Los esclavos del arándano del sudeste asiático en Escandinavia
Durante la última década, más de 110.000 tailandeses han migrado a Suecia y Finlandia, atraídos por la promesa de altos salarios y buenas condiciones laborales, para encontrarse a menudo explotados y atrapados por deudas con los intermediarios. Una plaga en la que el gobierno de Bangkok no interviene para no perder oportunidades de trabajo y turistas europeos.
Bangkok (AsiaNews)- Es una realidad de considerables dimensiones pero poco conocida: miles de trabajadores que migran de Tailandia de forma estable o periódica a los países escandinavos para cosechar bayas, sobre todo arándanos, y menudo resultan víctimas de explotación y abuso a 13.000 kilómetros de su país. Se calcula que en la última década más de 110.000 tailandeses han partido principalmente hacia Suecia y Finlandia, atraídos por la promesa de altos salarios y buenas condiciones de trabajo para encontrarse a menudo explotados y atrapados por las deudas, lejos de sus familias y en regiones remotas con realidades extrañas para ellos.
Fuentes de organizaciones dedicadas a la protección de los trabajadores indican que en 15 años los intermediarios y productores de bayas sin escrúpulos han embolsado diez mil millones de baht (equivalentes a casi 260 millones de euros) estafando a los inmigrantes. Es una realidad que ha pasado prácticamente desapercibida para la opinión pública del país de origen y de llegada, y que se ha ido agravando cada vez más desde que fracasó el intento de los productores de "importar" mano de obra china y vietnamita debido a la reacción de sus gobiernos. Por eso han vuelto a "privilegiar" a los tailandeses, más fácilmente manipulables debido a la falta de protección, a las fuertes necesidades y también a las presiones que suelen empujar a muchas familias, especialmente en las zonas agrícolas del noreste, a endeudarse y dejarse persuadir para migrar sin las garantías adecuadas, con el espejismo de salarios de unos 2.000 euros al mes.
Necesidades y sueños que en muchos casos explotan ciertas organizaciones y buscadores de la zona que se dedican a atrapar inmigrantes en una trampa de endeudamiento, convenciéndolos de que paguen grandes sumas por adelantado, para lo cual a menudo recurren a prestamistas sin escrúpulos, dejándolos a merced de la explotación y la necesidad de aceptar pésimas condiciones salariales cuando llegan a destino.
Algunos trabajadores-activistas están denunciando la situación, como Praisanti Jumangwa, quien en una entrevista con el diario tailandés The Nation relató los largos períodos que debían pasar en los bosques, trabajando desde el amanecer hasta la puesta del sol para obtener cosechas que a veces eran insuficientes para cubrir los gastos de alojamiento y alimentación, de los que debían hacerse cargo, expuestos a la dureza del entorno y a la explotación. El sueño del bienestar se convierte a menudo en la pérdida de la familia y de toda esperanza, mientras el gobierno de Bangkok apenas se esfuerza por intervenir para remediar situaciones que, sin embargo, alivian el elevado desempleo en algunas regiones e involucran a países con los que el Reino de Tailandia mantiene relaciones consolidadas y que, a su vez, "exportan" los turistas necesarios para sostener una de las principales actividades económicas del país.
12/09/2022 15:09
05/06/2017 14:21