Manila: se profundiza la fractura entre los Marcos y los Duterte
El presidente anterior y el actual se han acusado mutuamente de ser adictos a las drogas, y el hijo menor de Duterte, Sebastián, pidió ayer durante una manifestación que dimitiera. Todas las miradas están puestas en las elecciones legislativas. Mientras tanto, Marcos llegó a Vietnam para discutir la cooperación marítima en clave anti china.
Manila (AsiaNews/Agencias) - Hay turbulencias entre el presidente filipino Ferdinand Marcos Jr. y el ex jefe de gobierno, Rodrigo Duterte, cuya hija, Sara, ocupa actualmente el cargo de vicepresidenta y ministra de Educación. Las dos familias han intercambiado críticas y comentarios sobre la "guerra contra las drogas", que había lanzado la administración Duterte para combatir el narcotráfico (con muertes y arrestos arbitrarios). Desde que llegó al poder en 2022, la política ha sido reajustada por el presidente Marcos, que esta mañana llegó a Vietnam para promover la cooperación marítima entre los dos países contra la injerencia de Beijing en el Mar de China Meridional. Otro importante cambio de rumbo de la nueva presidencia respecto de la anterior que era, por el contrario, mucho más favorable a China.
Duterte calificó a Marcos como "drogadicto" (acusación que fue negada por la agencia antidrogas de Filipinas), y este último respondió a los periodistas comentando: "Creo que el fentanilo es el analgésico más potente que se puede comprar". Es altamente adictivo y tiene efectos secundarios muy graves”, afirmó, para explicar que el ex presidente “toma este fármaco desde hace mucho tiempo ". Espero que sus médicos lo cuiden mejor". En 2016, al comienzo de su mandato, Duterte -cuyas violentas políticas antidrogas llevaron a la muerte a miles de personas inocentes- admitió que había consumido fentanilo, pero negó ser adicto a él.
Para empeorar las cosas, el hijo menor de la familia Duterte, Sebastián, alcalde de Davao (el mismo cargo que ocupó primero su padre y luego su hermana), también se sumó a las críticas contra Marcos. Dirigiéndose a un grupo de sus partidarios, pidió abiertamente la renuncia del presidente: "Si no muestras amor y esperanza por el país, es mejor que renuncies", dijo Duterte "junior", y afirmó que en la ciudad, con la relajación de la campaña de su padre, se ha registrado un nuevo aumento de la criminalidad.
En esas misma horas en la capital, Manila, miles de personas se congregaron para participar en un mitin encabezado por el presidente, que lanzó la campaña "Bagong Pilipinas" (Nueva Filipinas) "para acompañar al país hacia el cambio y el desarrollo". Sara Duterte también participó en el evento antes de volar a Davao - la tercera ciudad más poblada de Filipinas - y reunirse con su familia.
Ya resulta evidente que la alianza entre los dos clanes se ha desmoronado y - con las elecciones de mitad de mandato a la vuelta de la esquina el año que viene - la fractura parece irreparable. Pero no se trata sólo de una visión política diferente, sino más bien de conservar el poder. En efecto, las relaciones entre las familias comenzaron a deteriorarse cuando Marcos propuso modificar la Constitución, redactada en 1987 después de que su padre - dictador, y homónimo del actual presidente - fuera derrocado del poder y obligado al exilio.
Marcos Jr. ha propuesto la modificación alegando que quería aumentar las inversiones extranjeras, pero - según los Duterte y también algunos expertos - de esta manera sería fácil modificar la legislación que prohíbe al presidente gobernar durante más de un mandato. En 2022, en efecto, Rodrigo Duterte presentó como candidata a su hija Sara porque no podía aspirar a un nuevo mandato de seis años y ahora, según algunos, quiere nominar a su hijo Sebastián para las elecciones de 2028.
Mientras tanto, Marcos llegó hoy a Hanoi, Vietnam, donde tratará acuerdos de cooperación entre guardacostas y de suministro de arroz, del que Filipinas es un gran importador. Antes de abandonar el país, el presidente filipino había dicho que con esta visita esperaba potenciar las relaciones bilaterales e "inaugurar una nueva era de amistad y cooperación". A pesar de que los dos países del sudeste asiático reivindican porciones de mar superpuestas, se encuentran unidos en relación a China, que desde hace años cruza las fronteras de las zonas económicas exclusivas de varios países de la región.
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