Mons. Kondrusiewicz: Los jóvenes bielorrusos quieren vivir de una manera diferente
En varias entrevistas, el arzobispo de Minsk-Mogilev habló de la crisis de su país y de su experiencia sacerdotal. El pueblo bielorruso es pacífico, pero quiere cambios. El presidente Lukašenko se mostró sorprendido por el giro de los acontecimientos. En el exilio forzado en Polonia, el prelado espera poder volver a su patria: Siento el apoyo moral de las autoridades vaticanas. El obispo ortodoxo de Grodno a las autoridades: ¡Deténganse, no están actuando de acuerdo con el Evangelio!
Moscú (AsiaNews) – El arzobispo metropolitano de Minsk-Mogilev, monseñor Tadeusz Kondrusiewicz, jefe de la Iglesia católica, concedió diversas entrevistas en su exilio forzado en Polonia para comentar su situación.
Mons. Kondrusiewicz dialogó en Radio Svoboda con el padre Jakov Krotov, famoso publicista y sacerdote ruso de rito católico oriental. Recorrió las etapas de su misión sacerdotal y episcopal, recordando su infancia en la vecina aldea de Grodno, en el límite de Bielorrusia con Polonia, donde fue detenido por la policía fronteriza el pasado 31 de agosto. “Todos los habitantes de mi aldea eran católicos, y aunque no había sacerdotes, nos educaban en la fe católica en nuestras familias. Me expulsaron de la Universidad porque un católico no puede ser maestro, después pude obtener mi título de ingeniero en Leningrado”, contó el prelado.
El joven estudiante bielorruso asistía a la única iglesia católica abierta en la capital del norte, dedicada a la Virgen de Lourdes. Debido a su trabajo, debió trasladarse a Lituania y allí consiguió entrar en el seminario católico de Kaunas, cuando en su país los sacerdotes prácticamente habían desaparecido. Cuando volvió a su casa, sirvió a la Iglesia en medio de grandes dificultades, hasta que fue nombrado obispo por Juan Pablo II.
El arzobispo metropolitano expresó su gratitud a Lituania, “donde se unían el espíritu polaco y el de los países bálticos, y se oraba también en ruso. Es una tierra madre para la fe de todos… Yo hablo bielorruso, polaco, ruso y lituano, pero cuando me preguntan cuál es mi nacionalidad, siempre contesto: ‘Soy cristiano’.”.
Bielorrusia es una tierra de frontera y Kondrusiewicz considera que la convivencia entre distintas religiones es uno de los rasgos característicos de su pueblo: “Entre nosotros, el 60% de las familias es mixto, sobre todo de católicos y ortodoxos, pero también mantenemos excelentes relaciones con los protestantes, los judíos y los musulmanes. Cuando estallaron las protestas en Bielorrusia empezamos a rezar por Internet, todos los días a las 18, el Padre Nuestro, y se unieron a nosotros muchos no católicos de toda Europa. El lugar privilegiado para la oración común es la ‘iglesia roja’ de los santos Simón y Elena (foto2), precisamente la iglesia contra la cual se ha ensañado la policía en estos días: ‘Allí los invitamos a todos ¡y vinieron! La iglesia estaba llena todos los días”. Por otra parte, en Rusia el arzobispo siempre ha buscado la convivencia amistosa con los ortodoxos y todos los demás.
El pueblo bielorruso, como recuerda el padre Krotov, es considerado el más pacífico de todos sus vecinos, y también en las manifestaciones de estos días se nota la falta de agresividad de los participantes: “Verdaderamente es una característica nuestra, en bielorruso nosotros nos llamamos los ‘moderados’ (pomerkovnye), y si bien ha corrido sangre, nosotros queremos que todo se haga en paz, con el deseo del bien; nuestra educación cristiana nos obliga a ello”, explica el metropolitano, recordando a san Juan Pablo II que en el 2000, durante el jubileo del cristianismo, invitó a todos al perdón recíproco.
Con respecto a las protestas de estos días, monseñor Kondrusiewicz observa que “ya hace algunos años que se estaba calentando la atmósfera. Las nuevas generaciones son distintas a 25-30 años atrás, y eso se puede ver en la manera como se están expresando en estos días los estudiantes en la apertura de las escuelas. Lo veo por Internet aunque no puedo estar en Minsk. Los jóvenes quieren algo nuevo, están siempre en la web, viajan al exterior, tienen muchos amigos y hablan muchos idiomas, no me asombran sus reacciones”. Los jóvenes católicos bielorrusos, subraya el prelado, han participado con gran entusiasmo en las Jornadas mundiales de la juventud, y el renacimiento de la fe en la ex tierra soviética hoy está en sus manos.
El arzobispo también habló, entre otras cosas, de sus relaciones personales con Lukašenko, recordando que se mostraba favorable al diálogo con las religiones, pero que el hombre fuerte de Minsk también ha quedado sorprendido por el giro de los acontecimientos: “Nadie podía imaginar todo esto un año atrás. Evidentemente los cambios no son fáciles”. El metropolitano espera que las autoridades bielorrusas revisen la decisión de prohibirle el ingreso al país, “aunque de todos modos ya tengo 75 años y dentro de poco presentaré mi renuncia al Papa. Lamento no estar con mi gente, pero no haré nada para agitar las aguas. Algunos andan por ahí enarbolando una foto mía, pero yo les digo ‘Dejen eso y vayan a rezar’.”
Mons. Kondrusiewicz ha confirmado en todas las entrevistas que tiene un solo pasaporte, el bielorruso, y que confía en la diplomacia vaticana, “aunque de hecho estamos sin nuncio, porque el nuevo todavía no ha llegado”. Hasta el momento Roma no se ha pronunciado sobre el caso del arzobispo exiliado, aunque él siente todo el “apoyo moral” de las autoridades vaticanas.
El obispo ortodoxo de Grodno, Artemij Kishenko (foto 3) publicó una carta abierta a las autoridades bielorrusas exhortando a reconsiderar la medida: “¡Deténganse, no están actuando de acuerdo con el Evangelio! Han levantado sus manos contra Cristo… Como dijo Felipe, el metropolitano mártir de Moscú, a Iván el Terrible, ¡sois sanguinario!”
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