucrania".

La reflexión del cardenal Sandri para la divina liturgia en la catedral greco-melquita del 17 de marzo, fue leída por el nuncio apostólico, cardenal Mario Zenari, debido a que el prefecto debió regresar antes de lo previsto. El cardenal Sandri recuerda allí la vigilia por la paz que convocó el Papa el 7 de septiembre de 2013 para orar por la situación en Siria. Recuerda que esa noche, "se detuvieron ataques mucho peores" gracias a la fuerza de las "oraciones que elevaron millones de corazones". Todos tenemos la esperanza, sigue diciendo, de que la consagración de Rusia y Ucrania también pueda detener el fragor de las armas y devuelva la paz a los pueblos inocentes.

El drama de la guerra, hoy en Ucrania como para Siria en el pasado - especialmente en las fases más sangrientas del conflicto- es una advertencia para hacer todos los esfuerzos posibles en dirección a la paz, el diálogo y la reconciliación como única vía para resolver los desacuerdos, insistió por su parte el arzobispo de Damasco, y afirmó que "12 años de guerra" han causado "una devastación incalculable en muchas zonas del país" y la reconstrucción encuentra cada día nuevos obstáculos.

En medio de toda esta destrucción, "todos desearíamos que se empezara a reconstruir, "en primer lugar las casas", para asegurar "alojamiento barato para los jóvenes sirios", que además deben hacer frente al drama de la desocupación. Pero también hay otro problema, relacionado con el entierro de los muertos cuyos costos, especialmente los de transporte a los pueblos de origen, han registrado aumentos que resultan insostenibles para la mayoría. Por eso, señaló el prelado, hemos decidido "emprender la construcción de un nuevo gran cementerio”. “En los últimos tres años -explicó- el precio de la gasolina se ha disparado” y viajar al pueblo de origen a cientos de kilómetros “cuesta más que el precio de un ataúd”. Para quienes trabajan y viven en la ciudad, resulta "más fácil enterrar" a sus seres queridos en Damasco "aunque sea lejos de los familiares difuntos", y esa separación, concluyó Mons. Nassar, muchas veces cause un "inmenso dolor".