Los kazajos temen convertirse en un nuevo objetivo ‘imperial’ de Moscú
Al igual que Ucrania, Kazajistán aloja una importante comunidad de etnia rusa. Los exponentes del Kremlin se refieren a la antigua república soviética como un país "artificial". Astaná no está dispuesta a convertirse en una marioneta de Rusia, como la Bielorrusia de Lukashenko.
Moscú (AsiaNews) - Kazajistán intenta mantener una postura neutral ante la guerra de Rusia con Ucrania. Y aunque no teme un conflicto inminente con Moscú, el posible desenlace de la "operación militar especial" sí es motivo de preocupación. Ya sea que se resuelva con una victoria o una derrota, existen diferentes motivos por los que Rusia podría volver su mirada hacia el Este, y las vastas estepas kazajas son los primeros territorios sobre los que podría volcar su resentimiento o su voluntad de dominio.
El mayor país de Asia Central -que recibió la visita del Papa Francisco en septiembre- analiza los acontecimientos del año que termina con una mezcla de ansiedad y esperanza. El año 2022 comenzó con disturbios callejeros que fueron reprimidos con mano dura, la llegada de las tropas rusas que fueron enviadas a casa, y una sucesión de debates e iniciativas de cambio, que desembocaron en la reforma constitucional y la reelección del Presidente Kasym-Žomart Tokaev.
Uno de los mayores expertos en Asia Central es el presidente de Second Floor Strategies de Washington, Wilder Alejandro Sánchez. En diálogo con Azattyk, la sección kazaja de Radio Svoboda, Sánchez hizo un balance de la situación en Kazajistán. Recordando los "impulsos nacionalistas" que desearían independizar cada vez más al país del "mundo ruso" ex soviético, recordó que "hay una larga lista de altos cargos del régimen de Moscú que amenazan constantemente el futuro de Kazajistán".
El ex presidente ruso Dmitri Medvédev, un "camarada" histórico de Putin, define a Kazajistán como un "país artificial", y lo acusa de "genocidio de la gente de etnia rusa". Es la misma frase que utilizó el Kremlin para justificar la invasión de Ucrania. Estas acusaciones, por cierto, también se dirigen en parte a otros países de la región. En los últimos días, el diputado Mijaíl Deljagin, presidente del Comité de Política Económica de la Duma, arremetió contra Azerbaiyán, calificándolo de "satélite de Estados Unidos, títere de Turquía y amenaza para la seguridad de Rusia" - Bakú siempre ha sido objeto de la manía imperial de Moscú.
La política agresiva de Rusia, explica Sánchez, se basa en la búsqueda del apoyo absoluto de los países vecinos. De lo contrario, éstos se convierten en una "amenaza" que hay que suprimir. En los últimos 14 años, Moscú ha atacado a dos países vecinos -Georgia y Ucrania-y ahora "pretende ampliar aún más su esfera de influencia, volviendo a los tiempos de la Unión Soviética". Ha habido muchas declaraciones de figuras públicas de la política y la sociedad rusas a favor de la "anexión" de Bielorrusia, Kazajistán, Azerbaiyán, Moldavia y otros países.
Como recuerda el experto, "este año, Rusia castigó a Kazajistán de forma más que demostrativa" al cerrar todas las terminales petrolíferas del Caspio en Novorossiysk, que Astaná utiliza para las exportaciones a Europa. La causa oficial fue ecológica, según declaró un tribunal ruso. Pocos días después, Moscú hizo reabrir los oleoductos, pero en el ínterin Kazajistán perdió millardos de dólares.
Tokaev ha reiterado en varias ocasiones que "no quiere parecer como una marioneta de Rusia, como Lukasenko en Bielorrusia", pero al mismo tiempo no puede permitirse cortar el cordón umbilical que lo une a Moscú, sobre todo económicamente, pero también militarmente. Parece bastante claro que si Moscú hubiera llevado a cabo la "blitzkrieg" ucraniana, conquistando Kiev en una semana, habría repetido la operación en Astaná con cierta facilidad.
Una de las reformas recientemente anunciadas por Kazajistán -y en parte iniciadas- es “la nueva doctrina militar”. Sin embargo, como señala Sánchez, "no se ha tocado el artículo 32, que establece que el país no considera enemigo a ningún gobierno extranjero”. Los kazajos no han desplazado tropas a sus fronteras con Rusia, ni han adquirido nueva tecnología militar, como sí ha hecho Ucrania desde 2014. Por tanto, Rusia no proclamará la "desnazificación" de Kazajistán. Pero sí es viable pensar que exija una “ayuda fraterna” al estilo soviético -y de hecho, ya ha comenzado a hacerlo desde enero del 2022.
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