Ministro budista: es vergonzoso el ataque de los budistas contra los Rohingyá
Mangala Samaraweera preside el ministerio de Finanzas. El 26 de setiembre, 31 prófugos escapados de Myanmar fueron agredidos por monjes budistas en un campo de la ONU situado en la periferia de Colombo. En el pasado, la isla acogió a otros refugiados. Musulmán: “Nosotros no hemos pedido nunca que se establecieran aquí los Rohingyás. Hay todavía muchas víctimas como consecuencia de la guerra civil que esperan una casa.
Colombo (AsiaNews)- El asalto realizado por una multitud de monjes budistas contra los prófugos Rphingyás escapados de Myanmar, que habían encontrado refugio en un campo de la ONU “es vergonzoso”. Lo afirma Mangala Samaraweera, ministro de Finanzas de Colombo, en Sri Lanka. Él interviene para condenar la agresión realizada por unos monjes, el 26 de setiembre pasado, contra los 31 huéspedes de la estructura dirigida por la UNHCR (Alto comisariado de la ONU para los refugiados) en Mount Lavinia, un suburbio de la capital. “Como budista -afirma- condeno este acto de violencia, sobre todo por estar orgulloso de que el budismo sea una religión de no-violencia y compasión”.
Después de la agresión, la UNHCR fue obligada a transferir a los prófugos a un lugar seguro. El ministro reporta que los fugitivos fueron encontrados hace algunos meses en una barca a la deriva frente a las costas esrilanqueses y salvados por la Marina. Samaraweera refiere que el salvataje no es el primero de este tipo. En marzo de 2008 otros prófugos fueron salvados y alojados en la isla hasta 2012, cuando fueron llevados a los EEUU. Además, en 2013, la Marina recuperó a otros 170 exilados Rohingyás de dos barcas que habían naufragado. También ellos fueron confiados al cuidado de la UNHCR y luego fueron llevados a los EEUU y a Canadá.
El político sostiene que “todas las personas buenas de este país, y sobre todo los budistas, deben condenar la acción de los monjes. Pido a la policía adoptar acciones severas contra estos criminales que realizan delitos contra refugiados inocentes”.
Del mismo parecer son otros ciudadanos budistas que se oponen al asalto de los radicales. A AsiaNews, dice Sirimewan Indrarathna, 58 años, residente en la periferia de Piliyandala, que quedó dolorido al ver a los monjes y a otros jóvenes que se autodefinían de “sangre singalesa” hacer flamear banderas con el símbolo del león. Estas personas obran como si no tuviesen religión o humanidad”. Él continúa diciendo que “estos famosos personajes difundirán el discurso del odio en vez de cultivar los verdaderos valores del budismo. Los principios del budismo afirman que sus fieles deben cuidar a los demás, en particular a aquellos que necesitan de nuestra ayuda y protección”.
Según Malarjothy, una mujer tamil que reside en Wellawatta. “La verdadera cuestión es porque los Maha Sanga (jefes sacerdotales) permanecen en silencio frente a estos mezquinos incidentes que provocan un grave daño al budismo de Sri Lanka. Hay tantos fieles y monjes honestos, y en cambio, estos racistas destruyen la buena imagen de la religión. El budismo reúne vidas destruidas, difunde el amor y el respeto”.
Pradeep Laksiri, activista católico de Negombo, declara que “la vida humana vale más que cualquier otra cosa. Todas las religiones enseñan el respeto de cada vida. Es vergonzoso que estos radicales ataquen a los refugiados y difundan entre ellos el miedo”. El musulmán Aadhil Ali Sabry agrega que “no se necesita mirar a estas cuestiones con la lente del racismo. Ellos son seres humanos. No es la primera vez que los refugiados llegan a nuestro país. Las víctimas estaban en un campo de la ONU aguardando ser destinados”. Él reafirma que los musulmanes de Sri Lanka “jamás han pedido a las autoridades que otorguen a los refugiados el permiso para permanecer en la isla, y esto a pesar de que todavía no han vuelto a sus hogares tantas víctimas de los 30 años de guerra civil”.