Mizoram se niega a recopilar datos biométricos de los prófugos de Myanmar
El Estado del noreste de la India considera que los chins que huyen pertenecen a su misma familia, pero la cuestión también tiene relevancia política, porque a fin de año se celebran elecciones locales y el primer ministro Zoramthanga busca otro mandato. Se calcula que en Mizoram hay cerca de 30.000 refugiados birmanos, el grupo más numeroso fuera de Italia. Una actitud opuesta a la de Manipur y las órdenes del gobierno central de Delhi.
Milán (AsiaNews)- El gobierno de Mizoram, uno de los Estados del noreste de la India, declaró el mes pasado que no recopilará los datos biométricos de los refugiados de Myanmar, ignorando las indicaciones recibidas del gobierno central de Delhi.
La orden provino del gobierno indio encabezado por el primer ministro Narendra Modi en abril de este año, cuando el Ministerio del Interior solicitó que Mizoram y Manipur, ambos en la frontera con Myanmar, recopilaran datos de los que se consideran “migrantes ilegales”. Mizoram, sin embargo, donde se encuentra la mayor parte de refugiados que huyen del conflicto civil que estalló tras el golpe de Estado de febrero de 2021, considera que la etnia chin está emparentada con los mizo, el principal grupo étnico que reside en el Estado. En los registros oficiales también se les denomina Kuki y forman parte de un conjunto de grupos tribales conocidos como zo, término utilizado para referirse a las poblaciones que habitan las colinas de Lushai, que se extienden entre la India y Myanmar.
Los dos Estados comparten una frontera (no vallada) de 1.643 km, que pasa por Arunachal Pradesh (520 km), Nagaland (215 km), Manipur (398 km) y Mizoram (510 km). Los Estados correspondientes en Myanmar son Kachin, la región de Sagaing y Chin. Las poblaciones de ambos lados de la frontera comparten la misma lengua, la misma cocina, la religión cristiana y las mismas tradiciones, aunque con matices diferentes. Ya durante la represión del Tatmadaw (el ejército birmano) en 1988 contra los manifestantes en favor de la democracia, numerosos chin habían emigrado a Mizoram y permanecieron allí. Pero entre 1966 y 1986 algunos mizo también emigraron a Myanmar durante una época de enfrentamientos políticos entre las poblaciones indígenas, que se unieron en el Mizo National Front (MNF) -en aquel momento una milicia armada y actualmente el partido que dirige el Estado- y el gobierno central de Delhi. Por eso la frontera nunca ha sido vallada y hasta antes de la pandemia podían desplazarse hasta 16 km del otro lado de la frontera durante 14 días sin necesidad de visa.
Mizoram, gobernada por el primer ministro Zoramthanga, líder del MNF, ya había ignorado antes la orden del gobierno central de cerrar la frontera. En Manipur, en cambio, la situación es más complicada: desde principios de mayo se han producido disturbios que han desembocado en violentos enfrentamientos étnicos, debido a las diferencias en la asignación de recursos del gobierno a los grupos tribales Kuki (cercanos a la etnia cristiana Chin que huye de Myanmar) y Meitei (el grupo mayoritario y predominantemente hindú). En Manipur acusan a los refugiados birmanos de facilitar el tráfico ilegal de drogas y armas, aunque según los expertos no hay datos que avalen esta teoría. Hace pocas semanas Manipur, que había iniciado en julio el proceso de registro de datos biométricos con la colaboración de la Oficina Nacional de Registros Criminales, también solicitó una prórroga para completar las operaciones debido al conflicto interno. El Ministerio del Interior concedió otros seis meses, hasta el 31 de marzo de 2024, para recoger las huellas dactilares y parámetros oculares.
El ministro de Información y Relaciones Públicas de Mizoram, Lalruatkima, calcula que en el Estado hay 30.000 refugiados de Myanmar y otros 30.000 de Bangladesh, cuya población apenas supera el millón de habitantes. No se han recogido datos biométricos de los inmigrantes por "razones humanitarias", declaró al Indian Express, y añadió que sin duda el Gobierno central "expulsará" a los refugiados una vez obtenida la información. "Las personas que vinieron de Myanmar son parientes nuestros". Cuando se trazaron las fronteras en la época de los ingleses, algunos de nuestros hermanos y hermanas quedaron del otro lado. Ésta es la situación en que se encuentran los mizo. Cuando se produjo el golpe militar, vinieron a refugiarse aquí”, añadió Lalruatkima. El ministro admitió que la cuestión también está relacionada con las próximas elecciones en la Asamblea estatal, que se llevarán a cabo a finales de este año. “Esta es una cuestión política. No podremos avanzar en este asunto hasta que se hayan realicen las elecciones". El partido del Primer Ministro Zoramthanga busca un nuevo mandato y los observadores creen que esta decisión se ha tomado para ganar terreno político.
Según los expertos, registrar los datos biométricos de los refugiados se ha convertido en la norma en varias partes del mundo y ciertamente facilita la distribución de recursos y ayuda; pero también puede convertirse en una forma de violar la privacidad de sujetos vulnerables que luego no tienen forma de oponerse a las decisiones del gobierno. Por ejemplo, Human Rights Watch denunció hace unos años que ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, compartía con el gobierno de Bangladés datos personales de ciudadanos birmanos que se encuentran en ese país. A su vez el gobierno de Bangladés la envió al régimen militar birmano a fin de proceder a la repatriación de los refugiados rohingya, a pesar de que en Myanmar no existen las condiciones de seguridad necesarias para la transferencia de la población.
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