Los 'abogados de un dólar' para los que no tienen asesoramiento en Singapur
En su visita, el Papa Francisco habló de la urgencia de no dejar al margen a nadie, a la sombra de los grandes rascacielos del Sudeste Asiático. Ese compromiso tiene en la ciudad-Estado un rostro significativo en la experiencia de "Pro Bono SG", un grupo de profesionales que trabajan de forma gratuita al servicio de las personas que no pueden pagar una defensa jurídica. Superando también algunos prejuicios muy extendidos en una sociedad que exalta el rigor.
Singapur (AsiaNews)- En su discurso ante las autoridades de Singapur hace pocos días, al tiempo que elogió los grandes objetivos alcanzados por la ciudad-Estado, el Papa Francisco invitó a mantener la guardia alta ante el riesgo de un progreso que excluya a los marginados. Para las personas que viven en la gran encrucijada del Sudeste Asiático este compromiso se traduce en diversos desafíos muy concretos. Uno de ellos es que los menos privilegiados se vean privados, por razones económicas, de la posibilidad de acceder a una defensa legal. En esta frontera opera desde hace una década una organización local, Pro Bono SG, fundada por algunos abogados con el objetivo de ofrecer asesoramiento legal prácticamente gratuito a personas que de otro modo no podrían acceder a él. La iniciativa también se propone superar la desconfianza de aquellos que muchas veces viven marginados y la resistencia de una sociedad poco tolerante con quienes se desvían de sus reglas.
A los fundadores - jóvenes abogados que decidieron dar un giro filantrópico a su carrera hace diez años - se han ido sumando con el tiempo otros recién graduados. Para algunos se trata de una decisión temporal, para otros, la posibilidad concreta de hacer de su profesión una opción ética. Los clientes son, sobre todo, personas que no pueden permitirse asesoramiento jurídico o no pueden acceder al mismo por diversas razones. Su actividad abarca desde el derecho penal hasta el derecho civil y el derecho de familia. A menudo son solicitados como abogados de oficio y esto les ha valido el apodo de “abogados de un dólar" (de Singapur) porque en otra época era lo que costaba a los abogados registrarse como defensores en la Oficina de Asesoramiento Legal.
Sin embargo, la creciente notoriedad de Pro Bono SG todavía se enfrenta a un prejuicio de escaso profesionalismo, de que no se toma en cuenta la responsabilidad que los abogados tienen frente a la Corte y su profesión cuando se encuentran defendiendo un caso, lo que constituye un primer obstáculo para acceder a "potenciales clientes". El otro obstáculo que deben afrontar es la incomodidad, si no la abierta hostilidad, de aquellos que no aceptan su compromiso con la defensa en casos especialmente espinosos, referidos a situaciones que la opinión pública valora negativamente y a cuyos presuntos autores se los considera a priori no dignos de protección legal. Por ejemplo, en los casos de delitos sexuales contra menores o el homicidio de familiares. O casos relacionados con los derechos de inmigrantes irregulares o trabajadores extranjeros.
Esto se traduce en ataques contra el grupo o sus miembros individuales, sobre todo en las redes sociales, a los que responden reiterando que su objetivo es defender a aquellos que en este momento más lo necesitan, sin prejuicios. Se trata sin duda de una iniciativa que va contracorriente, o, cuanto menos, resulta innovadora para la realidad de Singapur. Lo que también se confirma por la decisión de tener una de sus oficinas en dos contenedores que se encuentran en el predio de un templo en la zona de Hougang.
