Mar Sako: contra las destrucciones de Isis, los planes de reconstrucción y convivencia para Mosul y Nínive
El patriarca caldeo condena la destrucción de la mezquita de Mosul y las devastaciones del Isis, una “cultura de muerte”. La oración del p. Ragheeb delante de la iglesia y el deseo de convivencia entre cristianos y musulmanes. La invitación a los fieles de Europa y Occidente a visitar a los prófugos, enseñándoles “a tener más confianza en el futuro”. Un balance de la reconstrucción y la vuelta de los primeros evacuados.
Bagdad (AsiaNews)- El Patriarcado caldeo “condena decididamente” la destrucción de la mezquita Al-Nouri y del minarete inclinado, porque estos actos “no sólo devastan la historia” de una ciudad y de un país, sino también la “memoria de la gente, su cultura”. Es cuánto subraya a AsiaNews el patriarca caldeo mar Louis Raphael Sako, comentando la destrucción de uno de los lugares de culto más importantes de Mosul, realizado por los yahidistas del Estado islámico (EI, ex Isis). “Daesh (acrónimo árabe para el EI) es como una bestia del Apocalipsis”, continúa el primado caldeo, que deplora la cancelación de un “lugar de culto antiguo” e invita “al mundo entero a moverse y obrar” para derrotar esta cultura de muerte.
Después de la grave y sistemática violencia perpetrada por el EI (atrincherado en el sector oeste de Mosul), en las últimas semanas, el área oriental de la ciudad y los pueblos de la Llanura de Nínive, liberados gracias a la ofensiva árabe-kurda han comenzado un lento proceso de retorno a la normalidad. Para permitir la vuelta definitiva de los evacuados, es necesario reconstruir las casas y asegurar los terrenos, que han sido diseminados con minas por parte de los yihadistas. El objetivo es sostener la reconstrucción desde una óptica de unidad y pluralismo entre los diversos credos, etnias y culturas. Y también se espera que Mosul y Nínive puedan ser en el futuro, un verdadero modelo de convivencia y de libertad religiosa.
Interpelado por AsiaNews, el patriarca Sako habla de un “clima diferente entre los prófugos en comparación a un año atrás”. Hoy toma siempre más consistencia “una nueva cultura, que es la de la convivencia, la de la confianza entre cristianos y musulmanes”. Días atrás, mar Sako se dirigió al sector oriental de Mosul, y se encontró no sólo con la dirigencia militar y civil, sino también con la población recientemente liberada de las manos del Isis. “Todos, también los musulmanes -narra- dicen que los cristianos deben volver, que sin ellos la ciudad no será la misma. Y encontró una vida casi normal, a pesar de los sufrimientos”
En Mosul, al primado caldeo visitó también la iglesia del Espíritu Santo, lugar donde justamente hace 10 años fue asesinado el p. Ragheed Ganni, junto a tres diáconos, muertos por la fe. “Hemos rezado -subraya- por nuestros mártires. Para mí fue un shock volver a la ciudad, porque realmente está cambiada. Quise visitar también mi casa paterna, por mucho tiempo en manos del Isis. Ahora hospeda a dos familias musulmanas, les dije que podían quedarse. Y también las iglesias, todas dañadas, una realidad cambiada…es más, profanadas. Daesh quiso eliminar la memoria cristiana. Ahora tengo miedo por la Ciudad Vieja donde están los lugares de culto más antiguos de la historia cristiana de la región”.
Es necesario ayudar a Irak, a su gente, para “dejar atrás la cultura de muerte del Isis”, subraya mar Sako. “Hemos sufrido todos, mucho, cristianos, musulmanes, kurdos, árabes, turcomanos y no debe quedar nada de esta ideología” “Es un trabajo enorme que hay que hacer, y todos deben colaborar juntos, para iniciar una nueva página”. “No se necesita derrotar a las personas -concluye el prelado- sino la ideología, porque aún está presente. Y trabajar por la unidad del país, reconstruyendo las relaciones de amistad y los vínculos entre las personas”. “Por esto, aprovechando el período estival de vacaciones -prosigue- invito a los cristianos de Europa y Occidente a venir aquí, al Kurdistán iraquí, para dar una ayuda que no sea sólo material, sino también humana y espiritual”. Por el momento “hay grupos franceses” que adhirieron al pedido, pero es fundamental que un número mayor de personas “acompañen a esta gente” enseñándoles “ a tener confianza en el futuro”. “La presencia de extranjeros aquí -subraya mar Sako- puede crear otra atmósfera, de confianza y esperanza” después de un largo período de “miedo y desesperación”. “No necesitamos sólo de dinero -afirma- sino también de relaciones humanas, de intercambios y conocimientos. Y también de una contribución en la reconstrucción, en un renacer que pasa a través de casas limpias, iglesias restauradas para su función originaria, de obras manuales que completar”. La presencia de cristianos occidentales puede ayudar a sentirnos menos solos y se convierte en un estímulo para que “la gente se ponga en juego en primera persona y sea ella misma la primera protagonista en la reconstrucción de casas y ciudades. No se puede esperar sólo una ayuda, en dinero o en obras, desde el extranjero y permanecer inertes”.
Desde hace algún tiempo, una pequeña parte de la población ya volvió a sus pueblos y a las ciudadelas de la Llanura de Nínive; otros, van y vienen, van todos los días a la zona para restaurar las actividades laborales, para hacer reiniciar la agricultura reordenando los campos. “La vida -afirma el primado caldeo- si bien con mucha calma, se ha reiniciado” y los números lo confirman: en Teleskuf ya están viviendo 635 familias, en Baqofa 30 familias de las 70 originales, en Qaraqosh las familias que volvieron a sus casas son 126 (sobre una población originaria de unas 40 mil personas). Los trabajos se refieren también a otras realidades como Batnaya, Bartella e Karamles. “Los refugiados están volviendo -concluye mar Sako- aunque sí, muy lentamente. Hay escuelas que terminar, el año escolar debe ser completado, los exámenes. En concreto, muchos de los evacuados pueden contar con dos meses de alquiler ya pagados en Erbil y en el Kurdistán iraquí”. (DS).