Los birmanos, segundos compradores de propiedades en Tailandia tras los rusos

de Steve Suwannarat

Tras el colapso de la economía debido al conflicto civil en Myanmar, cada vez más capitales se han colocado fuera del país, de forma similar a lo ocurrido en Rusia con el estallido de la crisis ucraniana. En los últimos días, la junta militar en el poder ha detenido a decenas de personas acusadas de blanqueo de dinero a través de adquisiciones inmobiliarias en el extranjero.

Bangkok (AsiaNews) - Los birmanos figuran entre los mayores compradores extranjeros de inmuebles en Tailandia. Las últimas cifras muestran que, tras entrar en el top 10 de inversores por nacionalidad en el mercado inmobiliario tailandés en 2022, los birmanos incluso ascendieron al segundo puesto, tras los rusos, en el primer trimestre de este año.

Este fenómeno tiene que ver con la guerra civil en curso y la necesidad de colocar grandes cantidades de capital fuera del país, pero también está entrelazado con actividades especulativas e ilegales. Las mismas razones movieron a los inversores rusos hacia el sudeste asiático tras el estallido de la guerra en Ucrania.

Tras el golpe militar de 2021, las inversiones extranjeras en Myanmar se han reducido drásticamente y las sanciones impuestas a la junta gobernante han debilitado aún más la economía. Según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, la tasa de pobreza se ha duplicado desde 2017, pasando del 24,8% al 49,7%. La impresión ilimitada de billetes por parte del régimen y el aumento de los gastos de guerra han agotado aún más los recursos restantes.

Esto empuja a quienes aún disponen de capital a desviarlo hacia otros lugares, con las dificultades que supone el tipo de cambio «negro», mucho más desfavorable para la compra de divisas que el oficial, y superando las limitaciones impuestas por la ley y endurecidas aún más por la junta golpista.

En los últimos días se han producido decenas de detenciones de individuos acusados de blanqueo de dinero mediante adquisiciones inmobiliarias en el extranjero. A pesar de la depreciación de la moneda local, el kyat, las grandes fortunas y capitales de Myanmar siguen buscando otras direcciones que no sean las nacionales. A ello se asocia una economía, en parte subterránea, en parte paralela, que permite a los birmanos vivir o sobrevivir durante el conflicto, que estalló tras décadas de cerrazón económica, durante las cuales unos pocos grupos en el poder, empezando por los militares, trabajaron exclusivamente para sus propios intereses, a menudo cooperando con empresas extranjeras para explotar los recursos locales.