Monjes budistas huyen de los enfrentamientos en el Estado de Kayah
Se han visto obligados a abandonar sus santuarios, que generalmente se consideran refugios seguros. Algunas ONG estiman que en la última semana hubo 170 mil desplazados. El llamamiento de los obispos birmanos: es necesario "facilitar el acceso humanitario básico a las personas que sufren".
Rangún (AsiaNews/Agencias) - Cientos de monjes budistas abandonaron también las ciudades de Loikaw y Demoso, en el Estado de Kayah, debido al recrudecimiento de los combates entre las milicias étnicas y los militares golpistas. La semana pasada decenas de miles de personas abandonaron sus hogares y se refugiaron en el Estado de Shan, para escapar de los bombardeos de las Fuerzas de Seguridad que el 1 de febrero del año pasado derrocaron el gobierno civil de Aung San Suu Kyi.
Según Naciones Unidas, en los últimos días se han sumado 90.000 personas a los más de 200.000 desplazados internos que ya había en Myanmar. Algunas ONG consideran que la cifra es mucho más elevada, alrededor de 170.000 nuevos refugiados.
También fueron abandonados cerca de 30 monasterios, un hecho insólito en un país donde los lugares religiosos siempre se han considerado refugios seguros. "Nos resultaba imposible permanecer allí", dijo un monje budista bajo condición de anonimato. "Fue difícil tomar la decisión de irnos, pero teníamos que hacerlo". Un policía entrevistado por Agence France Press afirmó que en este momento Loikaw "está tan desierto como un cementerio". Todos los días salen de la ciudad cerca de 600 vehículos con la intención de no regresar, agregó el agente. Una docena de monasterios en Demoso también quedaron vacíos y un sacerdote informó que 15 sacerdotes abandonaron Loikaw.
Ambas localidades son bastiones de los rebeldes antigolpistas y desde diciembre se han incrementado los enfrentamientos. El ejército lleva a cabo continuos bombardeos y ha cortado los suministros de agua, electricidad e internet. Recientemente el relator especial de la ONU sobre Myanmar, Tom Andrews, pidió al jefe de la junta militar, el general Min Aung Hlaing, que "detenga los ataques aéreos y terrestres" en Loikaw, levante el bloqueo para las personas que intentan escapar y permita el ingreso de las ayudas humanitarias.
El mismo pedido presentó la Conferencia de Obispos Católicos de Myanmar (CBCM). Los obispos birmanos "instan encarecidamente a todos los interesados que faciliten el acceso de la ayuda humanitaria a las personas necesitadas y desplazadas para poder proporcionarles asistencia humanitaria básica". Los prelados reiteraron que la dignidad humana y el derecho a la vida nunca pueden quedar comprometidos: "Pedimos encarecidamente que se respete la vida y a la santidad de los lugares de culto, hospitales y escuelas", dice la declaración del 14 de enero. La CBCM también expresó su preocupación por los prófugos: “Miles de ellos se están movilizando en este momento; millones mueren de hambre”. Por último, los obispos exhortan a todos los religiosos y religiosas a seguir llevando a cabo una “misión de amor y sacrificio por el pueblo, independientemente de su fe, pertenencia étnica o lugar donde se encuentre”, con la convicción de que los gestos de acogida y cercanía hacia los que huyen “pueden sanar a esta nación”.
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