de Indunil Janakaratne Kodithuwakku Kankanamalage *

Extracto del discurso del prelado nativo de Sri Lanka, actualmente secretario del dicasterio para el diálogo interreligioso, en la conferencia promovida por la Universidad Urbaniana con motivo del décimo aniversario de la elección de Bergoglio: "Para Francisco, el diálogo es un acto sagrado: nos invita a ponernos ante el otro, viéndolo como un don de Dios".

Roma (AsiaNews) - En estos días, el décimo aniversario de la elección del Papa Francisco ha sido ocasión de numerosas reflexiones públicas sobre su magisterio. Publicamos a continuación un extracto del discurso que pronunció una de las figuras asiáticas más significativas de la Curia romana en la Universidad Urbaniana el pasado 14 de marzo: monseñor Indunil Janakaratne Kodithuwakku Kankanamalage, sacerdote originario de la diócesis de Badulla, en Sri Lanka, que desde 2019 es secretario del dicasterio para el Diálogo Interreligioso. De su discurso -en el que monseñor Kodithuwakku abordó de forma exhaustiva la visión del papa Francisco sobre el diálogo interreligioso- proponemos a continuación la parte en la que se detiene en la relación entre el diálogo con los hermanos de otras religiones y la misión de los cristianos.

Si el diálogo es parte integral de la misión, ¿qué papel asigna el Papa Francisco al anuncio?

El Papa Francisco sostiene que "la evangelización y el diálogo interreligioso, lejos de oponerse, se apoyan y alimentan mutuamente" (Evangelii Gaudium 251). Por lo tanto, nos invita a prestar atención al "vínculo esencial entre diálogo y anuncio" (ibidem) porque "es a partir de esta identidad profunda -nuestro estar fundados en una fe viva en Cristo- que comienza nuestro diálogo" (a los obispos de Asia, Santuario de Haemi, 17 de agosto de 2014). Subrayó que "la verdadera apertura implica permanecer firme en las propias convicciones más profundas, claros y alegres en la propia identidad", y al mismo tiempo estar "abiertos a comprender las de la otra parte" y "saber que el diálogo puede enriquecer a cada una de las partes" (Evangelii Gaudium 251). Así pues, el diálogo no es unilateral, sino que "escuchándose mutuamente, ambas partes pueden purificarse y enriquecerse" (Evangelii Gaudium 250).

El Papa Francisco nos dice que el diálogo no es un acto puramente intelectual, sino un acto sagrado: "el diálogo nos invita a ponernos ante el otro, viéndolo como un don de Dios, como alguien que nos interpela y pide ser reconocido". Por tanto, insiste en que "el verdadero diálogo requiere momentos de silencio, en los que captar el don extraordinario de la presencia de Dios en el hermano o la hermana" (Audiencia Jubilar sobre la Misericordia y el Diálogo, Ciudad del Vaticano, 22.10.2016). Además, el Papa observa que el diálogo auténtico requiere también una capacidad de empatía "que nos lleve a ver a los demás como hermanos y a 'escuchar', más allá de sus palabras y acciones, lo que su corazón desea comunicar. En este sentido, el diálogo requiere de nosotros un verdadero espíritu contemplativo de apertura y receptividad hacia el otro" (a los obispos de Asia, Santuario de Haemi, 17 de agosto de 2014). Ligada a la empatía está la misericordia, que nos invita a inclinarnos ante los necesitados. El Papa señala: "El tema de la misericordia es familiar a muchas tradiciones religiosas y culturales. Inclinarse con amor compasivo ante los débiles y necesitados forma parte del auténtico espíritu de la religión. La misma palabra "misericordia" es una llamada a un corazón abierto y compasivo". (cf. Discurso a los representantes de las diferentes religiones, Plaza de San Pedro, 3 de noviembre de 2016).

Si el diálogo interreligioso es un acto sagrado y compasivo, ¿cuál es la relación entre el diálogo y la oración? Citando la Ecclesiam Suam del Papa Pablo VI, el Papa Francisco observa que "la religión, por su naturaleza, es una cierta relación entre Dios y la persona humana. Encuentra su expresión en la oración, y la oración es diálogo" (a los participantes en el Encuentro Internacional por la Paz de San Egidio, Sala Clementina, 30 de septiembre de 2013). En Azerbaiyán, el Papa Francisco explicó aún más esta relación: "La oración y el diálogo están profundamente interconectados: brotan de la apertura del corazón y se extienden al bien de los demás, enriqueciéndose y fortaleciéndose mutuamente" (Bakú, Azerbaiyán, 2 de octubre de 2016).

Hay que decir que el diálogo interreligioso, además de ser un acto sagrado, es también un encuentro con el misterio sagrado que se manifiesta a través de un triple diálogo. El Papa Francisco subraya: "Otros beben de otras fuentes. Para nosotros, la fuente de la dignidad humana y de la fraternidad está en el Evangelio de Jesucristo" (Fratelli Tutti 277). Naturalmente, esta peregrinación interreligiosa nos ayudará a profundizar en el encuentro con nuestro propio misterio sagrado; a descubrir y apreciar los tesoros espirituales de otras religiones y "como cristianos, también nosotros podemos beneficiarnos de estos tesoros acumulados a lo largo de muchos siglos, que pueden ayudarnos a vivir mejor nuestras convicciones" (Evangelii Gaudium 254); y también a trabajar juntos por un mundo más humano.

Sobre este tema, merece la pena mencionar algunas experiencias de diálogo intermonástico. El monje benedictino Hendri Le Saux (Abhishiktananda) observó: "El misterio que está presente en mi corazón es el misterio que también está presente en todo corazón humano. En el lugar donde Dios habita, nadie está separado de sus hermanos y hermanas. En el centro de su corazón, donde está Dios y donde sólo está Dios, encuentra misteriosamente presente a toda la familia humana y a toda la creación".

Thomas Merton, en Bangkok en 1968, destacaba el objetivo de su diálogo con otros buscadores religiosos: "Vengo [como] un peregrino ansioso por obtener no sólo información, no sólo 'hechos' sobre otras tradiciones monásticas, sino por beber de las antiguas fuentes de la visión y la experiencia monásticas. Creo que ahora hemos llegado a una etapa de madurez religiosa (largamente esperada) en la que puede ser posible para alguien permanecer perfectamente fiel a un compromiso monástico cristiano y occidental, y sin embargo aprender profundamente de una disciplina o experiencia budista o hindú, por ejemplo. Creo que algunos de nosotros necesitamos hacer esto para mejorar la calidad de nuestra vida monástica".

 

* Secretario del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso