Mar Sako, dos años como Patriarca caldeo: el desafío es "la unidad de la Iglesia en Oriente"
Bagdad (AsiaNews)- Buscar "la unidad de la Iglesia de oriente en todas sus articulaciones", formando en breve tiempo "un comité conjunto de diálogo", porque un cristiano debe ser "unitario y ecuménico" y hoy el verdadero desafío está representado justamente por la "unidad en el amor". Es el mensaje que su Beatitud Mar Sako Louis Raphael I Sako, a través de AsiaNews, quiere lanzar a dos años de elección como patriarca caldeo, el 31 de enero de 2013. En una carta pastoral en ocasión del aniversario de su elección, Mar Sako recalca el compromiso por la unidad entre las Iglesias de Oriente, a menudo divididas en su interior y marcadas por antiguos conflictos y heridas profundas. "Nuestra identidad-afirma-es parte integrante de una Iglesia caldea católica y universal, una misión alegre y un testimonio del Evangelio para el mundo de Hoy".
En el mensaje el patriarca caldeo advierte que no hay que obra bajo el manto del "nacionalismo, de la política o de la parcialidad" porque "¡todo esto llevaría a la Iglesia a perder su identidad eclesial cristiana!". Él invoca a la unidad "en el mismo camino vocacional" y en este tiempo difícil, asegura que la Iglesia "saldrá más fuerte y más pura". Al final, Mar Sako pide "permanecer decididamente cercanos a nuestros hermanos evacuados de cualquier denominación que están sufriendo, están preocupados y asustados", y pide rezar "por la iglesia, por la paz en Irak y en la región".
A continuación el mensaje enviado por el Patriarca caldeo a AsiaNews.
Amadísimos hijos e hijas de la Iglesia caldea:
Deseo enviarles un mensaje, para celebrar el 2° aniversario de la "Cruz que llevo, junto a muchos otros hermanos y hermanas". Quiero expresar todo mi amor a ustedes, que forman parte de la Iglesia caldea y a todos los iraquíes, de cualquier fe y pertenencia. En el curso de los últimos 2 años he aprendido mucho de tantos de ustedes, y tuve la posibilidad de conocer a muchas personas. También he sufrido mucho y he sacado beneficio de las críticas (una lección para aprender).
Antes que nada, deseo agradecer a cuántos me han ayudado a entender y aprender, por su comprensión y su apoyo por cuánto se ha hecho y por todas las puertas de la conciencia que se han abierto.
Cuánto sucedió-en el seno de nuestra comunidad de Iglesia caldea- es la natural evolución de la sucesión patriarcal, que impone el hacerse cargo de particulares circunstancias existentes en los tiempos y en el presente. La situación coincidió con la aceleración de los eventos en la arena iraquí y en toda la región, caracterizada por las olas de evacuados, persecuciones y migraciones. No había otra alternativa sino aquella de enfrentar en modo claro y neto las viejas y nuevas circunstancias; sobre la situación interna de nuestra Iglesia han influido la miopía intelectual, la falta de espiritualidad y la ética legal, unida a un sistema educativo inadecuado. Todo esto además alimentado por un temperamento singular y por la naturaleza humana, además por las ambiciones personales. No podemos ciertamente excluir la herencia local derivada de una particular concepción del poder, que anida todavía en algunas personas las cuales muestran un sentido de disgusto de suerioridad y de dominio tribal; este tipo de mentalidad persiste todavía hoy, en lugar de proyectarse hacia una mayor imagen del ministerio (sacerdotal) humilde, fiel y generoso.
Sin embrago, continuaremos perseverando en nuestra estricta observancia de los principios evangélicos y de esperanza cristiana; queremos transformar nuestra Iglesia caldea en una Iglesia unida, junto al clero y a la asamblea de los fieles. Queremos que nuestra Iglesia caldea sea limpia y disciplinada, potente e influyente, pero abierta también a las influencias que llegan del exterior, si bien teniendo firmes los principios de la caridad y de la transparencia, respeto por los talentos personales y la diversidad, en busca de una constante mejoría y rechazando una prospectiva individual y monolítica, creada por individuos esparcidos por aquí y por allá, que termina por aislar, equivocándose, a algunos individuales sujetos por su comportamiento. La Iglesia no es un terreno en el cual hacer apuestas y aislarse, ¡es un suicidio!
