Llamado islámico-cristiano: ‘Actuemos juntos ante la realidad de los migrantes’
Lo promueve la Fundación Oasis, tras el naufragio de Crotone con decenas de víctimas. Firman el Card. Angelo Scola, numerosos obispos de Medio Oriente y personalidades de las comunidades islámicas italianas. En el espíritu del Documento sobre la fraternidad humana, el llamado a un compromiso común "contra la opresión que empuja a las personas a marcharse, los cierres nacionalistas y egoístas y la acción sin escrúpulos de los traficantes de personas".
Milán (AsiaNews) - El diálogo entre cristianos y musulmanes hoy no puede ignorar el tema de la migración. Es lo que se afirma en un llamado publicado por la Fundación Oasis tras el trágico naufragio de una embarcación de migrantes frente a las costas de Crotone, en Italia, con decenas de víctimas provenientes de Afganistán y otros países, que zarpó de Turquía. Junto con el Card. Angelo Scola, arzobispo emérito de Milán y precursor de la Fundación Oasis para el Diálogo entre Cristianos y Musulmanes, el texto está firmado por numerosos obispos y vicarios apostólicos de Medio Oriente, el imán de la Gran Mezquita de Roma Nader Akkad y otros representantes de las comunidades islámicas italianas. El texto, que se refiere expresamente al Documento sobre la Fraternidad Humana firmado en 2019 en Abu Dhabi por el Papa Francisco y el imán de al Azhar, Ahmad al-Tayyib, invita a cristianos y musulmanes a "sentirse particularmente tocados" por la realidad de las migraciones. Aunque reconoce que no es tarea inmediata de las autoridades religiosas y de los fieles "sugerir soluciones técnicas" a los desafíos de la migración, el llamado convoca a un compromiso común "contra las injusticias y la opresión que muchas veces están detrás de la decisión de marcharse, oponiéndose a los cierres nacionalistas y egoístas y condenando las acciones sin escrúpulos de los traficantes de personas y los contrabandistas". Publicamos a continuación el texto completo (en este enlace, la lista de firmantes).
El último y trágico naufragio de una barca de migrantes en el Mar Mediterráneo nos llama a todos a asumir responsabilidades. Por su complejidad, el fenómeno migratorio necesita soluciones de diversa índole, que tengan en cuenta los factores políticos, sociales, económicos y medioambientales de los países implicados. Pero es ante todo un hecho humano que interpela la conciencia de cada uno.
Los cristianos y los musulmanes deberían sentirse especialmente tocados por esta realidad. En efecto, la mayoría de los emigrantes que tratan de llegar a Europa son personas de confesión cristiana o musulmana, los territorios por los que transitan tienen una importante presencia cristiana o musulmana, y los lugares de los que embarcan son en general países de mayoría musulmana.
En los últimos años, el diálogo entre cristianos y musulmanes se ha centrado, comprensiblemente, en cuestiones como la convivencia pacífica, la igualdad ciudadana y la prevención de la violencia religiosa, con la publicación de documentos compartidos, tomas de posición y la organización de conferencias. Creemos que la emigración, con todo el sufrimiento que la acompaña, merece una atención similar. Ya hay muchas iniciativas puestas en marcha en este ámbito por individuos o instituciones, pero una acción conjunta ayudaría a profundizar en las razones de la amistad islamo-cristiana.
No es tarea inmediata de las autoridades religiosas y de los fieles cristianos y musulmanes proponer soluciones técnicas a los desafíos que plantea la emigración. Sin embargo, pueden intervenir tanto a nivel humanitario como cultural, contribuyendo al debate sobre esta cuestión a la luz de los valores que encarnan sus tradiciones. Como se afirma en el Documento sobre la Fraternidad Humana para la Paz Mundial y la Convivencia Común, firmado por el Papa Francisco y el Gran Imán de al-Azhar Ahmad al-Tayyib el 4 de febrero de 2019, "la fe lleva al creyente a ver en el otro un hermano al que apoyar y amar. Desde la fe en Dios, creador del universo, de las criaturas y de todos los seres humanos -iguales por su Misericordia-, el creyente está llamado a expresar esta fraternidad humana, salvaguardando la creación y el universo entero y apoyando a toda persona, especialmente a los más necesitados y pobres".
En la encíclica Fratelli Tutti, además, el Papa Francisco señaló que la emigración es siempre una experiencia de desarraigo y por ello reafirmó "el derecho a no emigrar, es decir, a estar en condiciones de permanecer en la propia tierra". Pero al mismo tiempo recordó que muchos "huyen de la guerra, de la persecución, de las catástrofes naturales", mientras que "otros, con pleno derecho, buscan oportunidades para ellos y sus familias. Sueñan con un futuro mejor y desean crear las condiciones para que se haga realidad".
En su desarrollo, la emigración consta de varias etapas e implica a una pluralidad de actores. Para gobernarla, hay que actuar a todos los niveles, de punta a cabo, al mismo tiempo: trabajar para intentar eliminar las causas que la generan, limitando así su alcance, y al mismo tiempo proporcionar vías seguras y formas adecuadas de acogida e integración a las personas que deciden abandonar su país.
Cristianos y musulmanes están llamados a hacer su aporte en cada uno de estos ámbitos, comprometiéndose contra las injusticias y la opresión que a menudo están en la base de la decisión de marcharse, oponiéndose a los cierres nacionalistas y egoístas que impiden la acogida, y condenando las acciones sin escrúpulos de los traficantes de personas y los contrabandistas que se enriquecen a costa de la vida de los migrantes.
El llamado a una movilización islamo-cristiana en torno a estas cuestiones no pretende en modo alguno excluir o negar la contribución de personas de otras tradiciones y convicciones religiosas, sino que pretende hacer que un patrimonio espiritual y moral en parte compartido entre cristianos y musulmanes se ponga al servicio del bienestar de todos.
Foto: Flickr / Principado
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