Manila quiere completar la central nuclear de Bataan
Marcos Jr. pretende confirmar la orden ejecutiva de Duterte que incorpora la energía atómica y la convierte en una de las fuentes energéticas del país. El primer paso podría ser la finalización de la planta impulsada por Marcos padre. Esta fue construida en la zona capitalina por la estadounidense Westinghouse a comienzos de los años ochenta pero jamás fue conectada a la red. Filipinas es uno de los países con mayor coste energético del sudeste asiático, sólo superado por Singapur.
Manila (AsiaNews) - En la encrucijada de las necesidades energéticas y medioambientales en Filipinas, un punto que se debate es el desarrollo de la energía nuclear civil, impulsado periódicamente por las crisis energéticas y la necesidad de estabilizar la producción y la autonomía de las fuentes. Respecto a las crisis, hay que tener en cuenta la situación del archipiélago, conformado por más de 7.100 islas, de las que aproximadamente la mitad están habitadas y donde no siempre se dispone de electricidad, que depende de centrales anticuadas, la mayor parte alimentadas con petróleo o carbón. Por otro lado, la estabilidad energética está sujeta a variables económicas, políticas y estratégicas que ninguna administración ha evaluado hasta ahora de forma exhaustiva. El enigma energético es uno de los más urgentes y difíciles de resolver y, como consecuencia, a veces el foco se centra en el desarrollo de la energía nuclear. Distinta es la situación en otros lugares de Asia (Japón en primer lugar) donde se enfrentan enormes dificultades medioambientales que empujan a optar por un mix energético, aún cuando muchos se oponen.
La cuestión se reabre tras la orden ejecutiva del presidente saliente Rodrigo Duterte de incluir la energía nuclear entre las futuras fuentes de energía. Una decisión que ahora pretende apoyar el flamante presidente electo, Ferdinand "Bongbong" Marcos Junior. Y en dos frentes: con la construcción de al menos una nueva planta y con la mejora de la de Bataán, la única construida hasta ahora en el país. Esta central está ubicada al norte de Manila, a pocos kilómetros de la capital, pero jamás llegó a ponerse en marcha.
La decisión se apoya en dos factores: el elevado coste de la electricidad en el archipiélago (el más alto del sudeste asiático, después de Singapur) y la dependencia de los combustibles fósiles, que actualmente suministran el 80% de la energía.
Por otro lado, los opositores cuestionan los elevados costes de construcción/renovación de las centrales, del combustible, del mantenimiento de las instalaciones y la gestión de los residuos radiactivos. Otras consideraciones son los riesgos potenciales de accidentes, la disponibilidad de zonas adecuadas para la colocación de los reactores y su uso productivo, y los problemas asociados a la inestabilidad política y el terrorismo.
En la Central Energética Nacional de Bataán -en parte, diseñada y construida por la estadounidense Westinghouse entre 1976 y 1984- las obras se paralizaron a pesar de una inversión de 2.200 millones de dólares. Ya en 1979 se produjo una primera paralización debido a los informes sobre posibles riesgos para la salud y la seguridad públicas y a la necesidad de realizar cambios sustanciales en el proyecto inicial de 620 megavatios, por el que el país sigue pagando entre 40 y 50 millones de dólares al año.
Para muchos que ven con escepticismo los programas -parcialmente coincidentes- del gobierno de Duterte y Marcos hijo, la rehabilitación de Bataán parece ser una jugada más bien política. Con ella se apuntaría a seguir rehabilitando la figura de Ferdinand Marcos padre, presidente-dictador y padre del mandatario que asumirá el cargo el 30 de junio.
19/12/2022 11:46