Mensaje por el Ramadán, cristianos y musulmanes de la competencia a la colaboración
“La rivalidad interreligiosa marcó negativamente la imagen de las religiones y de sus seguidores, alimentando la idea que ellas no sean fuente de paz. Para prevenir y superar estas consecuencias negativas es importante que nosotros cristianos y musulmanes, si bien reconociendo nuestras diferencias, nos recordemos de aquellos valores religiosos y morales que compartimos”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)-“Cristianos y musulmanes de la competencia a la colaboración” es el título del mensaje que el Pontificio Consejo para el diálogo interreligioso envió a los Musulmanes del mundo en ocasión del mes del Ramadán-iniciado este años alrededor del 16 de mayo-y para la fiesta de “Id al-Fitr H./2018 A.D., que cae hacia el 15 de junio.
En el documento, firmado por el presidente del ministerio, el Card. Jean-Louis Tauran y del secretario, Mons. Miguel Ángel Ayuso Guixot, M.C.C.J., se lee que “las reflexiones que queremos compartir con vosotros en esta ocasión en lo que se refiere a un aspecto vital de las relaciones entre cristianos y musulmanes: la necesidad de pasar de la competencia a la colaboración. En el pasado-prosigue el mensaje- las relaciones entre cristianos y musulmanes estuvieron marcadas, demasiado a menudo por un espíritu de competencia, de las cuales se ven las consecuencias negativas: los celos, las recriminaciones y las tensiones. En algunos casos estas llevaron a violentos enfrentamientos, especialmente cuando la religión fue instrumentalizada, sobre todo a causa de intereses de parte o de movimientos políticos”.
“Tal rivalidad interreligiosa marcó negativamente la imagen de las religiones y de sus seguidores, alimentando la idea que ellas no sean fuentes de paz sino, más bien de tensión y violencia. Para prevenir y superar estas consecuencias negativas es importante que nosotros cristianos y musulmanes, si bien reconociendo nuestras diferencias, nos recordemos de aquellos valores religiosos y morales que compartimos. Reconociendo aquello que tenemos en común y manifestando respeto por nuestras legítimas diferencias, nosotros podemos establecer aún con mayor firmeza un sólido fundamento para las relaciones pacíficas, pasando de la competencia y del enfrentamiento a una cooperación eficaz por el bien común. Esto va en ventaja, particularmente, de los más necesitados y permite a todos nosotros poder dar un testimonio creíble del amor del Omnipotente para la humanidad entera”.
“Todos nosotros tenemos el derecho y el deber de dar testimonio al Omnipotente al Cual rendimos culto, de compartir nuestras creencias con los otros, en el respeto por su religión y sus sentimientos religiosos. Para poder alentar las relaciones pacíficas y fraternas, trabajemos juntos y honrémonos intercambiablemente. De este modo daremos gloria al Omnipotente y promoveremos la armonía en la sociedad que es siempre más multi-étnica, multi-religiosa y multicultural”.