30/03/2015, 00.00
SINGAPUR
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Lee Kuan Yew, luces y sombras del líder que ha transformado Singapur en el modelo de Asia

Centenares de miles de personas han rendido homenaje al histórico fundador de la ciudad-Estado, desparecido el 23 de marzo a los 91 años. De defensor del sindicato a feroz represor de los movimientos obreros. La libertad religiosa condicionada al “bien común de la sociedad”. Los ligámenes con China.

Singapur (AsiaNews)-Centenares de miles de ciudadanos de Singapur han rendido homenaje en estos días a la memoria de Lee Kuan Yew, histórico fundador de la ciudad-Estado, desaparecido por las complicaciones por una pulmonía el pasado 23 de marzo a la edad de 91 años. Los funerales se celebraron ayer, el 29 de marzo, que contó con la presencia de altas autoridades locales e internacionales. Muchos los jefes de Estado y de gobierno presentes. En las exequias estaban presentes también muchos ciudadanos comunes, de todas las razas y religiones según el modelo propuesto- o impuesto- por el líder a la nación.

Entre cuántos han rendido homenaje a su figura habían muchos monjes budistas, hermanas católicas (que hablan de él como de un “padre”), inhábiles, inmigrantes y jóvenes que han han aprendido en los libors o en las familias la historia del “padre-patrón” del Tigre asiático. Sin embargo, de su relación con la religión al modelo “democrático”, del desarrollo económico a la promoción de los “valores asiáticos” que tanto han inspirado a China, hay diversos elementos que le dan más de una sombra en los años de su obrar en los decenios de poder.

Vincent Tan, católico nacido en los primeros años 80, está entre cuántos han participado en la función religiosa que se celebró en la parroquia de S. José, en Singapur. Él habla de sentimientos “contrastantes” en el recordar la figura de Lee, hacia el cual existe un “mixto” de “neutralidad” que se une a un profundo sentido de “gratitud”. Otros juzgan su actitud autoritaria en el mantener el poder, como un elemento necesario para el bien de la nación y en el propósito de conducirla del Tercer  mundo a la faja más elevada y más desarrollada.

Lee Kuan Yew, guio el país con el puño de hierro, aislando a los opositores políticos, tapándoles la boca a los medios y restringiendo las libertades personales, si bien guiando la economía nacional hacia la prosperidad. Y también en la libertad religiosa, si bien reconocida, fue siempre subordinada al “bien común de la sociedad” que está antes que aquella. Por otro lado el anciano líder de Singapur promovió una ley dirigida a “preservar la armonía confesional” que, en realidad, de hecho impuso un control fuerte sobre los espacios de reflexión, el libre pensamiento y la misma posibilidad de  contestar al poder constituido.

También sobre el tema del desarrollo económico, políticas de trabajo y relaciones con los sindicatos, en el anciano líder de Singapur, emergen visiones y proyectos contrastantes. A los inicios de la carrera legal, después de doctorarse en Cambridge en 1949, él desarrolló por algún tiempo la actividad de consultor para los sindicatos. In embrago, como líder político él no dudó en limitar- sino cortar- los derechos de los trabajadores, eliminando al nacer las posibles protestas de los trabajadores inspirados en las revueltas de los empelados portuarios de Londres, Liverpool y Southampton a fines de los años 60.

En estos días diversos cotidianos oficiales chinos, han exaltado la figura de Lee, a partir del “Cotidiano del Pueblo”, que subrayó la capacidad de mantener la estabilidad, favorecer una transición liviana del poder político, combatir la corrupción. Objetivos que, en algún modo, también Beijing está tratando de introducir y perseguir en estos años, sobre todo con el ascenso reciente al poder de Xi Jinping. La agencia oficial Xinhua exalta su fidelidad al credo político y a los valores, “no obstante las críticas y las difamaciones de los medios extranjeros. Él siempre siguió su camino”.

Los vértices chinos han mirado con un mixto de envidia y admiración al líder de Singapur, a menudo obsesionados por los sucesos de su modelo. Beijing buscó de copiar el modelo de “democracia dirigida” y actuada en la ciudad-Estado que, según los críticos, era equiparable a una “dictadura benévola”. U  ideal, unido a los embanderados “valores asiáticos” que había que contraponer a las democracias liberales de matriz occidental.

Pero según el analista Minxin Pei (Cfr, South China Morning Post de hoy), China usa el modelo de Singapur sólo para justificar su gobierno autoritario y no para garantizar un verdadero estado de derecho, como en cambio hizo el anciano líder, aún con tantos límites. Para seguir realmente a Lee Kuan Yew, afirma Pei, China debería como mínimo “legalizar una justicia independiente”. En vez, aquello que los regímenes autoritarios asiáticos tienen en mente- concluye- está “limitado en la perpetuación de su poder”.

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