Migrante se arrojó desde el edificio que había construido y muere: el patrón le debía 8 años de salario

de Wang Zhicheng

El suicida es un hombre llamado Li, de 50 años. El edificio fue construido en el 2008, en el momento de los Juegos Olímpicos. Li y su equipo no recibían ningún salario desde entonces. De acuerdo con cifras oficiales, hay unos 3 millones de trabajadores migrantes que no reciben regularmente sus salarios.

Beijing (AsiaNews) - Un trabajador migrante se arrojó desde el sexto piso de un edificio, que había ayudado a construir, cansado de perseguir el jefe que le debía 8 años de salario a él y a su equipo de constructores.

El incidente ocurrió en el condado de Changfeng (Anhui) y fue reportado por los periódicos locales. El suicida, llamado Li, de 50 años, empezó a trabajar para una empresa hace ocho años, pero jamás recibió un salario. En todos estos años su patrón había acumulado una deuda de varios cientos de miles de yuanes con Li y su equipo de trabajadores migrantes. Li intentó muchas veces cobrar lo que se le debía, pero sin éxito.

Ayer por la mañana, Li se dirigió al edificio, un edificio de 8 plantas, que él y su equipo habían construido en el año 2008 (el año de los Juegos Olímpicos de Beijing) con la esperanza de enfrentarse al jefe, pero no lo encontró. Frustrado y desalentado, Li se arrojó desde el sexto piso y murió.

La familia de Li dice que su pariente también estaba preocupado por sus otros compañeros, que no han recibido salarios durante años.

Lo que pasó ayer es muy común en el país. Muchos migrantes procedentes del campo vienen a la ciudad para ganar dinero y son llevados a trabajar en los astilleros como mano de obra genérica. El patrón se compromete a pagarles al finalizar la obra, proporcionándoles una comida diaria y un lugar para dormir bajo techo, por lo general un contenedor o una choza. Al final de la obra, los patrones que los han contratado desaparecen y los migrantes - que son ilegales en la ciudad, porque no tienen certificado de residencia - no tienen ninguna posibilidad de obtener justicia.

El fenómeno se ha vuelto aún más evidente en este periodo en el que la economía china muestra signos de sufrimiento. De acuerdo con el China Labour Bulletin, en agosto pasado se han realizado 85 huelgas en el sector de la construcción; en septiembre la cifra se elevó a 95, todas ellas estuvieron motivadas por salarios pendientes de pago.

Los suicidios aumentan durante los días festivos chinos, como Año Nuevo, cuando los migrantes regresan a sus familias, con la esperanza de traer el dinero ganado durante el año. El rechazo o la desaparición de los jefes los empuja al suicidio.

A veces la justicia se irrita contra ellos. En marzo pasado, ocho migrantes fueron condenados a entre seis y ocho meses de prisión por protestar en público en Langzhong (Sichuan), exigiendo sus salarios impagos. Los jueces los condenaron por "resistencia" a los funcionarios públicos que querían desalojarlos.

De acuerdo con cifras oficiales, alrededor de 3 millones de trabajadores migrantes no reciben sus salarios con regularidad. Más del 70% no tienen jubilación o atención médica.