Los kazajos se sublevan por el gas. Llegan las tropas rusas
El gobierno kazajo solicita que intervenga la OTSC, liderada por Moscú. Estallan las protestas por la suba de precios del combustible. La gente ataca los símbolos de la dictadura vinculados al ex presidente “eterno” Nazarbayev. El gobierno declara el estado de emergencia y bloquea internet. Los manifestantes quieren poner fin a la corrupción y al nepotismo de la élite en el poder.
Moscú (AsiaNews) – Las tropas de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), guiadas por Rusia, acudirán en ayuda del gobierno kazajo, que se enfrenta a protestas callejeras multitudinarias en todo Kazajistán. Las manifestaciones estallaron el 2 de enero en la localidad petrolera de Janaozen, motivadas por la suba de precios del combustible. Posteriormente se extendieron en todo el país, con manifestaciones y enfrentamientos con la policía, que culminaron con la dimisión en bloque de todo el gobierno y la proclamación del estado de emergencia.
En Almaty, la mayor ciudad de Kazajistán, miles de personas intentaron invadir ayer la zona del "akimat", la residencia local del presidente Kasym-Žomart Tokaev, y el complejo de edificios de la administración regional. Luego ocuparon toda la prospekt Nazarbayeva, la calle principal que lleva el nombre del "eterno" ex presidente Nursultan Nazarbayev.
Posteriormente, los manifestantes ocuparon el aeropuerto de Almaty y evacuaron a todos los trabajadores del lugar. En la plaza central de Taldykorgán, retiraron un monumento a Nazarbayev (ver fotos 1 y 2), quien nació en la zona.
La policía de Almaty reaccionó lanzando humo y bombas de estruendo, pero también se oyeron muchos disparos. Algunos cuerpos especiales del ejército llegaron a la zona, para proteger el histórico akimat, construido en 1980 a modo de "monumento republicano", lugar simbólico del poder soviético y del posterior régimen de Nazarbayev. Los manifestantes, que superaban en número a la policía, consiguieron entrar en el edificio, destruyendo puertas y ventanas. Armados con palos y barras, expulsaron a los agentes y tomaron el control del edificio. Algunos policías se unieron a las protestas.
Las manifestaciones se desataron tras el inesperado aumento del precio del gas licuado y se extendieron principalmente en Janaozen, Aktau, Almaty, Astaná, Atirau y Shymkent. En distintas ciudades, además de Almaty, la policía se ha convertido en el blanco de la gente que protesta. La policía arrestó a más de 200 manifestantes y habría más de 300 heridos, entre uniformados y civiles. Las autoridades informaron de la muerte de ocho oficiales de la policía.
El 4 de enero, el presidente Toakev decidió mandar a retiro al gobierno: introdujo una norma por la cual el Estado regula los precios del gas y declaró el estado de emergencia en tres regiones. Sin embargo, las protestas no cesaron. Para calmar los ánimos, el presidente ayer asumió la presidencia del Consejo de Seguridad -en lugar de Nazarbayev- y suspendió el acceso a Internet.
La cuestión del gas para vehículos (o GLP) parece contradictoria; el gobierno ha ido por la vía del mercado sin escuchar las razones de las protestas. Al mismo tiempo, promete bajar las tarifas a la autoridad. La realidad es que Kazajistán produce más del doble del gas necesario para satisfacer su demanda interna. De hecho, el gobierno está actuando en interés de los exportadores de combustible. Cuando un funcionario de Janaozen respondió a las protestas diciendo que "el mercado es el que decide el precio del gas", la gente reaccionó con furia.
El principal productor de combustible del país es Tengizchevroil, una joint-venture en la cual Chevron tiene una participación del 50%, ExxonMobil, un 25%, la rusa Lukoil, un 5% y un 20% pertenece a la kazaja Kazmunaygaz. El gas para el mercado interno es suministrado por productores menores. Durante el 2021, el país sufrió un desabastecimiento por la caída del suministro, problema que ha creado una crisis en todos los mercados mundiales.
El Ministerio de Energía de Kazajistán informó que el problema se resolverá gradualmente, a medida que se pase al comercio electrónico, lo que también permitirá equilibrar el precio del gas en función de las fluctuaciones en la oferta y la demanda. Además, esto ayudará a atraer a nuevos inversores y a alcanzar nuevos niveles de producción, según los dichos de los funcionarios del ministerio.
En Aktau, el akim (presidente) de la región, Nurlan Nogaev, decidió reunirse con miles de personas que salieron a la calle. Lejos de convencer a la gente de que interrumpiera la marcha, el encuentro culminó con la multitud exigiendo la dimisión de Nogaev y de todo el gobierno. Los manifestantes piden que el precio del gas licuado se fije en 50 tenges por litro (0,1 euros), mientras que Nogaev prometía un precio de 85-90 tenges.
Los manifestantes quieren acabar con la corrupción generalizada y el nepotismo, típico de las élites kazajas (y centroasiáticas), y nombrar un gobierno que trabaje para el pueblo -y no sólo para la casta dirigente-, construyendo nuevas fábricas y luchando contra el desempleo. En las calles y plazas, muchas pancartas y carteles sintetizan los innumerables motivos de la ira popular en el lema "Starik, ¡ukhodi!" (¡Viejo, vete!) dirigido al líder supremo Nazarbayev. A pesar de haber renunciado a los cargos oficiales en 2019, él sigue siendo el el amo y señor indiscutible de Kazajistán. El eslogan parece ser un símbolo de la rebelión de tantos países ex soviéticos contra los grandes "líderes de la nación" de los últimos treinta años.
Desde Moscú, el Kremlin hace saber que está "siguiendo de cerca los acontecimientos en el país hermano vecino", y que "lo importante es que nadie interfiera desde el exterior".
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