Manila, el gobierno y la guerrilla comunista retoman las negociaciones

de Stefano Vecchia

El conflicto comenzó en 1969 en la época del padre del actual presidente Marcos Jr y ha dejado un saldo de más de 40 mil muertos, en su mayoría civiles. Seis años después de que Duterte interrumpiera las negociaciones, se firmó una declaración en la que las partes se comprometen a buscar "una solución justa y pacífica". La semana pasada se concedió una amnistía a los rebeldes detenidos.

Manila (AsiaNews)- En Filipinas se retoma el proceso de paz entre el gobierno y el Frente Democrático Nacional de Filipinas, interrumpido hace seis años por el presidente Rodrigo Duterte. El objetivo es llegar a un acuerdo que ponga fin a la guerra de las guerrillas de inspiración comunista que operan desde los tiempos de la dictadura de Ferdinand Marcos, padre del actual y homónimo presidente de Filipinas.

El Frente, que representa a los rebeldes, a nivel político y diplomático, está dirigido actualmente por Luis Jalandoni, ex sacerdote y fundador del movimiento "Cristianos por la Liberación Nacional" y referente del Partido Comunista de Filipinas, cuyo líder reconocido y jefe del movimiento de rebelión con fuertes connotaciones maoístas, José María Sisón, murió en el exilio en Holanda el pasado mes de diciembre.

El conflicto con la guerrilla comunista es el más antiguo en el archipiélago. Comenzó en 1969 y ha causado en los últimos años más de 40.000 muertos, en su mayoría civiles. Jalandoni, que ha sido durante mucho tiempo el interlocutor del gobierno en el diálogo para alcanzar una solución, aceptó que el gobierno enviara como negociador al Asistente especial del presidente Antonio Ernesto Lagdameo, y el 23 de noviembre se firmó en Oslo, capital de Noruega, una declaración en la que "las partes se comprometen a buscar una solución justa y pacífica del conflicto armado".

La declaración también afirma "la necesidad de unidad como nación" para afrontar mejor las "amenazas externas a la seguridad" y los problemas que plantea la situación socioeconómica y medioambiental.

El documento sienta las bases para el diálogo posterior y enumera sus prioridades a fin de "lograr reformas socioeconómicas y políticas significativas para una paz justa y duradera".

En cuanto a la identidad futura del Frente, que en el pasado fue catalogado como organización terrorista, en el país y en el exterior, el comunicado conjunto señala que "la solución del conflicto armado y el fin de la lucha armada" conducirán a una transformación del Partido Comunista y su brazo armado, el Nuevo Ejército Popular (NPA).

El anuncio de la reapertura de las conversaciones fue precedido la semana pasada por una amnistía para los rebeldes detenidos. La medida dispuesta por el presidente Marcos fue aplaudida incluso por las fuerzas de seguridad, que valoran la posibilidad de poner fin a un conflicto, pero no contó con el apoyo de otros, como algunos partidos políticos que temen maniobras represivas y que no se contemple la participación de la sociedad civil, justificándolo por la "necesidad" de llegar a un acuerdo.