Maharashtra: protestas para que se amplíen las cuotas reservadas a las clases desfavorecidas

El activista Manoj Jarange Patil puso fin ayer a una de sus recientes huelgas de hambre, pero anunció que continuará la movilización política hasta que toda la comunidad maratha obtenga los beneficios establecidos por el gobierno. El problema está relacionado con los menores rendimientos agrícolas de una parte de la población y los porcentajes que la legislación reserva a las castas desfavorecidas.

Mumbai (AsiaNews)- El activista Manoj Jarange Patil puso fin ayer a una huelga de hambre que duró casi diez días tras reunirse con una delegación del gobierno del Estado de Maharashtra, con la que discutió la inclusión de la comunidad maratha entre las que pertenecen a las clases desfavorecidas y, por lo tanto, tienen derecho a cuotas reservadas en educación y el sector público.

La huelga de hambre de Jarange-Patil no es la primera, los marathas llevan décadas pidiendo ser incluidos en los programas del gobierno y ya en 2017 y 2018 hubo protestas generalizadas para obtener más ayuda del Estado. Desde agosto el activista ha vuelto a encender la polémica sobre el tema, lo que provocó también reacciones violentas contra los legisladores locales (como intentos de incendiar sus casas) o la renuncia en señal de protesta de aquellos que se han declarado partidarios de la ampliación de las cuotas.

Jarange-Patil había iniciado una huelga de hambre el 29 de agosto pero la suspendió poco después, dándole al gobierno de Maharashtra un plazo de 40 días para cambiar la situación. El 25 de octubre reanudó su huelga de hambre y ayer pidió a la administración local que incluya a los marathas en las cuotas gubernamentales antes del 2 de enero. Hace dos días el primer ministro de Maharashtra, Eknath Shinde, reiteró su apoyo a la comunidad maratha, pero explicó que la situación no se puede resolver de inmediato.

Esta comunidad es una de las más numerosas de la India y tiene gran influencia tanto a nivel local como nacional. Constituye en total el 33% de la población del Estado (que se denomina marathi, como la lengua) e incluye varias castas, actualmente divididas en dos subgrupos principales, los kshatriya (guerreros) y los kunbi (campesinos, de rango inferior, para los que ya hay cuotas reservadas). Mientras que en el pasado se distinguían más netamente las diferentes ocupaciones, en la actualidad la gran mayoría de los marathas se dedican a la agricultura. Son campesinos que poseen pequeñas parcelas de tierra, normalmente de menos de 2 hectáreas, y debido a la sequía provocada por el cambio climático en los últimos años enfrentan dificultades económicas por la reducción de los rendimientos. Por eso la región rural de Marathwada se considera el epicentro de la agitación política, y el gobierno quiere ampliar a los habitantes de esta zona la inclusión en las cuotas para las poblaciones desfavorecidas.

Pero Manoj Jarange Patil ha anunciado que su protesta no terminará hasta que se otorgue el estatus de clase desfavorecida a toda la comunidad maratha. En 2018 el gobierno de Maharashtra - en aquel momento en manos del Bharatiya Janata Party y el Shiv Sena - había ampliado la lista de los que estaban incluidos en los grupos socialmente desfavorecidos para incorporar también al 16% de la comunidad maratha, que luego la Corte Suprema de Mumbai redujo al 13% para puestos públicos y al 12% para educación. Pero en 2021 la Corte Suprema revocó la decisión, explicando que, en base a los límites impuestos en 1992, cada Estado puede reservar sólo el 50% de los puestos para las castas desfavorecidas y el 10% para aquellos que forman parte de grupos con dificultades económicas, un límite máximo que ha sido debatido varias veces y que según algunos representantes políticos debería revisarse en base a los censos actualizados de las castas. Maharashtra reserva actualmente el 62% de los puestos en la educación y en el sector público.

La primera protesta por las cuotas en Maratha tuvo lugar en 1982. En aquel momento el líder sindical Annasaheb Patil se suicidó cuando el gobierno no atendió sus demandas. En las décadas siguientes, otras castas que ya obtenían los beneficios del gobierno se opusieron a la inclusión de los marathas, temiendo que un grupo tan "poderoso" pudiera afectar las cuotas reservadas para ellos. Una situación similar a la que desencadenó el conflicto entre las comunidades kuki y meitei en el Estado nororiental de Manipur.

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