Los talibanes viajan a Tokio para entablar conversaciones: Kabul busca legitimación internacional
Una delegación talibán se encuentra en Tokio para reunirse con funcionarios japoneses y discutir asistencia humanitaria y posibles inversiones, mientras el gobierno japonés reiteró la importancia de respetar los derechos humanos. Los encuentros, organizados por una institución privada, continuarán hasta el domingo y han sido criticados por la oposición afgana.
Tokio (AsiaNews/Agencias) – Una delegación talibán llegó hace pocos días a Japón para mantener coloquios informales con funcionarios del gobierno y representantes de algunas organizaciones privadas, en el intento de obtener ayuda humanitaria y en lo posible restablecer relaciones diplomáticas.
En una de las reuniones de ayer (la visita durará una semana, hasta el domingo), el jefe de la Oficina de Asuntos de Oriente Medio y África del Ministerio de Exteriores japonés, Toshihide Ando, pidió a los representantes talibanes que se respeten los derechos humanos y se dé comienzo a un proceso político inclusivo.
Esta es la primera visita de una delegación talibán a Japón desde que el grupo recuperó el control de Afganistán tras la retirada de las tropas estadounidenses en agosto de 2021. Los talibanes plantean las conversaciones como un intento de ganar legitimidad en el escenario internacional, mientras Tokio busca equilibrar su enfoque diplomático manteniendo una postura crítica sobre las restricciones del régimen afgano a los civiles.
Los funcionarios talibanes, entre ellos el viceministro de Economía Latif Nazari, llegaron el 16 de febrero invitados por la Nippon Foundation, que declaró que esperaba la promoción de “una gran visión para la futura construcción del país” y que el gobierno talibán - que todavía no ha sido reconocido oficialmente por ningún país de la comunidad internacional - acepte “una amplia ayuda humanitaria” para la población.
Durante las conversaciones, Ando, quien también se desempeña como representante especial del ministerio para Afganistán, pidió a los representantes afganos que se aborden “prioridades urgentes”, como el respeto de los derechos de las mujeres y los niños. Desde que regresaron al poder, los talibanes han impuesto severas restricciones a las mujeres, prohibiéndoles recibir educación y desplazarse sin un compañero masculino, y limitando su acceso al trabajo.
Según las previsiones de las Naciones Unidas, en 2025 casi 23 millones de personas (aproximadamente la mitad de la población de Afganistán) necesitarán asistencia humanitaria en ese país. De ellos, 21 millones carecen de acceso a agua y servicios higiénicos adecuados, 14,8 millones padecen inseguridad alimentaria grave, 14,3 millones tienen acceso limitado a la atención de la salud y 7,8 millones de mujeres y niños necesitan asistencia nutricional.
Japón, junto con países como Rusia y China, mantiene abierta su embajada en Kabul con el objetivo de lograr un “nivel mínimo de comunicación” con los gobernantes talibanes. El secretario del gabinete japonés, Yoshimasa Hayashi, señaló que la visita de la delegación fue organizada por una institución privada, pero reconoció que era parte de los esfuerzos del gobierno para hacer que Afganistán sea un país más estable e inclusivo.
Por su parte, en una carta que envió a la agencia de noticias local Kyodo News, el viceministro Latif Nazari dijo que el pueblo afgano desea “relaciones fuertes, amistosas y profundas con Japón”, elogiando a Tokio por su posición de no injerencia en los asuntos internos del país. “Lo que pedimos al Gobierno de Japón es que proporcione más ayudas al pueblo afgano” en áreas como educación, atención médica e infraestructura, sigue diciendo.
El viceministro también alentó a las empresas japonesas a invertir en Afganistán y afirmó que “la seguridad está garantizada en todo el país, se ha erradicado la corrupción y se ha creado un entorno favorable para los inversores”.
Sin embargo, estas afirmaciones chocan con recientes noticias sobre atentados del Estado Islámico contra funcionarios talibanes y con informes de organizaciones internacionales sobre la situación de los derechos humanos. Hace pocos días, tras un atentado suicida frente al Ministerio de Desarrollo Urbano de Kabul, la embajada japonesa escribió en X que “estos ataques terroristas deben cesar inmediatamente”.
Las conversaciones de los talibanes con los funcionarios japoneses fueron duramente criticadas por el Frente de Resistencia Nacional de Afganistán (NRF), un grupo de oposición leal al gobierno derrocado en 2021. Abdullah Khenjani, jefe de la oficina política del NRF, declaró que "el pueblo afgano está muy decepcionado" por los encuentros en Tokio. Khenjani también exhortó a Japón a no “poner en peligro” su credibilidad apoyando, ni siquiera indirectamente, al gobierno talibán.
El miembro de la NRF cuestionó la legitimidad de la visita y señaló que, aunque fue organizada formalmente por la Sasakawa Peace Foundation, la concesión de visas sigue siendo responsabilidad del gobierno japonés. Khenjani habló desde Viena, donde se encontraba junto con Ahmad Massoud, líder del NRF e hijo del comandante Ahmad Shah Massoud, para participar en una conferencia sobre la democracia en Afganistán.