Manila, católicos contra el proyecto de ley sobre el divorcio: ‘Es inconstitucional’

de Santosh Digal

En el año 2005. El Papa Francisco los invitaba a combatir las “colonizaciones ideológicas que tratan de destruir la familia”. La Constitución filipina establece que “el matrimonio, en cuanto institución social inviolable, es el fundamento de la familia y debe ser protegido por el Estado”. Previstos por la ley la separación legal y la anulación civil. Temores por las repercusiones de la decisión sobre los niños.

Manila (AsiaNews)- “Es inconstitucional, contra la ley cristiana y anti-familia”. Más de 77 organizaciones católicas se oponen unidas al proyecto de ley sobre el divorcio aprobado el pasado marzo en la Cámara y ahora está siendo examinado por el Senado. Esto continúa alimentando un encendido debate en la opinión pública de Filipinas, único país junto al Vaticano en no tener una legislación en materia.

La Constitución filipina (Art. XV, sección 2) establece en modo claro que “el matrimonio, en cuanto institución social inviolable es el fundamento de la familia y debe ser protegido por el Estado”. Por el momento, las únicas opciones para las parejas que desean poner fin a la propia unión es la separación legal, que no permita a ninguna de las partes volver a casarse o la anulación civil. El matrimonio puede ser anulado sólo por motivos limitados, como la inestabilidad mental o la contaminación de una enfermedad por transmisión sexual. Abusos e infidelidades no son razones consideradas válidas por el Estado. Sólo los musulmanes, que representan cerca del 10% de la población, pueden divorciarse según la Ley sobre la familia islámica.

No obstante la oposición del presidente Rodrigo Duterte y de la influyente Iglesia católica, el mes pasado la Cámara baja confirmó la tercera y definitiva versión del proyecto de ley 7303. Según los analistas es todavía improbable que esto reciba el apoyo necesario en la Cámara alta, llamada a revicionar y aprobar una ley de contraparte. Duterte, separado legalmente de su mujer, se declaró varias veces contrario a la medida, declarándolo dañino para los niños y diversos senadores han ya anunciado la intención de no aprobarla.

Un sondeo independiente realizado por la Social Weather Stations revela que en 2017 el 53% de los ciudadanos se declaraba favorable a la legalización del divorcio en Filipinas, nación con la mayor población católica de Asia. Según ,los datos de la Oficina del Procurador general, el mismo año el número de casos de anulación aumentó a más de 8 mil, de los cerca 1.000 en 2008.

Siguiendo la invitación del Papa Francisco, que en 2015 los invitaba a combatir las “colonizaciones ideológicas que tratan de destruir la familia”, los católicos filipinos están comprometidos en una campaña contra el proyecto de ley. Cristina del Reys, miembro del Christian Family Movement, declara a AsiaNews: “Nuestras actuales leyes ya permiten que el matrimonio sea declarado nulo o anulable. La anulación está permitida también en diversas circunstancias. Pero, aquí hay una diferencia fundamental entre la anulación y el divorcio. El matrimonio no es un simple contrato o unión, sino un sacramento, una alianza realizada frente a Dios. Es una unión sagrada entre un hombre y una mujer frente a Dios para establecer una familia”.

Robert De Jesus, de la Sacred Heart Catholic Charismatic Community, reafirma: “El divorcio no resuelve los problemas, destruye la familia. Los niños serán las más importantes víctimas de cada divorcio. Sufrirán mucho más que sus propios padres. La separación inflige a los niños un persistente y dañino impacto emotivo, psicológico y mental”. “Peor será-prosigue De Jesús- cuando se casen, los mismos niños podrán elegir pedir el divorcio como una fácil vía de escape en caso de crisis conyugal. Por ende, el virus del divorcio podría ser transmitido por los padres a sus hijos, destruyendo nuestras familias y la fibra moral de nuestra sociedad en su conjunto”.