Los católicos chinos discuten sobre el acuerdo en medio de las persecuciones
La Asociación patriótica exalta “la independencia” de la Iglesia; luego Liu Bainian expresa aprecio por el acuerdo chino-vaticano. Los fieles se preguntan si la disponibilidad del Vaticano hará disminuir las violencias: cruces e iglesias destruidas; campañas para hacer abandonar la fe a los cristianos pobres, a estudiantes y docentes; casas para ancianos allanadas y destruidas para hacer lugar para nuevos proyectos urbanísticos.
Beijing (AsiaNews)- El acuerdo entre la Santa Sede y el gobierno chino sobre los nombramientos de los obispos continúa provocando discusiones entre católicos y protestantes chinos, mientras crecen las señales de persecuciones. El fruto “provisorio” de estos diálogos secretos conducidos por años fue anunciado en la vigilia de la fiesta de Medio otoño y parece haber creado un shock imprevisto entre católicos y observadores.
El shock es también de la Asociación patriótica y del Consejo de los obispos chinos que han posteado en su sitio un comunicado en el cual se afirma que ellos adherirán siempre a los principios de “independencia”, “chinización” y sumisión a la dirigencia del partido comunista chino. El de la “independencia” es un principio controvertido porque supone una autonomía del Papa y de la Iglesia universal. Reafirmar la independencia significa en un cierto modo rendir inútil el acuerdo que en cambio prevé una participación de la Santa Sede en los nombramientos de los obispos. Después, en una entrevista a Voice of America, Liu Bainian, presidente honorario de la Asociación patriótica y por lo tanto apodado como “el papa de China”, declaró que él apoya en modo total al acuerdo, que “es benéfico para el trabajo y la difusión del Evangelio en China”.
Los católicos no oficiales tienen sentimientos contrastantes. Para Li, un joven de la comunidad subterránea de Beijing, el acuerdo es una cosa buena para los católicos en China, si bien la Santa Sede no tomó demasiado en consideración la fidelidad de la Iglesia subterránea. En cambio ahora debería considerarla más. “Por lo menos, debemos creer que la Santa Sede es más astuta que nosotros”, dijo otro católico.
Diversos comentarios posteados en las redes sociales, críticos al acuerdo, fueron cancelados por la censura. Un reportero de Apple Daily, un periódico de Hong Kong, no pudo encontrarse con algunos católicos subterráneos pues fue detenido en el aeropuerto y enviado de vuelta.
Un sacerdote dijo que el acuerdo es fruto de contrataciones y por lo tanto hay pérdidas y ganancias en ambas partes. Él piensa que el acuerdo podrá al menos prevenir ordenaciones ilícitas o celebraciones con la presencia de obispos excomulgados. Él espera también que los obispos nuevamente admitidos en la comunión, con la eliminación de las excomuniones, sean dignos del perdón del Papa.
Un católico subterráneo de Hebei criticó la creación de la nueva diócesis de Chengde. Le parece que la Santa Sede haya cedido a China el poder de establecer diócesis. Él teme que la Santa Sede tendrá siempre menos influencia en China “porque el poder real estará todo en manos del Partido”.
Muchos se preguntan si el acuerdo y la disponibilidad del vaticano traerán más libertad a los católicos chinos y a los cristianos en general. Desde hace tiempo las autoridades han intensificado la represión contra los católicos y ´protestantes, comprendidas las comunidades oficiales. La campaña para destruir las cruces e iglesias, iniciada en 2014 en Zhejiang, ya se difundió en muchas otras ciudades del país. Iglesias protestantes en Beijing, Zhengzhou, Guiyang, Chengdu y en otras ciudades fueron cerradas o reprimidas por su rechazo a entrar en la Iglesia oficial (el Movimiento de las tres autonomías) o a manifestar sumisión al Partido. Destrucciones y vandalismos se registran también entre las comunidades católicas de Henan.
Gracias al desarrollo de la tecnología informática, en China es ya posible vigilar a cada ciudadano. Las iglesias están obligadas a instalar videocámaras para el control de las actividades de los fieles.
En Henan, Anhui, Jiangxi, los cuadros del Partido visitan las casas de los cristianos y les piden que apostaten de su propia fe, con la amenaza de quitarles las jubilaciones, las atenciones médicas o las ayudas para los pobres.
En Wenzhou (Zhajiang), en las escuelas, a los profesores y a los alumnos se les pidió que no crean en ninguna religión(https://twitter.com/xu_xia/status/1043272923816120321).
Jin Guoping, jefe de la Oficina de Wenzhou para los asuntos étnicos y religiosos, en un artículo en China Religion, afirma que “se estableció un mecanismo que señala a algunos grupos importantes que creen en las religiones, que comprenden a docentes y a estudiantes… habiendo hablado con 117.300 mil personas que están en grupos religiosos”. Las autoridades no respondieron al pedido de comentarios sobre este hecho.
Hasta ahora no se comprende alguna razón por este tipo de campaña, si tienen un carácter ideológico o económico. El pasado agosto en Handan (Hebei), una casa para ancianos que pertenecía a la Iglesia oficial local fue demolida para hacer lugar a un nuevo centro residencial. Un periódico local escribió que este hecho contaba con el apoyo de las autoridades del gobierno, inmediatamente el artículo fue cancelado.
17/12/2016 13:14
22/03/2017 13:04
29/08/2020 11:22