22/04/2025, 13.33
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Martinelli: 'Polifonía de la fe', el legado del Papa Francisco y la Iglesia del Golfo

de Mons. Paolo Martinelli*.

En una reflexión enviada a AsiaNews, el vicario de Arabia califica al pontífice de «presencia concreta» para los cristianos de la región. El viaje apostólico de 2019, el nacimiento de la Casa de Abraham y la firma del documento sobre la fraternidad. Una fraternidad universal que acoge las diferencias como un don y una riqueza, la Encíclica Laudato sì y el pesar por no asistir a la COP28.

Abu Dhabi (AsiaNews) - El Papa Francisco «no es una entidad abstracta, sino una presencia concreta» para la Iglesia de Arabia, también porque «fue el primer Papa que vino al Golfo» para una visita «única» que «realmente abrió una puerta que nadie podía imaginar hasta hace unos años». Así lo cuenta a AsiaNews monseñor Paolo Martinelli, vicario apostólico de Arabia meridional (Emiratos Árabes Unidos, Omán y Yemen). «Todo el mundo lo siente cercano», observa el prelado, «nuestros fieles sobre todo, pero también los de otras religiones que han mostrado un gran afecto. Yo mismo he recibido cartas de líderes y jefes de otras confesiones, expresando su participación en el duelo». 

En el Vicariato de Arabia del Sur, el corazón de las celebraciones por la muerte del Papa argentino será la Casa Abrahámica, donde el 24 de abril se celebrará una misa solemne concelebrada con el Nuncio Apostólico y los embajadores, así como los responsables de la instalación. «Subrayaremos», explica monseñor Martinelli, «el profundo vínculo que une a Francisco con la tierra de Arabia en el lugar, la Iglesia de San Francisco, donada por el presidente de los Emiratos Árabes Unidos al propio papa: un lugar privilegiado», dice, «para subrayar esta unión que se ha creado». Una unión con el papa que se ha visto reforzada por el viaje apostólico de 2019 y que ha impulsado a los fieles «a converger en las iglesias para rezar en estas horas». 

Una reflexión final, monseñor Martinelli la reserva para el tema de los migrantes y el «continuo recordatorio» hecho por el papa Francisco «de la necesidad de acogerlos, sobre todo de respetar su profunda dignidad», apunta el prelado. Elementos fundamentales para una Iglesia formada en gran parte por migrantes de «muchas partes del mundo, casi un centenar de nacionalidades diferentes». Y que le llevaron, en la misa en el estadio de Abu Dabi en 2019, a utilizar la expresión «polifonía de la fe, en una pluralidad de dones, carismas, tradiciones y ritos».

A continuación reproducimos el testimonio enviado a AsiaNews por monseñor Martinelli:

En primer lugar, creo que la fuerte reacción en la Iglesia y en el mundo al anuncio de la conclusión de la misión terrenal del Papa Francisco, de dolor por su muerte y de gratitud por lo que ha realizado en estos 12 años, es ya una clara expresión del enorme valor de este pontificado. Durante estos años, el Papa Francisco ha realizado numerosos gestos proféticos, ha llevado a cabo encuentros extraordinarios, ha ofrecido un amplio magisterio y ha abordado las cuestiones fundamentales que plantea el «cambio de época», como él mismo ha dicho en repetidas ocasiones, en el que nos encontramos. 

Para el Vicariato Apostólico de Arabia Meridional -que incluye los Emiratos Árabes Unidos, Omán y Yemen- queda ciertamente imborrable su visita a Abu Dabi (3-5 de febrero de 2019) con ocasión de la firma del documento sobre la Fraternidad Humana junto al Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad al-Tayyib. Era la primera vez de un sumo pontífice en la península arábiga. Aún hoy, el recuerdo sigue vivo entre nuestros fieles, personas de otras religiones y autoridades gubernamentales. Este documento expresa la visión del Papa Francisco sobre el diálogo interreligioso, llamando a las personas de diferentes confesiones a trabajar juntas para hacer el mundo más humano y fraterno adoptando, como dice el texto, «la cultura del diálogo como camino; la colaboración común como conducta; el conocimiento mutuo como método y criterio».

