Líbano, patriarcas orientales: Elegir un presidente y frenar el éxodo de cristianos

Los jefes de las Iglesias orientales, reunidos en Bkerké, definieron como una “cuestión de suma importancia” la del nombramiento del jefe de Estado. A la clase política y dirigente le es dada la tarea de resolver “la crisis económica y social”. El país está al borde del colapso y ya no está en grado de afrontar la emergencia de migrantes. Card. Rai: “Sólo la misericordia salvará al Líbano”.

Beirut (AsiaNews) – Elegir un presidente de la República, cargo que hace cuatro años está vacante en el Líbano, es frenar el éxodo de cristianos en Medio Oriente, en particular, de las zonas de guerra en Irak y Siria. Es el llamamiento lanzado por los patriarcas de las Iglesias orientales, reunidos hoy en un encuentro espiritual en Bkerké [sede del Patriarcado de Antioquía de los Maronitas, ndt] bajo la guía del Card. Béchara Raï. En una nota difundida al término del encuentro, los líderes cristianos subrayaron que la elección del próximo jefe de Estado “es una cuestión de suma importancia”, dado que “el puesto vacante del cargo presidencial pesa sobre el funcionamiento de las instituciones del Estado”.

Desde el 25 de mayo de 2014, fecha en la que concluyó el mandato de Michel Suleiman, el Líbano está privado de jefe de Estado; desde entonces, el Parlamento y sus bloques internos no han logrado alcanzar el consenso acerca de la elección del sucesor. En los últimos meses, el patriarca maronita y los altos cargos de la Iglesia local en reiteradas oportunidades han reclamado –en vano- tanto a la clase política como a las instituciones que efectúen el nombramiento del sucesor

Hoy, al finalizar el encuentro espiritual, los patriarcas de las Iglesias orientales han renovado su reclamo en pos de la elección del nuevo presidente. Los prelados también han exhortado a la clase dirigente a “trabajar de modo duro y honesto” para resolver la “crisis económica y social” que golpea también al país de los Cedros, impactando gravemente “sobre todo, en los más jóvenes” según el principio de “equidad”

Otro punto evidenciado por los líderes cristianos reunidos en Bkerké, es el progresivo deterioro en las relaciones entre el Líbano y los demás países árabes, con la amenaza de expulsar a los ciudadanos libaneses y de bloquear sus cuentas bancarias, efectuadas por parte de los gobiernos de la región. Todo esto, advierten, tiene “un impacto negativo sobre el pueblo libanés y sus intereses”.

Los patriarcas –católicos y ortodoxos, junto a los jefes de las Iglesias protestantes- hace tiempo que están comprometidos en hallar una respuesta común a los grandes desafíos locales e internacionales; en la reunión de hoy ellos han afrontado el tema del éxodo de millones de prófugos que huyen de la guerra en Irak y en Siria, y entre los cales hay también muchos cristianos.

Desde hace meses que el Líbano, al igual que su vecina Jordania, vive una verdadera emergencia, que la Iglesia local sigue con atención y preocupación. “El Líbano no tiene capacidad para acoger a los refugiados sirios, palestinos e iraquíes” –escriben los líderes cristianos- y para esto, se requieren soluciones políticas en el seno de la comunidad internacional, que favorezcan el regreso a la patria de origen. “El éxodo de cristianos de Irak y Siria ha alcanzado proporciones propias de un genocidio” –advierten- tal como ocurrió en el siglo pasado “en relación a los armenios al final del imperio otomano”. Entre los otros temas de discusión, están la importancia de la ciudadanía como elemento de unidad nacional, el cuidado del ambiente en medio de una emergencia de residuos sin precedentes y la necesidad de combatir el extremismo religioso y confesional.

Por último, ayer, en la vigilia del encuentro, el patriarca Raï celebró una misa solemne en ocasión de la fiesta de la Divina Misericordia. Durante la homilía, el purpurado dijo que “es inútil esperar la salvación del Líbano, si la misericordia no encuentra un lugar en el corazón de nuestra clase dirigente”. Una misericordia que, para los cristianos, debe reflejarse en las obras y en los gestos de todos los días.