Las raíces del islamismo violento están en el islam, palabra de musulmán
Luego de cada atentado terrorista, tiende a decirse: “Esto no es el islam”. Sin embargo, esos actos criminales son justificados e inspirados por textos que son una referencia para los musulmanes y para las instituciones islámicas del mundo. Es urgente que haya una reforma del islam desde dentro, que sea encarada por los mismos musulmanes. La convivencia con las otras religiones es el camino para rescatar al islam de la esclerosis y del estancamiento.
París (AsiaNews) – Luego de cada atentado terrorista, tanto en Egipto como en París, y en Occidente como en Oriente se alzan las voces para acusar al islam o para liberarlo de la culpa. Estas voces se dividen y tal vez entran en conflicto: una situación que no hace sino organizar aún mejor el terrorismo islamista, el odio y la división entre las naciones.
En mi contribución quiero referirme a la frontera que existe entre el islamismo y el islam. Las preguntas de multiplican y atormentan nuestras mentes, haciendo surgir fenómenos que necesitan ser analizados y resueltos. Son muchos los musulmanes que, como yo, pensamos que resulta inadmisible aplazar la problemática del terrorismo islamista en esta etapa crítica que apunta al futuro del islam, de los musulmanes y del resto de la humanidad.
El islamismo penetró en la esfera política en los años veinte del siglo pasado, con la aparición de los “Hermanos musulmanes” en Egipto y la “Jamaât at-tabligh”, en la provincias indias, con el objetivo de re-islamizar a los musulmanes indios.
Estos dos grupos, que en sus orígenes eran apolíticos, han optado por tomar una senda política y quizás armada para alcanzar sus objetivos, sobre todo la instauración del Califato, un hecho considerado una obligación religiosa. Estos dos movimientos son la fuente de inspiración de todas las corrientes islamistas actuales, sean éstas violentas o pacíficas. Estos son movimientos que se inspiran en antiguas interpretaciones del Corán y de la sharia, como hace el Estado islámico en Irak y en Siria, o Boko Haram en Nigeria. Lo sabemos: el terror es sembrado en todo territorio donde encuentre refugio el islamismo, esta ideología devastadora. Los que no están de acuerdo con el islamismo son asesinados o empujados al exilio. Frente a esta peste, ¿debemos estar callados o decir las cosas sin hipocresía alguna, y sin huir de la realidad?
Los musulmanes reniegan del vínculo que se traza entre Daesh y sus matones por un lado, y del islam por el otro. Para ellos, esos son grupos que no representan el islam. Y sin embargo, sus actos criminales son justificados e inspirados por textos que son la referencia de los musulmanes y de las instituciones islámicas. Por este motivo, para la mayoría de las personas que no son musulmanes, ese Estado diabólico es considerado como una representación fiel del islam.
Para nosotros, ambos tienen razón: todo depende del punto de vista por el cual se opte, de nuestros conocimientos teológicos, ideológicos y políticos, puesto que dentro del islam estos tres elementos se encuentran íntimamente unidos.
El islamismo, la enfermedad del islam o su hijo maldito, es el sentido puro del nihilismo y la alienación cultural y cultual, la peor tragedia generada por la ignorancia consagrada y la falta de espíritu racional y crítico. Se trata de aplicar a la letra y de ser fieles a la "ley islámica". Dicho de otra manera, todos los argumentos de la galaxia islamista - como Daesh, Boko Haram y otros grupos - a los cuatro rincones del mundo se registran en el corpus y la cultura islámica como se enseña en Al Azhar en las facultades islámicas, y cientos de miles de mezquitas diseminadas en el este y el oeste.
Es casi imposible negar el vínculo entre el islam, por un lado, y el corpus islámico, las antiguas interpretaciones del Corán y los hadices en el otro: entre los dos hay una historia pasional.
Por otra parte, estas enseñanzas son ahora la principal fuente del fanatismo religioso de las nuevas generaciones.
Daesh y los diversos grupos terroristas y políticos islamistas no han inventado nada, no han añadido palabra alguna, alguna nueva idea o tema a lo que encontraron en los libros de referencia de la teología musulmana. [Estos son] una verdadera colección de ideas muertas, venenos y tóxicos, llegados de fuera de las antiguas interpretaciones del Corán y los hadices. Lo que estamos viviendo hoy es una prueba de ello.
Esta situación perjudica principalmente al islam, bloqueado y transformado, se convierten en una fuente de una doctrina perniciosa; a continuación, todos los musulmanes, corren el riesgo de ser excluidos de las demás naciones, siendo aislados y en especial arruinar la convivencia con los otros componentes de las diferentes religiones en el pleno respeto, en la paz y la fraternidad.
Por lo tanto, hoy, exigimos la modernización, la reforma del islam desde dentro, y sobre todo aceptar las interpretaciones contemporáneas del Corán hechas por nuestros exégetas de hoy, cartesianos y racionales, que -además - tienen un sentido de la crítica.
Los musulmanes deben darse cuenta y sin duda del peligro de esta situación, ya que en el islam como se concibe, visto e interpretado no existe frontera con el islamismo: es la encarnación del propio islam. Hoy es necesario para ellos terminar el coro habitual al cual se retorna [que se siente] después de cada ataque islamista: "Este no es el islam."
Es urgente que se tome esta situación en las propias manos y comenzar a pensar y actuar en plenitud. Todo tiene que ser hecho de nuevo, desde las antiguas interpretaciones del Corán, las metodologías de análisis, a través de la jurisprudencia (figh) y las referencias de la ley religiosa.
Por esto, es necesario un trabajo de base que permita ver lo verdadero y lo falso y separarlos. El mal debe sepultarse y lo verdadero debe apoyarse, desarrollarlo, hacer de eso una fuente de paz y coexistencia entre sí mismos (sunitas y chiítas) y también con otras naciones y / o religiones.
Esto es lo que llamamos "la barrera" (la frontera) entre ellos y el islamismo. De lo contrario, nuestra existencia seguirá viviendo en el miedo y la incertidumbre de la seguridad, y el islam como una religión no puede seguir siendo explotada, esclerótica y estancada.
Lo hemos dicho muchas veces, la ignorancia consagrada y el fracaso de la reforma intra-islámica no hacen más que ofrecer el islam de las ametralladoras, las espadas y los atentados suicidas.
En un dicho atribuido al Profeta, él había anunciado la llegada de los reformadores. Pero, al parecer, o los musulmanes no han descubierto los verdaderos reformadores o están mal en la comprensión de la dirección de la reforma. Toca a ellos ahora hacer recortes con toda urgencia.
En cuanto a Occidente, tienen razón para tener miedo, ser islamófobo y acusar al islam, porque somos el fruto de este árbol llamado islam y se les ha presentado un islam cansado y agobiado por la historia. Ellos tienen razón, porque los musulmanes no se atreven a reconocer el mal, extrayéndolo y eliminándolo. Eso está [ahora] entre ellos y si ellos no intentan hacer una división tal, el futuro será crucial y la brecha entre los musulmanes contemporáneos y otras naciones se ensanchará y profundizará la miseria de esta religión, la cohabitación entre los mismos musulmanes y el resto de la humanidad.
Kamel Abderrahmani
17/12/2016 13:14
19/10/2018 11:40
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