Los sirios, una de las víctimas olvidadas de las explosiones de Beirut
Un cuarto de las víctimas del puerto de Beirut era sirio. Muchos ciudadanos sirios decidieron permanecer en el país para trabajar en la reconstrucción de las viviendas. La colaboración de Damasco para atender a los heridos. Después de años de ocupación y guerra, se vislumbran pequeñas señales de amistad. Las historias de Nadir y Rafiq.
Beirut (AsiaNews). – A diez días de la herida mortal que ha atravesado la capital, no cesa el dolor de los libaneses. Las dos explosiones han desgarrado uno de los puertos más antiguos de la historia de la humanidad, hoy, completamente inaccesible. En una atmósfera extraña, la gente intenta volver a algo parecido a la normalidad.
Hoy la gente lidia con los efectos psicológicos posteriores al trauma: insomnio, psicosis, miedo al porvenir, los sentimientos de culpa de los sobrevivientes, la preocupación por buscar un hábitat seguro…
Por otro lado, lo que salta a la vista impide olvidar: a diario se rescatan nuevos cuerpos sin vida de abajo de los escombros. Al principio, las víctimas que mayor conmoción provocaron en la opinión publica y la prensa fueron la muerte de la esposa del diplomático holandés y la de un niño australiano, la víctima más pequeña de la tragedia. Estas personas opulentas y respetadas, que viven a un nivel muy por encima de la miseria de la gente, han motivado ríos de tinta en la prensa. Los libaneses se sienten culpables por su muerte: eran huéspedes y como tales, se debía garantizar su protección. De alguna manera, aunque claramente por causas ajenas a su voluntad, los libaneses sienten que han traicionado las costumbres y los deberes de la hospitalidad.
Sin embargo, hay un manto de silencio sobre otros huéspedes olvidados, y aún así, tan presentes: los sirios.
Entre los muertos en las explosiones, la embajada siria en Beirut contó 47 víctimas sirias; muchos siguen desaparecidos, y nadie clama por ellos. En las explosiones de Beirut, casi un cuarto de las víctimas es sirio. Inmediatamente después de la tragedia, Siria abrió las fronteras – que estaban selladas por el Covid-19 - y envió 200 ambulancias, para trasladar a miles de heridos hasta los hospitales de Damasco y de otras localidades sirias. Como los hospitales de Damasco están abarrotados de pacientes enfermos de Covid-19, se alistaron en los jardines hospitales de campo, exclusivos para los heridos libaneses. Así todo, la prensa local ha mantenido el más absoluto silencio, tanto respecto a las víctimas como sobre las ayudas sirias.
La mayor parte de los sirios que viven en el Líbano prefieren instalarse en zonas cristianas, donde gozan de una mayor libertad de acción y pensamiento. Lo cierto es que los cristianos libaneses son los que más han sufrido la opresión del ejército sirio durante los años de ocupación por parte de Damasco (1976-1990). El solo hecho de oir hablar en dialectos sirios, despierta horrendas pesadillas y malos recuerdos. Aún así, desde que estalló la revuelta en Siria, los cristianos han estado entre los que muestran mayor comprensión sobre la voluntad del pueblo sirio y su deseo de cambiar el régimen. Con la crisis económica, el trabajo de los sirios – mal remunerados, y por ello, predilectos de los libaneses -, los delitos cometidos por muchos de ellos, por hambre o por temperamento, los antiguos rencores han recrudecido.
En los últimos meses, mucho sirios optaron por volver a Siria y huir del Líbano, debido a la situación económica: un salario en libras libanesas no alcanza para vivir; el Covid-19 se propagaba más en Beirut que en Damasco; además, el temor a que estalle otra guerra con Israel.
Lo cierto es que después de las explosiones, con los vidrios y puertas destrozados, los techos y balcones derrumbados, las grietas en los muros, todo promete nuevas oportunidades de trabajo. Se precisará de una enorme mano de obra para reconstruir la ciudad, reparar el tendido eléctrico y las tuberías de agua, pintar muros, entre tantas cosas. Por todo esto, los sirios decidieron quedarse.
Nadir es un sirio sunita que viene de Damasco y vive en un vecindario cristiano, Ashrafieh. Cuando fue herido en las explosiones, salió a la calle, y al ver a tantos heridos como él, decidió trasladarlos de a uno hasta el hospital. Con su motocicleta, esquivando las ruinas que bloqueaban las calles, logró trasladar a 17 personas. Al salir del hospital, como había perdido mucha sangre, se desmayó y fue llevado a una sala de emergencias. Le prescribieron medicación: los gastos médicos fueron pagados por las personas que él había llevado al hospital.
Mientras dialoga con AsiaNews, Nadir cuenta los motivos que lo llevaron a actuar así. “No podía dejar a los demás así. Yo soy joven, tengo 31 años, y podía resistir. Pero ellos necesitaban más ayuda que yo”.
Rafiq es libanés y hace tiempo accedió a llevar a un sirio a quien no conocía. Comenzaron a hablar en el auto, y le consiguió un trabajo de limpieza en un hotel. Desde entonces han pasado dos años. Luego de las explosiones, el mismo joven sirio lo llamó para saber si se encontraba bien. Rafic le dijo: “Mi casa está dañada; he llevado a mi madre a la montaña; necesito al menos arreglar las ventanas”. En reconocimiento por el favor hecho hace dos años, el sirio vino a su casa para cambiar los vidrios y ajustar las ventanas, un trabajo que sabe hacer bien. “En la vida – dice Rafiq - uno cosecha lo que siembra”.
Para sostener a la población de Beirut y del Líbano, y para colaborar con Caritas Líbano, AsiaNews ha decidido lanzar la campaña “Socorrer a una Beirut devastada”. Quienes deseen colaborar, pueden enviar sus donativos a:
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- a través del sitio de AsiaNews, en la sección “DONA AHORA”
17/12/2016 13:14
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