Las esperanzas chinas de Tiflis
Una nueva autopista "made in China" atravesará el intransitable valle de Rikoti, en el centro de Georgia. Beijing está asumiendo un papel protagonista en la vida del país, tradicionalmente dividido entre la influencia de Moscú y la de los países occidentales.
Tiflis (AsiaNews)- Un importante proyecto para construir una nueva autopista está suscitando muchas esperanzas para el futuro de Georgia. El nuevo camino atravesará el intransitable valle de Rikoti, en el centro de Georgia, y tendrá más de 50 kilómetros, 96 puentes y 53 túneles, con un costo previsto de unos mil millones de dólares, que cambiará por completo el panorama del corazón del país.
Los líderes del Gobierno de Tiflis cuentan con que este proyecto sea el comienzo de una nueva temporada de inversiones chinas en Georgia, que podría reactivar la economía después de 30 años de guerras civiles, colapso económico y la pérdida de dos regiones tras el conflicto con Rusia en 2008-2011. Al mismo tiempo, la población local teme las consecuencias de las grandes obras viales.
La nueva autopista podría dejar incomunicados a varios pueblos pequeños, como Šroša, famoso por la producción de cerámica artesanal. Una artista local, Zoi Giorgadze, habló con los periodistas de Azattyk, y afirmó que "la nueva ruta es, en general, una oportunidad positiva para el país, pero pocos piensan en cómo afectará a gente como nosotros, que perderemos todo lo que tenemos por la realización de un proyecto gigantesco".
La realización del proyecto cambiará toda la logística del transporte en Georgia, donde actualmente es muy difícil conectar las distintas regiones. La distancia entre la capital, Tiflis, y la costa del Mar Negro se reducirá a la mitad, lo que impulsará enormemente el turismo. No sólo se conectarán el este y el oeste del país, sino que en general se creará un amplio corredor entre Europa y Asia, del cual Georgia es una de las fronteras.
La invasión rusa de Ucrania ha acelerado los esfuerzos del gobierno georgiano, ante las transformaciones comerciales que llevarán a las navieras de Occidente a superar las rutas hacia Asia, a través de los puertos de enlace rusos. Para ello es necesario corregir los contratos que se firmaron desde 2018 y que hasta ahora han sufrido numerosos retrasos y complicaciones. Estaba previsto que las obras comenzaran en 2020 para que pudieran inaugurarse en 2023, y ahora es imperativo empezarlas cuanto antes.
Las inundaciones y los derrumbes del pasado mes de marzo provocaron el cierre de muchas carreteras y daños en algunas vías principales, lo que causó preocupación entre ecologistas y geólogos. Los expertos creen que los daños se deben en gran parte a fallos crónicos en la construcción, que debilitaron los cimientos del terreno montañoso no muy lejos del propio valle de Rikoti. Según Arčil Magalašvili, profesor de geología de la Universidad de Tiflis, a quien los chinos confiaron la consultoría de esta obra, tras los desprendimientos será necesario realizar nuevos controles del terreno, "rehacer las cuentas y modificar el plan de construcción, teniendo en cuenta los nuevos riesgos", lo que podría aplazar de nuevo las obras indefinidamente.
Por el contrario, los chinos están presionando para intensificar los trabajos, reforzando la protección en las cimas de las montañas con brigadas mixtas de trabajadores chinos, georgianos y de otros países. China está asumiendo un papel principal en la vida del país, tradicionalmente dividido entre la influencia de Moscú y la de los países occidentales. Desde 2017 también está vigente un acuerdo de libre comercio con Beijing.
El grueso de las inversiones chinas se centra en la logística y el transporte, lo que incluye también la reconstrucción de las líneas ferroviarias georgianas, así como la apertura de una gran zona comercial en las afueras de Tiflis, por un costo de casi 200 millones de dólares. Algunos de los contratos suscitan diversas críticas, como el que se firmó con la empresa Sinohydro, acusada de daños medioambientales y defectos en las obras de construcción y de otro tipo. El gobierno asegura que tiene pleno control sobre todos los contratos y obras, y que las empresas chinas son las más competitivas y seguras entre las muchas con las que se han discutido proyectos para construir la "nueva Georgia".
Foto: Flickr / Jelger Groeneveld
14/02/2022 13:02