Nuestra identidad es parte integrante de una Iglesia caldea católica y universal, una misión alegre y un testimonio del Evangelio para el mundo de hoy. Esta Iglesia no obra bajo el manto del nacionalismo, de la política o de la parcialidad porque todo esto llevaría a la Iglesia a ¡perder su identidad eclesial cristiana! Por esto quiero asegurar a ustedes todos que estas dificultades, desafíos y presiones que estamos enfrentando, no nos frenarán en el limpiar y en el dar una nueva linfa a la Iglesia caldea. Por lo tanto modificaremos nuestras leyes para que estén de acuerdo con el derecho canónico y las reforzaremos según la voluntad de Dios, como se lo espera nuestro pueblo y siguiendo las normas llenas de coraje marcadas por el Papa Francisco, enviado por Dios como una gracia oportuna.
Estoy consciente de mi responsabilidad y de los deberes que ésta comporta y sé también que la tarea de guiar conlleva sostenedores y opositores y que la verdad tiene un precio; no obstante esto, estoy preparado para ir hasta el fondo, contando con la bendición de Dios y al mismo tiempo, sacando inspiración de las Leyes de la Iglesia, sostenido por el consentimiento episcopal y por una vasta base entre los fieles. Estaré pronto en colaborar con todas las personas de buena voluntad y con todas las Iglesias, buscando en particular la unidad de "la Iglesia en Oriente" en todas sus articulaciones. Todo esto, debería preceder e indicar que, en breve tiempo, se procederá a la formación de "un comité conjunto de diálogo". Un cristiano debería ser unitario y ecuménico. La unidad en el amor, ¡este es el desafío!
En este nuevo año, invito a cada uno de ustedes a leer entre líneas lo que sucedió en el pasado, para aprender la lección que se no ha dado con otro grado de espiritualidad y abrir una nueva página de relaciones recíprocas, libre ya de prejuicios. Obviamente no es necesario dar crédito y peso a las voces y habladurías, son sólo un modo de quemarse a sí mismos y para mandar a la hoguera a la iglesia. Invito a todos ustedes a trabajar juntos, como un equipo, sin transformar opiniones divergentes en conflictos y altercados; una actitud de este tipo no sería digno de nuestra historia y para nuestro sacerdocio, en todo su orden; vivamos nuestro sacerdocio como mensaje supremo, en consonancia con la llamada de Dios. Debemos permanecer unidos en el mismo camino vocacional, amar a nuestra Iglesia y luchar por su renacimiento y para contribuir a su resurrección. Recemos por esta intención. Quien reza, permanece en Cristo. A nivel espiritual es un período difícil para la Iglesia, pero seguramente ella saldrá más pura y más fuerte.
La consagración de 2 nuevos obispos es un signo de renovada esperanza para la Iglesia caldea. En este momento debemos permanecer con fuerza cerca de nuestros evacuados de todas las denominaciones que están sufriendo, están preocupados y asustados Usemos todos nuestros recursos para reforzar el espíritu y para nutrir la esperanza en sus corazones. El mal no tiene futuro. Y ciertamente la tempestad pasará. Nosotros estamos hoy aquí, con nuestra experiencia y nuestra fe, como agentes de cambio y testigos activos de esperanza. Somos guardianes de nuestra misión. Estamos llevando una historia y un mensaje. ¨No perdamos esta oportunidad!
Recen por la Iglesia, por la paz en Irak y en la región y por el bienestar de nuestros hermanos y hermanas evacuados, por su rápido retorno a sus casas y ciudades.
¡Que el Señor los bendiga a todos ustedes!
*Patriarca de Babilonia de los Caldeos y presidente de la Conferencia episcopal iraquí.
17/12/2016 13:14
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