Libano, un país a la deriva en el vacío de las instituciones

de Fady Noun

Cuando faltan tres semanas para que termine el mandato del presidente Aoun, sigue estando muy lejos el nombramiento de su sucesor y de un nuevo ejecutivo. Para mañana está prevista una nueva votación en la Cámara, aunque es poco probable que haya quórum. Intentos de compromiso que más parecen inmovilismo y voluntad de mantener el statu quo.

Beirut (AsiaNews) - Mientras la comunidad internacional, con Francia, Estados Unidos y Arabia Saudita a la cabeza, está impaciente por que se elija un nuevo Presidente de la República, daría la impresión de que los libaneses tienen mucho tiempo por delante. Faltan tres semanas para que termine el mandato del jefe de Estado Michel Aoun (31 de octubre), y el país de los cedros sigue a la deriva: todavía no tiene un nuevo presidente ni, peor aún, un nuevo gobierno. Y a pesar de los esfuerzos de Arabia Saudita y Francia, representada por la ministra francesa de Relaciones Exteriores, Catherine Colonna -a quien se espera en el Líbano antes de que termine la semana-, parece muy poco probable que se produzca alguna novedad y la situación cambie radicalmente en el breve espacio de tiempo que establece la Constitución para las elecciones.

Desde el punto de vista constitucional, el legislador había previsto una situación de este tipo. La Constitución (artículo 75) dispone que, en caso de vacante presidencial, los poderes y prerrogativas del jefe de Estado son asumidos provisoriamente por el Consejo de Ministros. Muchos consideran que no habrá una vacante institucional completa, porque todavía está en funciones un gobierno interino que debe ocuparse de los asuntos ordinarios, presidido por Nagib Mikati. Y el Parlamento elegido el pasado mes de mayo está plenamente operativo en sus distintas sesiones.

Sin embargo algunos, como Gebran Bassil, presidente del Movimiento Patriótico Libre (CPL), cuestionan la capacidad de un gobierno dimisionario para asumir funciones presidenciales a título provisorio. En septiembre se llegó incluso a pedir que el jefe de Estado no abandone el palacio presidencial si no se puede formar un nuevo ejecutivo con la confianza de la Cámara. Aunque el últimpo plazo todavía no ha vencido, la posibilidad sigue existiendo, y es fácil imaginar la confusión institucional que se crearía en ese caso.

Por supuesto, el primer ministro y el jefe de Estado se han reunido en varias oportunidades para llegar a un acuerdo sobre la nueva fórmula de gobierno. Pero estos esfuerzos chocan con las exigencias del CPL, que pretende reemplazar algunos ministros para asegurarse de que al menos un tercio de los miembros del futuro ejecutivo le sean fieles y obtener así el derecho de veto en todos los asuntos que requieran una votación. Pero Mikati se opone rotundamente a esta perspectiva, porque considera que terminaría prolongando, aunque sea indirectamente, el mandato de Aoun.

En el frente parlamentario, la Cámara debería reunirse mañana, por segunda vez desde principios de septiembre, para elegir al sucesor del presidente Aoun. Pero esta sesión no tiene ninguna posibilidad de éxito por dos motivos: en primer lugar, el bloque del CPL (21 diputados) no participará, porque la fecha del 13 de octubre simboliza la expulsión del general Michel Aoun del palacio de Baabda por el ejército sirio en 1990. Y en segundo lugar porque ninguno de los dos grandes bloques presentes tiene todavía, cada uno por su cuenta, los 86 votos necesarios (equivalente a los dos tercios de los 128 diputados de la Cámara) para elegir al presidente en primera vuelta con una mayoría de dos tercios, como dispone la Constitución.

La Carta Magna especifica que en la segunda vuelta el presidente es elegido por mayoría absoluta (65 votos), pero ambas partes tienen la posibilidad de impedir el quórum de dos tercios de la Cámara, de manera que esta segunda vuelta no pueda llevarse a cabo. Pese a este hándicap, el embajador de Arabia Saudita, Walid Boukhari, está multiplicando sus visitas en esta etapa para apoyar la candidatura de Mouawad y convencer a los indecisos de la comunidad sunita que, en la sesión anterior, depositaron en la urna una papeleta con la palabra "Líbano". En definitiva, por lo menos 86 diputados deberían unirse y apoyar esta candidatura, y es muy difícil que se pueda alcanzar esa cota.

Todo indica que el próximo presidente libanés será necesariamente el resultado de un compromiso. Hasta la fecha, el único que parece capaz de ganar las elecciones es el comandante del ejército, el general Joseph Aoun. Sin embargo, la Constitución estipula que no puede ser elegido si no ha renunciado a sus funciones oficiales con dos años de antelación, y por lo tanto sería necesario reformar la Constitución. En caso de vacante del cargo presidencial, esta disposición cae automáticamente y ya no hace falta una reforma constitucional. Algunos apuestan por esta fórmula, esperando que la duración de la vacante presidencial sea lo más breve posible.

Queda por ver si el bloque que apoya la candidatura de Michel Mouawad cambia su posición ante la perspectiva de elegir a un militar. La Unión Europea parece haberse alineado con la perspectiva de una candidatura de compromiso. En un mensaje conjunto publicado el 27 de septiembre, los embajadores de la UE afirmaron que "La única posibilidad realista que existe hoy para sacar al Líbano de la zona roja está a punto de perderse [...] debido a la falta de voluntad de compromiso, visión y liderazgo". La pregunta es si alguien presta atención a esta advertencia.