Manila: Importación récord de arroz, pero escasea para los pobres
Por tercer año consecutivo, Filipinas sigue siendo el principal importador mundial, mientras que la producción interna continúa disminuyendo (también) debido a La Niña. En el segmento más débil, la alimentación absorbe el 40% de los gastos familiares, y crecen las desigualdades sociales. El consumo pasó de 14,8 millones de toneladas en 2020-2021 a 17,4 millones en la actualidad.
Milán (AsiaNews) – Filipinas se encamina hacia un tercer año consecutivo de compras récord de arroz, confirmando su posición como el mayor importador mundial de este alimento, que no sólo sigue siendo esencial a nivel nutricional sino que también tiene importantes implicaciones sociales y culturales. Pero el suministro a un precio asequible es cada vez más un reto en un mercado global afectado por razones climáticas, el aumentos de los precios y, por último, por medidas proteccionistas o estratégicas.
Los últimos datos disponibles son del Departamento de Agricultura de Estados Unidos. Las cifras muestran el descenso de la producción filipina debido al fenómeno climático de La Niña y a los devastadores desastres naturales que han afectado a las principales zonas productoras de arroz del archipiélago en el año que está terminando.
Esto corre el riesgo de acentuar las dificultades de la población menos favorecida, especialmente vulnerable en un país que en pocos años ha pasado de ser casi autosuficiente en arroz a ser un importador neto. En esa situación juegan diversos factores, comenzando por los ambientales y económicos. A ello se suman las decisiones de los planificadores ante los datos de una importación prevista para el ejercicio 2024-2025 de 5,4 millones de toneladas, en gran medida debido al aumento del consumo, que pasó de 14,8 millones de toneladas en 2020-2021 a las 17,4 millones actuales.
Una población de 118 millones en constante crecimiento, hábitos alimentarios en evolución y - en tiempos de dificultad - un mayor recurso al alimento básico de la dieta filipina, son las razones detrás del déficit de arroz. Además, a esto se suma una mayor dificultad para el abastecimiento en los mercados exteriores.
La alarma comenzó a sonar hace tiempo, sobre todo por el efecto devastador que podría tener sobre el tercio más pobre de la población del archipiélago. Según las estadísticas oficiales, en este segmento la alimentación absorbe el 40% de los gastos familiares y ya erosiona otras posibilidades o necesidades, aumentando la desigualdad social. Por otra parte, las importaciones masivas desde el exterior a precios inferiores a los locales corren el riesgo de hundir aún más a los productores filipinos, especialmente a los pequeños agricultores que no pueden sostener la competencia.
Es una realidad generalizada que llama a la acción a las autoridades, tanto en el largo plazo, planificando inversiones e intervenciones para aumentar la productividad local, como en el corto plazo, con iniciativas de subsidios o precios controlados. En este sentido, aunque todavía muy insuficientes, se orientan los puntos de venta de arroz a un precio controlado de 40 pesos (unos 65 céntimos de euro) el kilo del programa KADIWA ng Pangulo. Una iniciativa del Ministerio de Agricultura en la que participan cooperativas de productores y asociaciones empresariales y de consumidores.
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