Mons. Kikuchi y Mons. David: Cáritas e identidad sexual, dos caminos sinodales de Asia
La Asamblea que se desarrolla en Roma comienza la última semana.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - La Asamblea sinodal que se desarrolla en el Vaticano entra en su última semana de trabajo. Ya ha concluido la discusión sobre el Instrumentum laboris y en los próximos días los 365 miembros deberán redactar un documento resumen y un mensaje al pueblo de Dios que se dará a conocer el domingo 29 de octubre, cuando el Papa Francisco presida la misa final de esta primera fase del Sínodo sobre la sinodalidad como estilo de "participación, comunión y misión" en la Iglesia. Serán textos que, como se había anunciado desde el principio, volverán luego a las Iglesias de cada país, para una nueva etapa del camino sinodal. Y recién en octubre de 2024 la Asamblea volverá a reunirse en Roma y resumirá el camino, que comenzó a nivel local en 2021, para entregar las conclusiones al Papa.
En los encuentros diarios con los periodistas, esta semana hubo dos intervenciones significativas de obispos asiáticos que aportaron puntos de vista interesantes a partir de la experiencia de sus países. En el encuentro del viernes 19 de octubre el arzobispo de Tokio, Mons. Tarcisio Isao Kikuchi señaló la importancia del método del diálogo en el Espíritu - que se adoptó en el Sínodo - para permitir que se pongan de manifiesto los rasgos de cada cultura. “Ustedes saben que los japoneses, y los asiáticos en general, amamos el silencio. Nos resulta muy difícil hablar en voz alta. Y por eso es muy importante este debate en pequeños grupos – explicó -. Como asiáticos, esperamos que se respete cada cultura local cuando hablamos de sinodalidad en la Iglesia Católica. Sinodalidad no significa uniformidad, debemos trabajar juntos tal como somos en cada una de nuestras culturas".
En este sentido, Mons. Kikuchi, que desde hace algunos meses también es presidente de Cáritas internacional, citó precisamente el ejemplo de Cáritas: "Ustedes saben que somos 160 organizaciones en todo el mundo, y que cada organización es independiente - recordó -. Cada una tiene su identidad católica y trabaja junto con otras organizaciones, poniendo así de manifiesto su carácter ecuménico e interreligioso. Desde el principio ha sido una organización sinodal, no sólo a nivel de nuestro ejecutivo sino también a nivel local: acudimos allí donde hay una necesidad, nos encontramos con la gente, no solo damos ayuda y asistencia. Queremos promover la dignidad humana de cada persona, de manera que sea respetada y pueda nacer de lo más profundo del corazón la esperanza en el futuro".
Mons. Kikuchi también abordó el tema de la participación de los laicos en las decisiones de la Iglesia: “Cuando vuelva a Tokio quiero introducir esta modalidad sinodal en nuestra Iglesia, para que se convierta en el estilo de las parroquias. Los países asiáticos todavía son muy clericales: es el clero el que decide. En cambio tenemos que involucrar más a los laicos en las decisiones. Pero también tenemos que encontrar las formas adecuadas. Por ejemplo: ¿cómo podemos pedir a los laicos que trabajan que dejen todo y vengan a Roma a debatir durante un mes? Es imposible. Si realmente queremos involucrar a los laicos en las decisiones de la Iglesia debemos tener en cuenta también su vida cotidiana, sus familias. Es un camino que todavía estamos buscando".
Unos días antes el presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas, Mons. Pablo Virgilio David, obispo de Kalookan, ofreció su respuesta a uno de los temas más candentes del debate en el Sínodo: la posibilidad de bendecir parejas del mismo sexo. “Considero este tema desde una perspectiva filipina y asiática”, dijo, “y veo que se trata de una preocupación real, sobre todo en el hemisferio norte... No estoy criticando la cultura del hemisferio norte, pero veo una fuerte tendencia a etiquetar a las personas [en base] al género, la sexualidad, la afiliación política, la religión y todo lo demás”.
”En la lengua filipina se usa la misma palabra para varón y mujer. Si hablo de una persona, simplemente digo "tao" y ese "tao" es una persona -varón o mujer-. Jesús fue acusado de relacionarse con personas de mala reputación, recaudadores de impuestos, prostitutas y pecadores. A él no le importaba estar con ellos, porque ellos también son seres humanos y están llamados a ser hijos e hijas de Dios, y muchas cosas maravillosas sucedieron en sus vidas cuando lo conocieron. Nosotros tratamos de tener esa misma mentalidad".
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