Misionero Pime: Cristo, fuente de rescate entre modelos negativos y catástrofes naturales
Chiang Rai (AsiaNews)- Mientras les escribo la tierra tiembla todavía: el 5 de mayo pasado el terremoto vino a "visitarnos". Una visita imprevista e inesperada, tanto que Tailandia no es una nación de alto riesgo sísmico. Una visita que asemejaba a un ladrón: entra en las casas, las devasta, abre todos los armarios, mueve todos los objetos y los tira al piso. Es verdad, como a nadie le gusta ser visitado por los ladrones, así también un terremoto nos deja atónitos: es difícil volver a las habitaciones y recoger los objetos, porque siempre tienes ¡la sensación de haber sido "violado" por un extraño! Lo que nos ha dejado después sin palabras es que sucedió una semana antes del inicio del nuevo año escolástico, y a pocos días de la apertura de nuestros hostales. Uno de ellos, el más cercano al epicentro, es casi inhabitable. Y pensar que habíamos apenas terminado los trabajos de restauración para acoger a un grupo de adolescentes de un proyecto educativo nuestro.
Afortunadamente en el centro de la misión, en la pequeña ciudad de Mae Suay, si bien sintieron bien el temblor, los daños fueron leves. En los días pasados llegaron 30 jóvenes que en los próximos días, iniciarán el nuevo año escolástico en la gran escuela que está a unos 20 km de nuestra misión. La vida continúa, aunque si en los días que vendrán habrá un poco de "¡temor" en subir las escaleras o dormir en el segundo piso!.
Terremoto aparte, este tiempo pascual está caracterizado por la visita a los pueblos, que según nuestro plan pastoral, inicia ya en tiempos de Cuaresma. Mi misión tiene bajo su cuidado a 29 pueblos, cada uno con su capilla y casi todos con un responsable: también queriendo visitarlos con más frecuencia, es necesario hacer las cuentas con todas las otras actividades de la misión. Por esto, si bien somos 2 sacerdotes, a menudo la visita completa de los pueblos nos exige casi 2 meses. Yo estoy en Mae Suay ya desde casi 2 años y medio, y no he terminado de visitarlos a todos, también porque mi actividad principal es ocuparme de los hostales, en los cuales recibimos a unos 70 jóvenes de primaria y secundaria.
El método de "selección" está relacionado que la propuesta que hacemos es diversa a los simples "hostales-dormitorios". Los jóvenes provienen de familias ya católicas o que están haciendo el camino del catecumenado, para que ellos tengan las bases de la "fe" que permita a los padres el entender el sentido de nuestro método educativo. Laudes, rosario, misa, catecismo 3 días por semana antes de ir a la escuela, pruebas de canto semanal, compartir la Palabra de Dios y adoración eucarística mensual, son sólo algunos de los puntos de oración de la vida del hostal.
Es un camino intenso, que quiere ayudar a los muchachos a formarse en una base sólida sobre la cual formar su propia vida de cristiano y el propio futuro, en una sociedad que invita a hacer justo lo contrario de lo que el Evangelio enseña. Hoy más que nunca es necesario enseñar los valores positivos, no sólo los que derivan del Evangelio sino y sobre todo las reglas de buena convivencia y educación que parecen haber desaparecido de los manuales escolásticos. De mi punto de vista noto que los jóvenes de nuestra misión advierten la necesidad de tener modelos a los cuales seguir; lamentablemente a menudo aparecen figuras inalcanzables y quien trata de imitarlos se encuentra con sus propios límites. Personas del mundo del fútbol, de la música, pero también de la sociedad thai, sobre todo entre los tribales de los montes del norte, asumen verdaderamente características de verdaderos modelos para un futuro mejor. Entre estos modelos es raro que haya un catequista, un cura, un educador, una monja...
"Desalentarse? Bueno, a menudo la tentación de ¡decir que todo es inútil existe! Pero la esperanza llega del Evangelio: el domingo de Pascua en el Evangelio de Mateo hemos leído que, no obstante muchos dudaran de la resurrección de Jesús, Él, apareciendo a los apóstoles, nos dice un palabra de confortación o de pesar, pero exhorta a los presentes a hacerse testigos de lo que han visto y oído, y agrega que los habría precedido en galilea. Este pasaje puede ser realmente un paradigma de nuestra vida de cristianos y mi vida de cura misionero: no llorase encima, no permitir que las situaciones ordinarias se conviertan en "catástrofes" no solucionables, sino tener la certeza que Jesús nos precede "siempre". El precedernos es ya un bendecir y reconocer lo que estamos haciendo en su nombre.
Con estos sentimientos pascuales en el corazón, los saludo y me confío a sus oraciones, le aseguro las mías y como siempre le confío a "mis" muchachos de la misión.
* El p. Valerio Sala es misionero del Pontificio Instituto Misiones Extranjeras (Pime) originario de la provincia de Milán, está en Tailandia desde hace 5 años.
07/05/2014
16/04/2014