Los "Misioneros de la Misericordia" podrán absolver de los pecados "más graves"

A ellos, Francisco mañana les permitirá la facultad de perdonar a quien roban hostias consagradas, usa la violencia contra el Papa, absuelve al cómplice, ordena ilegalmente a un obispo, intenta ordenar como sacerdote a una mujer, viola el secreto del cónclave, e incluso a quienes son cómplices de un aborto o a quien comete actos de pedofilia.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Esta tarde habrá una audiencia con el Papa sólo para ellos y mañana por la tarde concelebrarán con Francisco la misa del Miércoles de Ceniza y recibirán el "envío". Iniciarán así la misión de los Misioneros de la Caridad, como un" signo vivo de cómo el Padre acoge a aquellos en busca de su perdón". "Serán sacerdotes – según la Misericordiae Vultus, la bula de convocación del Jubileo - a quienes daré la autoridad para perdonar incluso los pecados que están reservados a la Sede Apostólica".

Serán 1070, designados exclusivamente por el Papa, estarán presente en todas las diócesis del mundo y a todas partes del mundo irán, incluso Birmania, Líbano, China, Corea del Sur, Tanzania, EAU, Israel, Burundi, Vietnam, Zimbabwe, Letonia, Timor Oriental, Indonesia, Tailandia, Egipto.

Son los únicos que, por lo tanto, podrán también absolver los pecados reservados a la Sede Apostólica, concretamente a la Penitenciaría Apostólica. El Código de Derecho Canónico indica Cinco: el robo de hostias consagradas con propósitos "sacrílegos" (canon 1367); utilizar la "violencia física" contra el Papa (canon 1370, 1); absolver "al cómplice en un pecado contra el sexto mandamiento," que es la persona con la cual se ha tenido relaciones sexuales (cánones 977 y 1378.1); consagrar "sin mandato pontificio" a otro obispo "(canon 1382); violar el secreto de la confesión (canon 1388.1); intentar ordenar a una mujer como sacerdote (Decreto de la Congregación para la Doctrina de la Fe en 2007). El Papa Benedicto XVI ha añadido un sexto caso relativo a la "violación del secreto del cónclave".

Son los más “graves pecados", y para ser absueltos de los cuales no es suficiente con confesarse, sino que es necesario una dispensa papal especial expedida por la Penitenciaría, el departamento del Vaticano más antiguo, fundado en el año 1200 por el Papa Honorio III.

Para estos pecados, "reservados" a la Sede Apostólica, hay que añadir uno en el que se ha centrado la atención de los medios de comunicación, y para absolverlo es necesario el consentimiento del obispo o de un penitenciario mayor o de un sacerdote al cual el Obispo haya dado esta facultad. Es el aborto, para el que el Código prevé la excomunión latae sententiae, tanto para la madre como para el médico, la enfermera y para los que posiblemente han convencido a la mujer de tener un aborto, es decir, en palabras de Juan Pablo II en la encíclica Evangelium vitae, "todos los que cometen este crimen con el conocimiento de la pena, y por lo tanto incluye también aquellos cómplices sin cuya ayuda no habría sido realizado". Aun así, a los delitos más graves, en 2010, Benedicto XVI añadió, y se reservó a la Congregación para la Doctrina de la Fe, (art. 6): el delito contra el sexto mandamiento del Decálogo cometido por un clérigo con un menor de dieciocho años de edad; en este número, se equipara a menor la persona que por lo general tiene un uso imperfecto de la razón; la adquisición o posesión o divulgación, con el fin de lujuria, de imágenes pornográficas de menores de catorce años por un clérigo de cualquier manera y con cualquier instrumento.

Por supuesto, también se aplica a todos los que han cometido uno de los pecados más graves, el principio de que la pena se mantiene hasta que cesa, dice el Código, el "defecto", es decir, hasta que se arrepienta. Y, como se indica en la Exhortación Apostólica post-sinodal "Reconciliatio y Paenitentiae" de 1984 "el acto esencial de la penitencia, de parte del penitente, es la contrición, es decir, un rechazo claro y decidido del pecado cometido, junto con la determinación de no volver a cometer este error ". (FP)