María Magdalena: mujer, contemplativa, apóstola
Desde hoy, la memoria de santa María Magdalena es elevada a nivel de fiesta, por expreso deseo del Papa Francisco. Sor Marie Gemma, priora carmelita en Baroda, explica el valor de esta santa, la primera que anunció la resurrección, signo de la grandeza del genio femenino.
Mumbai (AsiaNews)- Desde este año, por expreso deseo del Papa Francisco, la Congregación vaticana para el Culto divino estableció que la memoria de María Magdalena sea celebrada como fiesta. El motivo es que de tal modo se le da mayor importancia al genio femenino en la Iglesia. María Magdalena estuvo entre las primeras en recibir la misericordia de Jesús y fue la primera anunciadora de la resurrección. Sor Marie Gemma, priora del monasterio carmelita de Baroda (Gujarat) ofrece una reflexión.
Este nuevo desarrollo-el cambio de memoria a fiesta de María Magdalena- ¿tiene un significado particular para una contemplativa de clausura? Podría ser una contradicción dado que María Magdalena es aquella que corrió afuera (del sepulcro) para encontrar a Jesús.
En realidad no hay contradicción porque ante todo, una contemplativa es aquella que habiendo tenido una experiencia con Dios, se convierte en un medio que comunica a Dios a cada persona que encuentra. Sólo un corazón contemplativo podría ir afuera, en la obscuridad más obscura, antes de la aurora, para embalsamar el cuerpo de Aquel al cual estaba unida por vínculos de amor que nadie podría romper.
Me viene a la mente una imagen que santa Teresa de Ávila describe en su libro: “El castillo interior”. Es la imagen del gusano de seda. Hablando de la profunda unión que se produce en el alma, ella dice que (esto) es realmente la muerte del yo y del nacimiento de la semejanza con Cristo. El gusano de seda teje en su capullo en el cual morirá, sólo para surgir como una espléndida mariposa. De tal modo, Dios mismo se vuelve la casa en la cual el alma muere, entrando en la misma tiniebla del sufrimiento y de la muerte de Cristo, para ser transformada en una nueva vida en el espíritu. Tal transformación lleva consigo el espíritu de servicio, de moverse aún más a fondo en el mundo del espíritu y de compartir el amor redentor del Salvador. El aniquilamiento de la cruz expande el poder de la resurrección.
Santa María Magdalena realmente hizo experiencia de esto, cuando osó permanecer a los pies de la Cruz. Este compartir Su muerte la hizo capaz de ir por amor hasta la tumba, donde ella Lo encontró. Ella experimentó el poder que Él, su amor, es Vida; que Él es el Dios que la guía en una nueva relación: “No me detengas, porque aún no subía a lo del Padre: pero ve a los de mis hermanos y diles: Subo al Padre mío y Padre vuestro, Dios mío y Dios vuestro”. Ella transformada, se convirtió en medio, la apóstola de los apóstoles.
Sólo una contemplativa podría hacer esto- una contemplativa en el mundo o una contemplativa en el claustro. Una verdadera contemplativa es una apasionada, una valiente, tenaz, abierta para ser conducida a cualquier lado por el amor, conducida fuera de sí misma.
La elevación de memoria de María Magdalena a nivel de fiesta es la exaltación de la convicción que uno es amado por Él no obstante todo. Es la exaltación del ser contemplativas, del ser mujer con la dignidad dada por Aquel que la ha creada, salvada, hecha bella para convertirla en su eterna Esposa.
Estamos felices y orgullosas que el Santo Padre haya sido capaz de percibir los dones maravillosos que son confiados a cada mujer.
23/12/2015
17/05/2017 14:08