Los jóvenes de China, tema central del Coloquio católico China-Zentrum
La pandemia y el estallido de conflictos dramáticos han cambiado muchas cosas, tanto en el mundo como en China. La generación de jóvenes nacidos depués que comenzó el milenio es una de las más afectadas. Los jóvenes chinos, creyentes o no, se parecen más a sus pares de otros países, con quienes comparten la vida digital y social, que a las generaciones que los precedieron.
Siegburg (AsiaNews)- Concluye hoy en Siegburg, no lejos de Colonia (Alemania), el XI Coloquio Europeo sobre la Iglesia en China que comenzó el pasado jueves 22 de agosto.
Casi 120 participantes, proveniente de unos quince países, se reunieron en un evento que ya se ha convertido en una tradición, organizado por el China-Zentrum de Sankt August, Alemania. Alrededor de 50 participantes son chinos: laicos, eruditos, religiosas y sacerdotes procedentes de China continental, Hong Kong, Taiwán y Singapur, o que viven en Europa por razones de estudio o de servicio pastoral. También asistieron representantes de las comunidades misioneras ortodoxas y protestantes. Estuvo presente el obispo de Colonia, el cardenal Rainer Maria Woelki, quien presidió la santa misa.
El tema del Coloquio es de gran y actual interés: los jóvenes. El último encuentro se había llevado a cabo, siempre en Alemania, hace cinco años, durante los cuales la pandemia y el estallido de conflictos dramáticos han cambiado muchas cosas, tanto en el mundo como en China. La generación de jóvenes nacidos después del comienzo del milenio ha sido una de las más afectadas.
La situación de los jóvenes en Hong Kong fue abordada en el discurso de apertura por el obispo de esa ciudad, el cardenal Stephen Chow, quien se refirió a las numerosas iniciativas de la diócesis que involucran y apoyan a los jóvenes. Se detuvo especialmente en el Proyecto Light Up en favor de los jóvenes arrestados a raíz de las protestas de 2019. La diócesis los respalda para que sigan estudiando durante la reclusión y facilita su reintegración en la sociedad ayudándoles a encontrar trabajo y a reunirse con sus familias. El proyecto abarca necesidades educativas, emocionales y psicológicas. La diócesis también está atenta a los jóvenes que han quedado al margen de la sociedad después de las protestas.
Bruno Lepeu, misionero del MEP que trabaja desde hace muchos años con los jóvenes católicos chinos, habló sobre su camino espiritual y existencial. Ellos renuevan, con su fe, la vida de la Iglesia, dándonos un sentimiento de esperanza. Las cuestiones políticas y la difícil relación con el Vaticano distraen la atención de la vida de los jóvenes, que viven los desafíos de la fe de la misma manera que los jóvenes de todo el mundo. A través de la lectura compartida de la Biblia, confiando en la inspiración del Espíritu Santo y con la conciencia de la misión bautismal, los jóvenes viven una experiencia eclesial sinodal y participativa.
Dos jóvenes estudiosas católicas describieron, a partir de su experiencia personal y por medio de estudios y estadísticas, los profundos cambios que se han producido en los jóvenes del nuevo milenio. Alejados de los valores tradicionales de la cultura y de la política, parecen haber renunciado a los objetivos existenciales de las generaciones que los precedieron: encontrar trabajo, comprar un apartamento, casarse y tener hijos. Después de una generación que aspiraba a enriquecerse para satisfacer las necesidades materiales, hay una generación que se describe como frustrada, infeliz, sin objetivos y desesperada. A los jóvenes les resulta muy difícil “tomar el arduo camino que permite salir de este desierto mental y emocional”. Como confirmación de esa preocupante lectura, las intervenciones posteriores en el Coloquio se refirieron a la tragedia de los frecuentes suicidios, que afectaron a muchas familias durante los terribles confinamientos.
Las dificultades psicológicas, emocionales y afectivas también las viven los jóvenes que se están formando en los seminarios (P. Fabio Favata, PIME). Joseph Gao Jingchuan, sacerdote chino residente en Alemania, ofreció una intervención muy significativa sobre los abusos a menores en los ambientes eclesiales en China, la primera referida a este tema.
El estudioso jesuita Antoine Ren hizo un análisis en profundidad de la vida de los estudiantes católicos chinos en las universidades europeas. Su fe está libre de las limitaciones que tienen en China, pero al mismo tiempo deben afrontar el desaliento que provoca el impacto con la profunda crisis en la práctica de la fe. Ingenuamente, muchos de ellos consideraban que Europa era un continente cristiano y descubren las contradicciones de las comunidades católicas, divididas entre tradicionalistas y progresistas. Se sienten perplejos porque la fe y la política también se mezclan en Europa.
Gao Shining (Academia de Ciencias Sociales de Beijing) y He Guanghu (Universidad del Pueblo de Beijing) son dos estudiosos eméritos del cristianismo muy conocidos y respetados. Hablaron sobre la teología sino-cristiana que, después de décadas de gran desarrollo, enfrenta en este momento los difíciles desafíos de la era post-Covid, de los conflictos en el mundo, del auge de un nacionalismo intemperante y de una cierta centralización del pensamiento.
Los jóvenes de China y de todo el mundo comparten la misma lucha por la vida, la misma angustia emocional y rechazo del futuro. El desafío de los jóvenes es transversal y nos concierne a todos y, naturalmente, también a los jóvenes católicos chinos, que no se diferencian de sus coetáneos. Se sienten incómodos con las prácticas tradicionales y clericales, lo mismo que con las celebraciones litúrgicas, que tienden a abandonar. Los jóvenes chinos, creyentes o no, se parecen más a sus pares de otros países, con quienes comparten su vida digital y social, que a las generaciones que los precedieron.
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