Habla de la centralidad de Dios en la vida humana y en la sociedad; de la dignidad de toda persona, del valor de la libertad, de la justicia «basada en la misericordia» y de la educación de las nuevas generaciones en el sentido religioso y en los valores espirituales; de la promoción de la familia y de la mujer en la sociedad. En particular, se afirma con firmeza que nunca se puede hacer violencia en nombre de Dios. La experiencia religiosa, por su propia naturaleza, es una experiencia de paz y misericordia. La violencia en nombre de Dios es traición e instrumentalización de la religión. La fe, nos dice el documento desde el principio, nos impulsa a considerar a toda persona humana como hermano y hermana, especialmente a los necesitados.

Además, el Papa Francisco en Abu Dhabi también visitó la Iglesia local en esa ocasión. Visitó la Catedral de San José y, sobre todo, celebró la Santa Misa en el Estadio Zayed, abarrotado de fieles. Quisiera recordar un pasaje de su homilía: "Aquí conocen la melodía del Evangelio y viven el entusiasmo de su ritmo. Ustedes son un coro compuesto por una variedad de naciones, lenguas y ritos; una diversidad que el Espíritu Santo ama y quiere armonizar cada vez más, para hacer de ella una sinfonía. Esta alegre polifonía de la fe es un testimonio que dan a todos y que edifica la Iglesia". Para mí, estas palabras representan un legado específico para nuestra Iglesia local: ser una Iglesia en la que se experimente la unidad en la diversidad de los diferentes dones, carismas, culturas, tradiciones y ritos.

Sobre todo, no hay que olvidar que la firma del documento sobre la Fraternidad Humana tuvo lugar mientras se celebraba el octavo centenario del encuentro entre San Francisco de Asís y el Sultán de Damietta, Malik al-Kāmil (1219-2019). En esta perspectiva, se confirma también el carácter profundamente «franciscano» del pontificado, empezando por la elección del nombre. Un carácter también profundizado por documentos magisteriales que también son decisivos para nosotros en el Golfo. Pienso, por ejemplo, en la encíclica de inspiración franciscana Fratelli tutti, que constituye de hecho la profundización más sistemática del documento firmado en Abu Dhabi, en el que se propone la amistad social para promover una sociedad inclusiva y solidaria, en la propuesta de una fraternidad universal que acoge las diferencias como don y riqueza para compartir. A la Encíclica Laudato sì sobre el cuidado de la casa común, en la que el Papa nos invita a seguir el ejemplo de San Francisco de Asís, que ve en todas las criaturas un don de Dios, por el que alabar al Altísimo. A este respecto, pienso en la importancia de este tema fundamental también para los Emiratos Árabes Unidos, donde se celebró la COP 28 (30.11-13.12.2023) en Dubai, en la que el Papa Francisco deseaba fervientemente participar. Un deseo que desgraciadamente no se hizo realidad debido a una gripe.

Por último, el Papa Francisco también permanece en el corazón de los fieles de nuestro vicariato apostólico por su relación con Omán y Yemen. A través de sus dos viajes al Golfo (Abu Dabi y Bahréin), el Papa Francisco ha fomentado las relaciones con Omán, que mantiene relaciones diplomáticas estables con la Santa Sede desde hace dos años. Este es un hecho que favorece nuestra labor pastoral con los católicos residentes en este país. Y de nuevo, inmensa es nuestra gratitud al Papa Francisco por no olvidar nunca el drama de Yemen. A pesar de que el país ha sido efectivamente olvidado por el mundo a lo largo de los diez años de guerra civil, el Papa nunca ha dejado de hacer oír su voz y de llamar a la reconciliación entre las partes.

Recuerdo con emoción cuando en la audiencia general del 19 de abril de 2023, el papa mencionó los nombres de las siete hermanas misioneras de la caridad, de la Madre Teresa de Calcuta, asesinadas en dos atentados en Yemen, en julio de 1998 y al inicio de la guerra civil, el 4 de marzo de 2016, llamándolas «mártires de nuestro tiempo». 

Incluso el Domingo de Resurrección de este año, un día antes de su muerte, en el discurso que pronunció para la bendición Urbi et Orbi, volvió a hablar de Yemen, haciendo un nuevo llamamiento a la paz: «Un pensamiento especial dirijo también al pueblo de Yemen, que vive una de las peores crisis humanitarias “prolongadas” del mundo a causa de la guerra, e invito a todos a encontrar soluciones a través de un diálogo constructivo. Creo sinceramente que también el Papa Francisco, por estas atenciones llenas de amor y ternura hacia los que sufren, permanecerá para siempre en el corazón de los que viven en la Península Arábiga.

*Vicario apostólico de Arabia Meridional

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