Las torturas sistemáticas contra los opositores a la Junta birmana
Los testimonios de los prisioneros liberados en octubre gracias a una amnistía general. Durante los interrogatorios, que duran días o semanas, los soldados no hacen preguntas para obtener información, sino que infligen una violencia atroz contra los civiles.
Rangún (AsiaNews/Agencias) – Desde el golpe de Estado del primero de febrero de 2021, la Junta militar de Myanmar ha hecho un amplio uso de la tortura contra los presos políticos. El sitio web independiente Myanmar Now recogió testimonios de prisioneros liberados en los últimos meses tras la amnistía general concedida por el general golpista Min Aung Hlaing. En octubre de 2020, el autoproclamado primer ministro había ordenado la liberación de unos 2.000 presos políticos: fue un intento -fallido- de evitar la exclusión de Myanmar de la cumbre de la ASEAN, que tuvo lugar en otoño del año pasado.
La violencia comienza durante los interrogatorios, que pueden durar varios días e incluso semanas. Los testimonios dan a entender que los militares no estaban tan interesados en extraer información, sino en infligir atrocidades.
Un hombre de 38 años contó su historia utilizando el seudónimo "P2": dijo que durante 20 días, los soldados del régimen lo torturaron cada noche por tres horas en una pequeña habitación: "Llamarla una habitación del infierno sería un eufemismo". El cuerpo de P2 no tuvo tiempo de recuperarse de la violencia, que era ejercida una y otra vez: "Mientras me azotaban, me golpeaban con las porras o me apagaban cigarrillos encendidos, se dedicaban a preparar cables eléctricos para electrocutarme". Sus torturadores nunca le preguntaron nada, pero para evitar que se desmayara y mantenerlo despierto, le apuntaban a los ojos con una luz. Antes de ser liberado, P2 pasó cinco meses en la prisión de Insen y ahora se está entrenando para combatir con las milicias anti golpistas.
Cuando el ejército no pudo encontrar a un miembro de la Liga Nacional por la Democracia -el partido de la ex líder civil Aung San Suu Kyi-, se llevó a su hijo de 20 años y lo torturó. El ex político se entregó con la esperanza de obtener la liberación de su hijo, pero eso no sucedió: "Lo apuñalaron en la frente con unas tijeras. Le hicieron poner tres dedos en un escalón y se los quebraron con la culata de un rifle", dijo el padre. "También lo golpearon luego de atarle las manos a la espalda. Lo hicieron en la habitación contigua a la mía para que pudiera escucharlo". Padre e hijo fueron torturados dentro de un centro de interrogatorios en Meiktila, cerca de Mandalay.
"Lo llaman interrogatorio, pero ni siquiera nos dejaron hablar. Fue una paliza tras otra mientras estaba esposada con las manos a la espalda", dijo Saw Han Nway Oo, una mujer trans de 24 años detenida en septiembre. "Me golpearon sobre todo en las piernas, por turnos. También me retorcieron las puntas de las uñas con unos alicates". Posteriormente fue enviada a la comisaría de Mandalay, donde fue torturada por los mismos agentes. "Me cortaron la piel con cuchillos, dos veces en la nuca y dos en el estómago. Las heridas no eran muy profundas, pero sí lo suficiente como para cortarme las venas. Fue realmente doloroso", explicó.
Según los datos recogidos por la Asociación de Ayuda a los Presos Políticos, hasta el momento han arrestado a más de 11.000 personas y el ejército ha matado a casi 1.400. Miles permanecen en prisión sin haber afrontado un juicio previo.
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